Decisiones

¿Qué somos?

Después de las uvas habían acabado en una fiesta privada junto a la Mari, su novio Pablo y África, con las que nada más verse se abrazaron como si hiciese 4 años desde la última vez, justo antes de ponerse a perrear como si lo fuesen a prohibir al día siguiente. Alba y Natalia no se separaron en toda la noche, bailando, bromeando, riendo y disfrutando al máximo de cada segundo compartido. Alba no terminaba de creerse que la morena hubiese aparecido por sorpresa en Madrid dispuesta a pasar aquella Nochevieja juntas, y Natalia no podía disimular la felicidad que le provocaba ver el brillo que se había grabado en los ojos de la ilicitana desde que se habían encontrado aquella noche.  En un momento de la noche decidieron salir a fumarse un cigarro a una especie de almacén que había en la parte de atrás de la sala. Después de haber pasado tres meses encerradas, los sitios con demasiada gente todavía las agobiaba un poco.

A: Mira, tú y yo saliendo a fumar juntas de madrugada, igual que en la academia. -Dijo haciendo referencia a aquellos ratos que compartían después de cada gala en la terraza-.

N. Ya ves. -Tras los segundos que tardó en encenderse el cigarrillo, Natalia se apoyó en una de las paredes junto a la rubia-. Es como super raro todo esto.

A: ¿El qué? -Preguntó sin entender muy bien a qué se refería-.

N: No sé, el estar fuera y tener la libertad de hacer lo que te de la gana sin que haya cámaras apuntándote... Es como que mi cuerpo ha salido pero que mi mente sigue un poco como encerrada en la academia. Una cosa muy rara, tía -Dijo riéndose ante lo loca que le había parecido su confesión-.

A: Sí, entiendo lo que quieres decir, y yo creo que estamos todos igual ahora mismo, ¿eh? Quieras que no es un cambio muy brusco, y es como que hemos vuelto a nuestras vidas pero ya no son las mismas que dejamos cuando entramos en la academia, y es raro y cuesta asimilarlo.

N: Totalmente. -Asintió sintiéndose totalmente identificada con la sensación que acababa de describir Alba-. De la cárcel se sale, pero de Operación Triunfo nunca -Bromeó imitando el acento ruso que a veces ponía Julia en la academia, provocando la carcajada de la ilicitana-.

Después de aquella broma ambas quedaron en silencio por unos minutos. Natalia, a la que siempre le había fascinado la forma que tenía Alba de soltar el humo del cigarrillo tras cada calada, no pudo evitar acercarse a ella para dejar un beso en la comisura de sus labios, notando como la rubia soltaba un pequeño suspiro y bajaba la mirada, lo que preocupó a la morena.

N: Ey. ¿Qué pasa, Albi? ¿He hecho algo que te haya molestado? -Preguntó preocupada, viendo como la ilicitana se apresuraba a negar con su cabeza-.

A: No, para nada Nat. Es sólo qué... Estos días separadas he estado dándole vueltas a la cabeza y... ¿Qué somos? -Alba dejó escapar un suspiro de frustración al no ser capaz de encontrar las palabras que le permitieran hacerse entender, y tras agachar un momento la mirada para intentar ordenar sus pensamientos, volvió a mirar a Natalia mientras entrelazaba los dedos de sus manos-. O sea, sé que me gustas muchisimo y que me encanta estar contigo, pero no hemos vuelto a hablar desde que salimos y yo... Me da un poco de vértigo todo esto. Me asusta no saber qué es lo que tú esperas de esto, que nuestra relación pueda cambiar ahora que hemos vuelto a recuperar nuestra vida, que hayamos malinterpretado las cosas, que... No sé. Me supera un poco todo esto y me da miedo que pueda acabar afectando a nuestra relación.

N: Albi, mírame. -Pidió levantándole la mirada del suelo para que pudiese mirarla directamente a los ojos-. Yo también he estado pensando mucho, también se me han pasado mil dudas por la cabeza y me da un poco de vértigo todo esto, pero tengo muy claro que te has convertido en una persona muy importante para mí, que te quiero muchísimo y que quiere tenerte en mi vida porque eres el mejor regalo que me llevo de OT. -Dijo segura, aunque sin perder ese halo de timidez que tanta ternura despertaba en Alba-.

A: Yo también te quiero mucho, Nat. -Dijo abrazándose a ella-. Desde que nos conocimos en los castings fue como si te conociera desde antes y sentí una conexión contigo que no había tenido con nadie. Por eso me asusta un poco todo esto, Nat, porque me da miedo que las circunstancias de estar allí encerradas hayan hecho que lo vivamos todo con mucha más intensidad y que al salir nuestra relación pueda cambiar... No sé si me estoy explicando bien. -Se quejó jugueteando nerviosa con sus manos-.

N: Te explicas perfectamente, Alba, y te aseguro que te entiendo porque yo tengo las mismas dudas y los mismos miedos que tú. Y creo que es normal porque aun no nos hemos acostumbrado a esto de ser otra vez "libres" y volver a tener vida. Pero mira, tú me gustas, yo te gusto.... ¿Por qué te gusto, no? A ver si ahora... -Bromeó intentando quitarle algo de hierro al asunto, consiguiendo provocar una carcajada en Alba-. No, enserio. Nos gustamos, estamos cómodas la una con la otra... eso es lo único que importa. Vamos a dejarnos llevar, a disfrutar de esto que tenemos, sea lo que sea, a ir acomodándonos a nuestra nueva realidad, hacer lo que nos apetezca, y el tiempo dirá. ¿No crees? -Preguntó buscando la aprobación de la rubia-.

A: Creo que me tocó la lotería el día que te conocí, sinceramente. -Dijo justo antes de abalanzarse sobre ella como si fuese un koala, dejando miles de besos en su mejilla-. Te adoro.

N: Y yo a ti, koala.

Antes de separarse Alba dejó un suave beso en los labios de la morena. Más que un beso fue una caricia, un pequeño gesto en el que se dijeron que les llevara donde les llevara aquello, estaban juntas y caminaban de la mano en la misma dirección. Poco les duró el rato de tranquilidad, porque solo unos minutos más tarde aparecieron por allí África y Marina reclamándoles por haberlas dejado tiradas en medio de la fiesta para irse de "fumeteo", y acabaron volviendo a la fiesta al ritmo de una "conga reggeatonera", como la había llamado África, a la que pronto se fue uniendo el resto.