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¡¿Que carajos se puede hacer con 13 años?!
Nada malo, nada que dañe, nada que te perjudique para toda la vida,
¿o si?
Alguien de 13 años, que sufre por su novio, por sus amigos, por cosas que son irrelevantes... alguien a quien no le pueden arruinar la vida, toda la maldita vida.
Pero ¿a qué nos referimos con vida? Ese es otro termino que me asusta. Yo ya no me siento viva, me siento más muerta que el perro de la vecina que enterramos antes de que la vida que me quedaba se acabara por completo.

Me acuerdo perfecto de ese día.

La vecina llegó, y tocó a la puerta con los ojos un tanto llorosos, yo estaba en la cocina preparándome algo, así que no pude escuchar muy bien, pero luego, unos minutos después mi mama cerró la puerta y con una cara de tristeza, (ese tipo de tristeza que no te causa nada, pero finjes tenerla) se agachó para hablarme, y me contó lo que había pasado.
Su perro habia muerto.
A nadie le importaba.
Ese perro solo dormía, pero aun así las dos teníamos una cara de tristeza, por supuesto, un tanto fingida. Pero gracias a que la vecina tenia... no se, 65 o tal vez 70 años, nos pidio que lo enterraramos, y solo por el simple hecho de ser amables, accedimos, bueno, en realidad yo no queria, en lo personal no queria ver un pobre animal muerto, pero mi mama me obligó, y con una pala y unos guantes, salimos a ayudar.

Pasaron unos minutos, tal vez horas, desde que estuvimos escarbando para depositar al pobre schön (ese era el nombre del perro, nunca lo pude pronunciar, al parecer era una palabra alemana que significaba "bonito"). La buena noticia, o al menos para mi, era que el perro había muerto de viejito, eso me causaba felicidad ya que había vivido todo lo que pudo. Me entró una tristeza de verdad. Siempre fui una persona muy empática. Pero en fin, dejando de lado a shön, mi mama y yo ya estabamos bastante cansadas, pero seguimos y seguimos, hasta que al fin acabamos, pero aun asi nos quedamos 1 o 2 horas con la vecina, la verdad es que nos caía muy bien, siempre fue muy optimista, aunque despues de un rato me aburrí de su platica de adultas (o viejas) y me fui a jugar con una cuerda que estaba tirada en el patio. Una cuerda rosa. Muy bonita. La agarré y comencé a saltarla hasta el cansancio. Era muy divertido.

Lástima que segundos después, esa cuerda termino en mi cuello, y lo siguiente que recuerdo es estar en una camilla, atada con la bonita cuerda rosa

Esta historia será por capitulos, estaré actualizando

Yes, i'm Fucking CrazyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora