Cambios

2 0 0
                                    

    El cielo azul despejado, un sol fulminante y el Misti fueron testigos de aquella vez que por azares del destino me vi obligado a correr como alma que lleva el diablo, pues aquella tarde sofocante de abril acaeció algo que jamás olvidaré: vi a alguien idéntico a mí.

    La cosa fue que estaba en un páramo haciendo mis necesidades, pues me apeteció pasear a las afueras y no había dónde, así que me fui detrás de unas rocas. El aire era caliente y pesado, los vientos parecían haber huido a quién sabe donde. Las quemantes y ardientes rocas  repelían todo contacto de la piel desnuda. Terminado aquél asunto tan prosaico pero necesario, caminé con desgano, el sol me daba en toda la espalda, que ya sudaba. Ya decidido a abandonar aquél inhóspito lugar, me dirigía por un sendero que estaba seguro me llevaría a corto plazo a aquél conjunto de casas que acababa de visualizar. Subiendo una pendiente y con la frente mojada por el sudor fue cuando escuché a mis espaldas un sonido que al poco creí identificar con una voz de hombre. Al voltearme no vi nada, salvo una roca grande. Al retomar mi camino y avanzar tres pasos fue cuando la voz se repitió con una claridad que no dejaba ni el más minimo ápice de duda: era la voz de alguien escondido tras la roca. La voz simplemente dijo mi nombre, y yo, temeroso de quién pueda ser, ya que tengo un círculo corto de amistades, y al no reconocer familiaridad en su voz, activé todos mis sentidos. Tal fue mi perplejidad, y luego el pánico, cuando vi que la extraña aparición era nada más y nada menos que yo mismo.

    —Cálmate, no pasa nada, soy tu yo del futuro.
    —Qué…
    —Relájate y escúchame bien, últimamente, en el futuro me han pasado cosas, he pasado por muchas experiencias, como verás, me veo algo mayor, y es que tengo ya 30 años.
    —Sí… te escucho.
    —Quiero cumplir una fantasía.
    —Ah, ¿cuál?

    Fue luego de lo que me dijo que empecé a correr como un maldito desquiciado, sobre todo al ver aquel objeto que tenía entre las manos, y al notar ciertos cambios en ciertas partes innobles de su ser. Me pregunto qué fue lo que me pasó, cómo es que una persona en ocho años pueda cambiar tanto, cómo es que el futuro puede sufrir cambios tan así de drásticos en tan corto tiempo. Ahora duermo con miedo, vivo cambiando de domicilio y de trabajo y frecuento lugares con alta concurrencia. No sea que mi otro yo aún siga en esta época, persistiendo en sus malsanos propósitos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 19, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

RELATOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora