PROLOGO

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Estaba sentado una vez más bajo aquel árbol donde podía descansar y dejar bajo el todo mi dolor y mi sufrimiento  como siempre lo hacía, siempre me gusto estar ahí porque podía olvidar todos los problemas que me atormentaban, mi dolor y mi sufrimiento se iban mientras veía como el sol caía una vez más pintando el cielo con un color rojizo que solo él le sabe dar. Inhale fuerte por la nariz y deje salir una fuerte bocanada de aire, pude sentir como mi respiración se camuflaba con la brisa, luego él se sentó una vez más a mi lado, mire su rostro pero como de costumbre no podía ver su rostro, solo veía su silueta ya que era se veía algo borroso; él nunca me miro solo se sentó a ver el atardecer, respiro profundo y me dijo: -Que bello atardecer ¿no crees?- voltee la mirada hacia el horizonte y asentí con la cabeza mientras le respondía -Si, es muy hermoso.
Luego me preguntó: -¿La encontraste?- no supe de lo que hablaba y le respondí con otra pregunta -¿A quién? - soltó una sonrisa para luego decir –El otro extremo de tu hilo rojo… ¿la encontraste?-  nunca supe con certeza como sabía todo de mi sin habérselo dicho antes, le respondí algo inquieto –Si…- nunca aparto su mirada del atardecer pero él podía sentir que no estaba bien, es algo en lo que él es experto y es algo que al día de hoy no comprendo el ¿Por qué?, me hizo otra pregunta mientras cada vez se oscurecía mas el cielo –Y ¿Por qué la dejaste ir? – baje la mirada al césped y con una voz  temblorosa respondí  -Porque no podemos estar juntos…- el me miro y aunque yo no a él podía sentir su mirada de compasión, luego de mirarme como si fuera un niño necesitado me pregunto  -¿por qué lo dices? Se ven tan bien juntos, y se nota que ella también te quiere- es sorprende la facilidad con la que esas simples penetraban en mi corazón, con lágrimas en los ojos respondí –No está escrito en el destino que estemos juntos- por alguna razón sonrió al escuchar mi respuesta, siempre ha sido muy extraño pero nunca le di importancia ya que siempre estuvo para escucharme, -¿En que momento dejaste de escribir tu destino? – dijo antes de levantarse e irse tan casualmente como llego…
Desperté de golpe en mi habitación con la respiración agitada y lágrimas en los ojos-fue solo un sueño- dije mientras frotaba mis ojos con mis muñecas intentando secar las lágrimas; luego recordé lo último que me dijo aquel hombre antes de que despertar “¿En qué momento dejaste de escribir tu propio destino?”, mientras caía una lagrima por mi mejilla deje Salir unas palabras acompañadas de un pequeño sollozo –Gracias por el consejo…

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