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Tenía un punto débil este Fortunato, aunque en otros aspectos era persona respetable, e incluso temible. Se jactaba de ser todo experto en vinos. Pocos italianos dominan las sutilezas de este arte. Su entusiasmo se adapta casi siempre al momento y la oportunidad..., la oportunidad de dar gato por liebre a los millonarios británicos y austriacos. En pinturas y piedras preciosas Fortunato era un charlatán, como todos sus paisanos, pero en el tema de los vinos añejos sabía de lo que hablaba. En todo esto no ne diferenciaba mucho de él: yo también era todo un experto en cosechas italianas, que compraba al por major siempre que podía.
Fue hacia el atardecer, un día en que el carnaval estaba en su máxima locura, cuando me encontré con mi amigo.
Como había bebido mucho, me abordó con cordialidad excesiva. Llebava un ajustado disfraz de rayas multicolores, y en la cabeza un cucurucho con cascabeles. Me alegré tanto de verle que creí que nunca iba a dejar de estrecharle la mano.
–Querido amigo –le dije–, que suerte encontrarte.
¡Tienes hoy un aspecto inmejorable! He recibido un barril de lo que puede ser «Amontillado», pero tengo mis dudas.
–¿Cómo –dijo él–. ¿Amontillado? ¿Y un barril? ¡Imposible! ¡Y en medio de los carnavales!
–Tengo dudas –respondí–; y fui lo bastante tonto como para pagarlo como amontillado sin consultarte antes. No pude dar contigo temí perder una ganga.
–¡Amontillado!
–No estoy seguro.
–¡Amontillado!
–Y quiero asegurarme.
–¡Amontillado!

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⏰ Última actualización: Oct 20, 2019 ⏰

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El Barril del AmontilladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora