Capítulo 1. Un comienzo

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Selene
Ha empezado un nuevo curso, una nueva etapa. Ya no vale dejar todo para el último momento, no vale tomárselo todo a broma.
Ha empezado un nuevo curso y toda va bien, como cada año.
Ella ya sabía que primero de bachillerato no iba a ser fácil.

Como todo los años, los alumnos de bachillerato empezaban un día después que el resto. Tenían que ir como todos al salón de actos y esperar a que el director hiciera la presentación de bienvenida aburrida de siempre y que el jefe de estudio les dijera con quién y en qué clase les había tocado.

Selene había quedado con Bea y Patricia en la puerta del instituto para entrar juntas. Hablaron un poco del verano mientras entraban al pabellón del salón de actos. Allí recordaron la obra de teatro en la que participaron Silvia y ella y se rieron mucho pensando en todo aquello, además comentaron qué tal lo estaría haciendo Silvia en el instituto de artes junto a los demás compañeros de teatro. El salón de actos estaba lleno de gente, con mucho ruido, risas y charlas hasta que el director mandó silencio y comenzó con su discurso. Al rato el jefe de estudios hizo una pequeña introducción y comenzó con el reparto de clases. Las tres amigas ya sabían que Bea no habría con ellas porque había cogido letras. Al terminar, cada uno se fue a su clase ya la hora del recreo se volvieron a juntar y comentar con quien les había tocado, los profesores, los horarios, etc. Mientras hablaban, Selene aprovechó para mandar un mensaje a Silvia.

—¿Qué tal el nuevo instituto?

—Lo poco que he visto bien.

—Me alegro mucho. Aquí todo está como siempre.

—Me lo imaginaba jajaja

—Jajaja

Antes de apagar el teléfono vio el chat de Alexander, el último mensaje dijo "Ya verás, bachillerato no es nada" y eso esperaba Selene.

Alexander

"Ya verás, bachillerato no es nada" fue lo último que le dijo a Selene la noche anterior, esperaba que empezase la nueva etapa tranquila.

El último curso empezaba ese mismo día. El último y más importante en el que le tocaría estudiar como nunca y no se podría permitir ningún tipo de distracción.

Esa mañana mientras se preparaba para ir a la presentación del primer día reflexionó sobre cómo sería este nuevo curso y pensó en que una vez terminase no volvería a ver a mucha gente y se alejaría de otros. Y aunque no pensaba estudiar en otra ciudad, muchos de sus caminos se separarían.

Al entrar al instituto vio a Jorge, su inseparable amigo, a lo lejos y se acercó a él.

—¡Jorge!

—¡Eeh! Álex, ¿qué pasa? ¿Nervioso?—le saludó su amigo con una amplia sonrisa.

—Menos que tú seguro.

—No sabes cuanto. Nerviosito por ver si me toca lejos de ti por fin —bromeó.

—Más quisieras — dijo dándole un puñetazo amistoso a Jorge.

Como todos los años anteriores les tocó juntos y al llegar a su clase cogieron los sitios de más atrás, como siempre.

Nada había cambiado.

Selene

Nada había cambiado y los primeros días de clase le seguían haciendo mucha ilusión a Selene.

Se levantó cuando la alarma sonó a las siete de la mañana. Tardó en decidir qué ponerse pero se vistió rápido y desayunó aún más rápido, se aseó, cogió la mochila y salió rápidamente hacia el instituto.

Cuando llegó a su pabellón vio una melena larga, ondulada y castaña, era Patricia junto a otros compañeros y se acercó a ellos.

—Hola chicos, dijo bostezando.

—Hola—contestó Patricia.

—Estoy agotada.

—Se ve—dijo el alto de Hugo que acaba de llegar.

—¿A qué sí?—Se rió Selene.—Hoy he dormido como el culo.

—¿Por qué?—preguntó Patricia.

—Y yo qué sé. No he hecho más que dar vueltas en la cama—volvió a bostezar.

—En quién estarías pensando, eh ...—bromeó Patricia dándole con el codo.

—Ja ja, qué graciosa.

Las dos amigas se apartaron del grupo y hablaron de mil cosas hasta que Patricia tocó un tema que le interesaba mucho.

—Ya no nos cuentas nada de Alexander.

—¿Y qué quieres que os cuente?

—¿Seguís hablando?

—De vez en cuando, ¿por?

—Por nada—la miró de soslayo y Selene suspiró.

—Tía, es que no sé qué hacer con mi vida. Ya estamos en septiembre y todavía no se si puedo cambiar lo de tenis a  los lunes y miércoles ... — contestó desesperada. 

—¿Por ir con él?

—Pues claro. Y encima no le entiendo. O sea, el no sabe que me gusta, pero me manda muchos mensajes que me confunden y no sé cómo interpretarlos.

—Pues dile lo que sientes. Lleváis hablando y quedando durante todo el verano, ¿no es hora de que se lo digas?

—¿Y estropearlo todo? No, paso totalmente.

—Buenos días, chicos—saludó la profesora al entrar.

—Buenos días—contestaron todos.

—No se lo pienso decir—susurró Selene.

—Como tú quieras.

La clase comenzó y a Selene le costó concentrarse, pero al final lo coniguió. Sin embargo, al terminar la clase tuvo la tentación de mirar su chat y lo hizo. Estaba escribiendo.

Alexander

Estaba en línea y había escribirla. Pero no sabía qué decirle. Desde ese último mensaje de ánimo no habían vuelto ha hablado y le resultaba raro hacerlo ahora pero al final se decidió.

—¿Sigues asustada de bachillerato?

La respuesta no se hizo esperar.

—Bastante jajajaja

—Si acaba de empezar

—Por eso jajajaja

    Viene mi profesor, te dejo.

—Adiós

Aunque no fue ni un minuto de conversación se sintió satisfecho y comenzó su siguiente clase sonriendo.

Yo qué sé, pues normalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora