🌊 ; 𝐎𝐜𝐞𝐚𝐧 | AgencyShipping

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El tiempo iba pasando, el hilo rojo se iba uniendo cada vez más a sus destinatarios. El amor crecía en ella, al imaginar una vida con esa hermosa persona conocida. La llamarían loca, pero se había enamorado en corto tiempo. No le importaba, de por si le quedaba vida por explotar cada rincón que había en Black.

—Señora Crystal, no puedo creer qué esto este pasando con su hija —la voz de Cheren resonaba en toda la habitación. Tan fuerte se escuchaba que el ambiente donde estaban se había puesto tenso. La madre de White no podía creer lo que estaba ocurriendo, todos sus planes estaba echando a la borda por simples caprichos de su hija, educada estrictamente, para evitar este tipo de sucesos.

—Joven Cheren, no puedo hacer nada al respecto. Mi hija, es algo complicado de explicar. Sus hormonas están por el cielo, no soy nadie para detenerla —se escuchaba frustrada al poder encontrarle una solución al problema. Llevo sus dedos a sus lentes para acomodarlo, una migraña venía atacando en esos momentos —. ¿Usted tiene un plan para detener lo qué sucede?

—Ninguno, solo sé que las quiero en mis brazos. Tendrá todo lo que necesite en su vida, no entiendo por qué quiere irse con uno de tercera clase, asco dan esa gente —el estrés podía colapsar con él, ya no aguantaba la ansias de tener todo en sus brazos.

El amor ya se encontraba en su etapa de florecer para demostrarle a todo mundo. La gente a su alrededor estaba dándose cuenta, uno viéndolo lo bonito que es el amor joven y otro juzgando por sus clases sociales. A ellos sin importarles, siguieron bailando al ritmo de la música que sonaba. Sus miradas cada vez se conectaban, gritando a todo pulmón que se necesitaban uno al otro, nadie podía impedir eso.

Ver el atardecer juntos tomado de la mano, cómo si fueran protagonista de alguna película de romance. Viendo cómo los delfines saltan de superficie para admirar la belleza que provoca los rayos del salón. Tomado de uno al otro, lo llegan a admirar la belleza natural que les ofreció la naturaleza.

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—te dedicas a dibujar? —preguntó con curiosidad White.

—¡Sí! Tengo muchos dibujos en mi mochila —fue sacando uno por uno, mientras que White tomaba cada uno con cuidado. Apreciando el arte que creaba con mucha delicadeza—. Me dedico al arte del desnudo, ya sabes, pocas veces soy de rostros, soy más de cuerpo completo.

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En la habitación, se encontraba un ambiente algo tranquilo. La concentración de Black se encontraba tallando en una hoja de papel el cuerpo de White, junto al regalo que le obsequió el mismo. Aquel collar le había dado un toque que hacía resaltar junto al cuerpo de la mujer.

—¿Escuchaste eso, Black? —rapidamente se levantó de la cama donde se encontraba la castaña. Con sus manos rápidamente arreglo su cabellera para transformarla en la coleta que llevaba a todas partes consigo.

—Creo que es tu madre, con algunos de los guardianes acompañándola —se paro alarmado por lo que sucedía en esos momentos. Asustado, tomó la mano de White y buscaron una salida para alajarse del lugar.

—¡Atrapen a esos fugitivos! —ordeno de manera brusca la madre de Crystal. Los guardianes hicieron caso a sus órdenes, comenzaron a corretear por todo el barco a este par de revoltosos. Su trabajo sería difícil, después de todo había muchas opciones para esconderse y los encargados de encontrarlo, se le haría una tarea difícil saber de su paradero.

Tomado de las manos, recorren una gran parte del S.S. Anne, descubriendo grandes habitaciones con diferentes temáticas. Se percataron de la cantidad inmensa de la gente que había, así que se le haría difícil encontrarlos. Llegaron a la parte inferior del barco, las maquinarias de barco, donde había gente de tercera clase ayudando con el mantenimiento y detalles de Anne.