━ BOLT

2.2K 342 105
                                    

SHAWN CAMINABA DETRÁS DE ANGIE QUIEN IBA DANDO PEQUEÑOS SALTITOS DE EMOCIÓN rumbo a su destino: el lugar donde adoptaría al perro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

SHAWN CAMINABA DETRÁS DE ANGIE QUIEN IBA DANDO PEQUEÑOS SALTITOS DE EMOCIÓN rumbo a su destino: el lugar donde adoptaría al perro. La castaña parecía una niña a la que al fin le comprarían la muñeca que tanto había querido y Shawn no podía dejar de sonreír como bobo viéndola.

Él no supo en qué momento había pasado pero últimamente cada que la veía sentía esas típicas mariposas en el estómago y aquel sentimiento no hacía más que llevarlo a un pensamiento. ¿Qué pasaría con ellos cuando Camila y Grayson terminaran? Por ellos se habían juntado en primer lugar e inventaron todas esas cosas, ¿dejarían de hablarse y de fingir la relación? La segunda cosa era muy obvia, no seguirían fingiendo algo que empezaron por otro algo que ya no existiría pero, ¿y lo primero?

— ¡Vamos, camina más rapido, grandulón! —Exclamó Angie, acercándose a él para tirar de su brazo. Shawn se rió.

—Esto te causa mucha emoción, ¿cierto?

— ¡Siempre he querido llamarle a mi perro como las cuatro opciones!

— ¿Ya pensaste cuál elegirás?

—Cuando ve al perro sabré cuál nombre le queda, Shawnie bonito —Angie tocó la punta de la nariz de Shawn diciendo un leve "pop" que hizo fruncir el ceño divertido al canadiense—. Ahora andando, nuestro futuro perro nos espera. Aguarda, ¿tomaste tu pastilla de la alergia?

—Sí —dijo él—, ¿sabes? Estoy esperando que este perro sea el que me desaparezca esa loca alergia a los perros.

—Seguro que sí —opinó Angie, todavía jalando a Shawn del brazo para que caminara más rápido.

Los chicos llegaron a su destino segundos más tarde. No lo sabían —o al menos no querían darse cuenta— de que ciertos paparazzis les estaban tomando fotos que verían el internet muy pronto y emocionarían a las fans porque estaban en un centro de adopción de animales.

Shawn se le adelantó a Angie para abrirle la puerta a la chica, el sonido de una campanilla inundó sus oídos cuando la puerta chocó con ella y seguido de esto ambos entraron.

—Buenas tardes, jóvenes —dijo una señora sonriente—, ¿han venido a adoptar?

Angie tomó la mano de Shawn —como niña, repito— y saltó, el canadiense la miró unos segundos antes de dirigirse a la mujer: —Buscamos a un tierno cachorro que sea el amigo fiel de esta linda chica. 

— ¿Amigo fiel? —Repitió Angie pensativa, después sonrió— ¡Shawn, podríamos ponerle Woody!

—Oh, Dios.

— ¡O Buzz!

La señora del centro de adopción se rió ante el comportamiento de la pareja.

—Bueno, ¿qué tal si los llevo a donde tenemos a nuestros perros y eligen a Woody?

— ¡O a Buzz!

—Angie, por favor.

Los trabajadores del centro llevaban una camisa tipo polo de color blanco con el logo del centro de adopción que estaba fuera de la tienda también: era un hueso dentro de un círculo de color verde limón. Las paredes del centro eran blancas también y tenían pegados varios panfletos hablando sobre la adopción de animales que buscaban un hogar, había otros más sobre el rescato a animales —perros, sobretodo— de la calle y más.

Cerca de la entrada en donde tenían a los perros había una pizarra con fotos de distintas personas con distintos perros.

—Disculpe —llamó Angie—, ¿qué es eso?

—Oh —la señora se detuvo—, esa es la Pizarra de Adopción, es donde pegamos las fotos que tomamos cuando los perros encuentran a un dueño. Lo hacemos con todos los animales.

Shawn y Angie se quedaron mirando la pizarra llena de fotos y ambos sonrieron y, todavía tomados de la mano, siguieron su camino. 

—Bienvenidos al lugar donde encontrarán a su próximo perro.

(...)

Eso de adoptar no era nada fácil. A pesar de que compartirían el perro el pequeño animal sería más de Angie que de Shawn porque era parte de su regalo de cumpleaños y Angie llevaba cerca de cuarenta minutos jugando con dos perros que se encontraron en la entrada.

—Angie, en serio, ¿vas a querer a alguno de esos dos?

—La verdad no pero son adorables.

—Angie —repitió Shawn—, hay más perros por allá.

—De acuerdo, sí —la chica se despidió de los perros y se puso de pie—. Busquemos a Reina.

—Que Reina no.

—Eres un amargado.

El canadiense rodó los ojos moviendo su mano hacia la mujer que los ayudaba quien estaba de pie en la puerta esperando a que siguieran el camino. 

— ¿Sabes qué sería genial? Ponerle al perro Woody, en serio, piénsalo. El amigo fiel.

—Me gusta más esa idea que las cuatro anteriores, la verdad.

Angie bufó molesta por el repentino veto hacia los cuatro nombres anteriores y prestó atención a la empleada —Tiana— que empezó a contarles la historia de los siguientes dos perros pero entonces el ladrido de un perro en especial llamó su atención y volteó a la dirección donde había escuchado al animal. 

Al fondo del lugar, un perro la miraba moviendo su cola y Angie soltó un ligero "Aw" ante la acción.

— ¿Qué sucedió?

—Oh, lo siento —dijo ella—, es que el perro de allá ladró y fue como si me hubiera llamado a mi.

— ¿Quieren acercarse a verlo?

La castaña miró a Shawn quien le sonrió de inmediato y ella asintió la cabeza. Tiana los dirigió hacia donde el perro blanco estaba y a mitad de camino empezó a hablarles.

—Nos trajeron a este Pastor Blanco Suizo hace unos cuatro meses cuando él tenía aproximadamente unos tres meses de nacido —contó—. La familia que lo trajo lo encontró abandonado en la calle dentro de una caja y pensó en quedárselo pero estos perros crecen un poco demasiado y su casa era muy pequeña para él así que lo trajeron aquí.

— ¿Un Pastor Blanco Suizo?

Los chicos se arrodillaron para estar más cerca del perro, Angie le tendió la mano y el perro la olfateó unos segundos antes de lamerla. El perro empezó a ladrar y a mover la cola y a saltar de un lado a otro. Shawn soltó una carcajada viendo al perro blanco y lo acarició.

—Hey, ¿Shawn?

— ¿Qué sucede, Ange?

—Creo que encontré al perro perfecto.

—Opino lo mismo.

— ¿Y sabes cómo vamos a llamarlo?

—Tengo una ligera idea.

Ambos se miraron entre sí y hablaron al mismo tiempo: —Bolt.

ACCIDENT ━ shawn mendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora