-Cariño despierta- dijo Harry mientras repartía besos por toda mi cara.
-Cinco minutos más- susurré pegándome a él.
-¡Cariño!- rió abrazándome- Vamos a llegar tarde al aeropuerto.
Abrí los ojos como platos y lo miré. Hoy cogíamos el avión a Francia y pasaríamos allí una semana. La noche anterior revisé mil y una vez que todo estuviera dentro de las maletas. Harry no dejaba de soltar comentarios sobre el viaje, ambos teníamos muchas ganas.
-¿Por qué no me has llamado antes?- bufé.
-Es que estabas tan mona dormida que no podía- suspiró.
Miré el reloj extrañada, aún quedaba una hora para que la alarma sonara. No entendía por qué mi chico me había mentido. Tal vez era un despiste por la emoción del viaje.
-N-no te preocupes cariño- lo besé.
-Venga corre, vamos a desayunar- dijo mientras tiraba de mí.
-Ya vooy, tranquilo- reí y lo seguí hasta la puerta, no sin antes ponerme mi bata.
Harry abrió la puerta de la habitación y andamos hasta el salón, el cual estaba lleno de flores, globos y un oso de peluche enorme con un corazón en el centro en el que ponía: Te amo Valle. Mi mandívula casi llega al suelo. Me giré y posé mis ojos en él.
-Harry e-esto...- me besó impidiéndome acabar, tampoco sabía como hacerlo.
-Felicidades pequeña- susurró.
-¡Te has acordado!- dije con una enorme sonrisa.
-Claro que me he acordado cariño, ¿como iba a olvidar tu cumpleaños?
Pasé mis brazos por su cuello y uní nuestros labios. Amaba a Harry como sabía que no amaría a nadie y solo me hacía falta mirar esos ojos esmeralda para saber que que él sentía lo mismo.
-Te amo- susurré.
-Yo también te amo pequeña. Siento haber retrasado tanto el viaje a Francia, quería que coincidiera con estas fechas- tomó mis manos.
-No se que decir cariño, siempre me dejas sin palabras- suspiré un tanto sonrojada.
-No digas nada- volvió a unir nuestros labios.
Por momentos así me alegraba de haber ido a correr al parque aun estando un poco hundida, de ir al estudio, de dormir en un parque, de entregarme a él, de aceptar su proposición.. de todo.