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—una de las causas más populares por la cuales está guerra finalizó fue el suicidio de Adolf Hittler, 30 de abril de 1945. ¡Y punto!— ambas habían terminado, el ensayo de dos hojas estaba completo, a decir verdad, agregaron bastante información.

—¡si!—gritó Eunha aventando el cuaderno a la alfombra de la sala.

Guardaron todo rápidamente, eran las seis de la tarde y Yugie pasaría por ellas a las ocho para la fiesta de Yerin.

—¿qué me prestara?— Eunha pasaba los ganchos mirando la ropa colgada en ellos.

—toma lo que quieras— Lalisa dijo mientras ponía un tubo en su flequillo.

La vió tomar una falda rosada. Una idea había llegado a su cabeza, haría lo que fuera para que Yugie y Eunha tuvieran una relación.

—Esa te quedará hermosa, ten ponte esta blusa también— la rubia tomó una blusa beige desmangada y se la entregó.

Unos tenis blancos con calcetines rosados quedarían increíbles, y así lo fueron, su mejor amiga parecía una auténtica muñeca de porcelana cuando salió de el baño.

La tomó de el brazo para sentarla en la silla giratoria y maquillarla, labial rosa, rubor y rímel bastaron para que quedara más preciosa de lo que ya es.
Le sonrió al terminar, ella le devolvió la sonrisa con más ternura haciendo que besara sus mejillas con amor.

Siete con cuarenta, lo único que faltaba era el flequillo de la rubia, lo planchó y acomodó. El claxon del auto de Yugyeom sonó a las afueras de la casa. Tomaron todo lo que llevarían y salieron corriendo de la casa.

—pero que bellezas— comentó el chico al verlas salir.

Lalisa miró claramente como a Eunha se le enrojecían sus mejillas, en cambio a ella no podía importarme más, era solo su mejor amigo.

—bien, suban que se hace tarde— dijo Yugyeom después, abrió la puerta de el copiloto y Lalisa empujó a Eunha para que ella subiera, su mirada le decía lo contrario, pero aún le importaba poco. Subió y después Lalisa en la parte trasera.

La música se escuchaba tremendamente fuerte, sus oídos los tapaba por ello.
Ninguna cara conocida se veía, conociendo a Yerin seguramente habría unas doscientas personas en esa casa. La rubia tomó de la mano a Eunha para no perderla entre tanta gente. Se percató que ella sujetaba la mano de Yugyeom mientras miraba a su alrededor, no tenía pruebas y tampoco dudas, pero juraba que la emoción de la bajita rebotaba en su interior.

Se sentaron los tres juntos cuando encontraron un sillón solo. Lalisa miró todo detenidamente, había chicos y chicas de diferentes escuelas, gente que en su vida había visto y compañeros de clase. Al parar su vista en sus amigos, miró que Yugyeom estaba mirando un punto fijo y Eunha mostraba una cara triste.

Frunció el ceño al percatarse de la situación, un grupo de chicas era el objetivo del chico. Se levantó de el sillón con rapidez y tomó a Yugyeom de el brazo para sacarlo de ahí.

—a ver si me pones atención de una vez.— pronunció una vez que estaba alejada de las personas. Vió que Yugyeom parecía asustado por su comportamiento.

—No sé si eres tonto, o de verdad no te percatas de las cosas— le dijo mientras trataba de controlarse.

—No sé de que hablas, ósea tonto si soy pero no tanto para no percatarme de algo.— dijo el.

—no, entonces estás.., no maldeciré.— Lalisa hizo manera de controlar su desesperación, por lo cual golpeó su brazo con toda la fuerza que se permitía.

—¡oye!, no debes maltratarme, primero dime lo que sucede.— Yugyeom gritó.

—En primera, no me grites que te grito mas— Lalisa amenazo alzando su dedo índice.— y lo que sucede es Eunha.— la rubia miró a su amiga la cual aún estaba sentada con la vista perdida.

—¿Qué?— dijo él mirándola igualmente.

Lisa bufó con molestia, ¿como no se daba cuenta lo que tenía frente a él?, a veces se preguntaba que había dentro de la cabeza de su mejor amigo.

—Mira, escúchame con mucha atención— Lalisa dijo con detenimiento, a la vez que sus ojos se clavaban en los de Yugyeom.— siéntate al lado de Eunha, abrázala y dile que la quieres.— su mirada se volvió confusa y sorprendida.

—¿Porqué lo haría?— cuestionó enseguida.

Lalisa dió un trozon de ojos.
—¿es enserio?, le gustas a Eunha desde hace mucho.— básicamente no sabía desde hace cuanto, pero lo importante en ese momento era hacerlo reaccionar.— ¿De verdad no te das cuenta?, tienes que hacer algo, no puedes solo dejarla así.

Miró como casi se atragantaba con su saliva, sus ojos se abrieron con grandeza y tomó a Lalisa de los hombros sin cuidado.

—No me estás mintiendo, ¿verdad?— sus dedos casi se encajaban en sus hombros.

—No lo estoy haciendo, jamás lo haría con ese tipo de cosas y ya deja de tomarme de esa manera, me duele.— Lalisa dijo mientras se sacudía para que la soltara.

—Lisa, ¡gracias!— gritó con felicidad para abrazarla con fuerza. Bien, para ese punto ya no entendía lo que pasaba, solo una conclusión con lógica se había formando en mi cabeza.

"A Yugyeom le gusta Eunha."

Observó como se separaba de ell y corría a donde la hermosa bajita estaba, se sentó con entusiasmo a su lado y lo vió abrazarla con amor. Los redondos cachetitos de Eunha se enrojecieron bajo la tenue luz y eso provocó en Lisa una felicidad inexplicable.

Ahora solo faltaba el beso pero eso podía esperar aún.

—Hola, chica del tren.— Una voz masculina se escuchó detrás de Lalisa. Volteó para presentarse con el sujeto quien la había llamado por aquel peculiar nombre.
Creyó que sería Namjoon, pero una sorpresa se llevó al ver de quien se trataba.

Saltó con susto al ver a ese castaño frente a ella. Tocó su pecho y lo miró reír, diablos esos dientes de conejito que se admiraban al el reír eran un hermoso espectáculo para la rubia.

—Dios, hola.— Lalisa dijo aún sorprendida.

—No creí volver a verte después de... bueno después de cómo las diez veces que nos hemos visto en el vagón.— sonrió.

—amm...— Lisa rió por la vergüenza. Básicamente llegaba tarde siempre por tomar ese tren, pero no le importaba en lo más mínimo, el castaño era más importante.

—Nunca nos presentamos, soy Jungkook.— el castaño extendió su mano.

—Soy Lalisa...— aceptó el saludo con alegria.

Sabía el nombre de ese castaño. Lo sabía y nadie podía quitárselo, lo grabaría en su mete y lo repetiría cual disco rallado.












Vrga.. me tarde mucho jsjsjs.
🥺♥️

Jᴜᴇᴠᴇs [ᴸᶤˢᵏᵒᵒᵏ].  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora