―Es hora de divertirnos un poco―Jude chasqueó los dedos. Samford sabía qué significaba esa señal―. Triángulo letal.
Los tres jugadores de la Royal Academy se dispusieron a realizar dicha super técnica, que desde luego iba a ser un gol asegurado.
Sin embargo, una centrocampista del Raimon se interpuso en la trayectoria del disparo. Trató de pararlo con su propia pierna, pero como era de esperar, el tiro terminó impactando con el portero, aunque no con la fuerza inicial.
David en ese momento no sabía si pensar que era o muy tonta o muy valiente.
―Oye chica, ¿es que quieres lesionarte?―preguntó mirándola desde arriba, con superioridad.
―¡M-Maya!―gritó Mark, agarrando el balón como buenamente podía.
―Estoy bien, Mark―dijo ella levantándose del suelo.
Se quitó muy dignamente el polvo del uniforme y caminó hasta quedar frente al albino.
―¿Te parece bien hacerle daño a alguien por diversión?―preguntó indignada.
Esto le tomó por sorpresa a Samford. ¿Cómo podía hablarle así a un delantero de la Royal? El chico frunció el ceño.
―Jude, esto no nos sirve ni para entrenar―habló lanzándole una mirada despectiva a la chica. Esta se la devolvió, sin achantarse por nada del mundo. Pero esa expresión de determinación fue sustituida por una mueca de dolor y cayó al suelo agarrándose la pierna que había utilizado.
Sintió el impulso de ir a ayudarle, en parte había sido culpa suya.
En medio de este conflicto interno, Jude lo sacó de sus pensamientos recordándole que debían limitarse a cumplir las órdenes del comandante. Era cierto; que no se hubiese puesto en medio.
Pero al hacer contacto visual con esos ojos tan profundos se dio cuenta de le que hubiese gustado encontrarse con ella en otra situación, en otro contexto.
Así es como ambos se conocieron. Ninguno de los dos tenía idea de que serían compañeros de equipo en la selección. Ni mucho menos de que se llevarían tan bien.
Ese día todos los del equipo tenían la noche libre para ir a la feria. Se lo merecían, estaban ganando todos los partidos. Cada grupito de amigos iba un poco por su cuenta.
David se fijó en que Maya estaba sola, mirando fijamente un puesto en el que se podían conseguir peluches.
―Chicos, enseguida os alcanzo―dijo sin apartar la vista de ella.
―Vale, vamos a buscar a Mark y Axel―respondió Jude. Caleb se limitó a asentir desinteresadamente y ambos continuaron su camino.
Samford se acercó a la chica, que seguía ensimismada en los peluches.
―¿No te decides?―preguntó a modo de saludo.
―David, mira. ¡Mira qué cosa tan adorable!―contestó ilusionada señalando uno de los peluches. Era un pingüino de tamaño considerable.
Al delantero le brillaron los ojos por unos segundos. Tenía que conseguirlo.
―Déjamelo a mí, soy experto en pingüinos―sentenció seguro de si mismo.
El comentario le hizo gracia a la chica, tantas super técnicas que involucraban pingüinos tenían que servir para algo. Y lo cierto es que a ella le encantaban esas super técnicas.
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Por ellos - Oneshots de Inazuma
RomanceEn la vida más cotidiana de los chicos del Raimon (cuando no están compitiendo contra alienígenas ni están viajando en el tiempo para salvar el fútbol) también hay sentimientos. ¡Os invito a conocer cómo nuestros jugadores favoritos actúan en un á...