CAPÍTULO TRES

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Juan Carlos se pone cuidadosamente la corbata al día siguiente. Mientras que lo hace, decide cortarle unas hermosas flores cala de su jardín a Paulina. 
A pesar de qué le vomito encima por esas copas de más, seguirá insistiéndole en pedirle otra cita. Como también aquel interrogatorio que ella le hizo antes de que se emborrachara de mas.
Después de eso, piensa en sus padres y en sus hermanas. Nadie más que él se preocupa de ellos y de los planes de venganza que tenia su padre en contra de los que esta rodeando a Marcos. Incluido Paulina. La chica que le comía ahora sus sentidos de hombre. Pues ya que en su pasado hubo una persona mas en su vida.

Paulina se levanta aun exhausta por el sueño de la noche anterior y por el dolor de cabeza que tuvo y aun tiene después emborracharse. 
Ahí piensa que jamás beberá alcohol.
El sueño que tuvo le tiene aun más pensativa que antes. Más de lo que suele pensar en su trabajo.
La melodía de Mozart suena en su teléfono. Ahí le saca de sus pensamientos y emociones. 
Es un número desconocido que no tiene guardado en su agenda. Se extraña por una milésima de segunda. Ahí suspira y dice:
⎯Dígame.
⎯Paulina.
⎯Si, ¿en que puedo ayudarle?.
⎯Soy Juan Carlos.
⎯¿Qué le ocurre señor Gómez?
⎯Nada. Pero no le dije donde sería la segunda cita.
⎯Le escucho. Aunque no recuerdo nada de una segunda cita. Deben de ser los efectos del alcohol.
Él ríe entre dientes.
⎯Le gustaría cenar en un burger y después ver una película en el cine.
⎯Sí. Páseme a buscar sobre las diez. Hoy lo tengo complicado con las clases en la universidad y las de baile.
⎯De acuerdo. Me gustaría también desayunar con usted, si no le importa.
⎯Venga a buscarme a las once al ayuntamiento.
⎯De acuerdo.
Cuelga el teléfono.
Ella mira en su armario que vestido quiere ponerse. Debe de ir adecuadamente a ese desayuno. 
Ni siquiera sabe por qué hace eso. 
¿Me estará enamorando de Juan Carlos?, piensa ella mientras que continua buscando un vestido adecuado para ponerse. 
Eso era un sentimiento nuevo en Paulina. Uno que nunca ha tenido hacia ningún otro chico. Incluido también hacia Adrián, que lo ve como un hermano.
⎯Hola hija.
⎯Hola mama ⎯le responde Paulina aun escogiendo su vestido⎯. ¿Puedes ayudarme a escoger un buen vestido?
⎯Me gusta él vestido palabra de honor negro con la falda azul. Te queda genial ⎯le responde⎯. ¿A dónde piensas ir hoy cielo?
⎯Voy a trabajar. Pero Juan Carlos me ha invitado a desayunar y esta noche al cine y a cenar.
⎯Mi pequeña se está enamorando.
⎯No lo sé.
⎯Tranquila, yo sentía eso que tú sientes por Juan Carlos hacia tu padre. Me he dado cuenta que ha pasado mucho tiempo desde que falleció tu padre José y que tu al morir él, jamás has podido redimir tu corazón ante ningún hombre o al menos de las parejas que he tenido. Hasta ahora. Que por fin sabes lo que es el amor. Pero quiero que sepas que Marcos te quiere como si fueses su hija y que quiere lo mejor para ti e para Gabriel. Tanto que le duele el alma de tanto protegeros y haceros sentir más felices de la que ya sois. Aunque os lo demuestre a su manera.
⎯Mama, puedes parar de hablarme de amor. Además que sabe Marcos sobre el amor o la protección, teniendo en cuenta que clase de hombre y que trabajo tiene. Además nunca ha tenido hijos.
Sandra baja la mirada, mientras que piensa en ello. De pronto le dice:
⎯Vale. Voy a bajar a desayunar. Y deja de ser tan cruel con él. Por favor.
⎯Yo voy a trabajar. Tengo que terminar el trabajo de ayer y unos informes que me ha encargado Marcos. Y ya veremos mama si cambio mi forma de ser con él.
⎯De acuerdo.
Ella se viste lentamente. Debe de estar lista para todo lo demás. Ella piensa que es ridículo aquello que está haciendo. Pero ella lo continua haciendo.
El teléfono de ella suena. Es un mensaje de Damián que dice: “Te espero con urgencia estar tarde en la academia”. A lo que ella le responde: “Vale. En cuento salga de la universidad me dirijo a la academia”.

Adrián se viste lentamente con ropa normal. Tiene que informar al consejo estudiantil que ha decidido renunciar al puesto de presidente que le ofrecieron hace una semana. Ese puesto se lo ofrecieron para cuando acabase la universidad y aun le debía al consejo una respuesta seria. 
Piensa en lo que le dijo Paulina de quedarse en Gran Bretaña después de ese viaje. Pero nunca se habia encontrado en una sitiacion como esa. Enamorarse y no quererse separar de su mejor amiga.
Cinco minutos después de vestirse, llama a Paulina. Oírla era un canto celestial para sus oídos. 
⎯Buenos días ⎯dice ella.
⎯Hola preciosa. ¿Qué haces?
⎯Entrando en el trabajo ⎯ella se para antes de entrar en el ayuntamiento.
⎯¿Vas a ir a la universidad?
⎯Sí ⎯le responde ella⎯. Pero me iré pronto. Tengo clases de baile y Damián tiene algo que decirme.
⎯¡Y también es por ese tío! Por el tal Juan Carlos.
⎯No. Pero ya sabes que no me va la política, así que no te preocupes.
⎯Vale. Debo de colgar.
⎯De acuerdo Adrián.
Ambos cuelgan el teléfono.
Ella entra en el establecimiento. 
Sonríe; cosa que no es habitual en ella. Aunque ahora tenía motivos para hacerlo.
⎯Paulina, aquí tienes unos informes de última hora ⎯le dice la chica de recepción⎯. Me los ha quedado Marcos para que le eches un vistazo.
⎯Gracias. Ahora les echaré un vistazo.
⎯Tienes algo en tu despacho.
⎯Vale.
Ella va hacia su despacho.
Entra y encuentra un ramo de flores Cala. Es el mismo ramo con seis flores como las de ayer que le trago Juan Carlos.
⎯Esto es imposible. Tanto le he cautivado ⎯susurra.
Suena de nuevo en el teléfono la sintonia de Mozart. Exactamente era Juan Carlos quien le llamaba. Nadie le había insistido tanto como Juan Carlos para una cita.
⎯Se le ha olvidado decirme algo señor Gómez ⎯le dice.
⎯No. Solo te llamaba para ver si te han gustado las flores Cala.
⎯Son preciosas. Gracias.
⎯De nada. Son preciosas igual que usted señorita Fernández.
⎯Gracias ⎯se sonroja.
⎯No hay de qué.
⎯Debo dejarle, tengo trabajo aquí.
⎯Está tratando de evadirme.
⎯No lo hago. Solo que tengo trabajo y he quedado con usted para desayunar. Bueno si me promete que no va a ver alcohol.
⎯Cierto. Y no lo habrá. No quiero que su vomito acabe encima de mi traje de nuevo como ayer.
Ella se sonroja.
⎯Se está sonrojando.
⎯No. Solo que…
⎯¿Quieres ser mi novia? ⎯Le interrumpe de pronto.
⎯¡Que!
⎯Por favor acepte.
⎯Debo de colgar ⎯cambia de conversación.
⎯De acuerdo señorita. Le veo a la hora del desayuno. Y hablaremos de lo que acabo de decir y espero su respuesta.
⎯Adiós.
Ambos han cogido mucha confianza últimamente. Solo desde el momento en que le vomito encima de su traje en el día anterior. 
Juan Carlos nunca había deseado tener la confianza que ahora se tienen. Tanto que sus ganas de venganza se estaban desvaneciendo. 
Paulina en cambio, no pensaba tanto en la profesión de Juan Carlos. Estaba claro que tarde o temprano tenía que redimir a su corazón herido.
⎯Puedo pasar ⎯oye Paulina.
⎯Claro. ¿Qué se te ofrece Cristóbal?
⎯Pues vengo a traerte correos que te han llegado y más trabajo.
⎯Déjalos ahí encima.
⎯Vale. ¿Puedes explicarme que es esto?
⎯Déjame ver ⎯le da unos papeles⎯. Siéntate por favor. Tardare un poquito.
⎯Gracias.
Le echa un vistazo a esos papeles. 
Mientras que lo hace, Cristóbal se pone aun más inquieto. Nunca lo ha estado, hasta que le ha dado esos papeles a alguien que debería de decirle lo que hizo a su jefe.
⎯¿Cómo has conseguido esto Cristóbal? ⎯Le pregunta ella.
⎯Los encontré y vi la cifra. Solo quería saber lo que era para denunciar a nuestro jefe.
⎯Vamos a hacer algo. Prometo decirte lo que es, a cambio de que me quedes estos papeles a mí. Tu despido es seguro y si me ve a mi estos papeles, no me dirá nada, salvo suspenderme de mi sueldo.
⎯¿Por qué me ayudas? ⎯Le pregunta.
⎯Tengo unos motivos por los cuales desconfió del futuro marido de mi madre, Cristóbal.
⎯Pero formará parte de tu familia.
⎯Eso no implica que deba de estar de su parte ⎯le responde⎯. No me gusta la política. Nací y me educaron para llevar la empresa de mi padre. Mis acciones se las quedó mi tío, porque era muy joven para dirigir una empresa. No voy a cambiar la empresa de mi padre por la política.
⎯Tu padre te enseñó bien.
⎯Tengo el conocimiento básico para decirte que es esto y después denunciar a nuestro jefe. 
⎯Lo sé. Por eso recurrí a ti.
⎯Hacemos ese trato. Te digo lo que está aquí, a cambio de que me quedes estos papeles aquí.
Él asiente.
⎯Estos papeles, son préstamos a nombre del ayuntamiento. O es para el pueblo o es para él.
⎯He estado pensando en ello, y desde la fecha, no ha habido nada que haya hecho con ese dinero.
⎯La cifra es alta sí. Aun así es la que menos se requiere para embargar alguna tierra que le pertenezca al ayuntamiento.
⎯¿Cuál sería la cifra máxima? ⎯Le pregunta.
⎯Casi los dos millones.
⎯¿Y ahí embargaran al ayuntamiento?
⎯Sí. Al menos que encuentre algún modo de pagar las deudas.
De pronto se levanta e intenta coger el papel.
⎯Te dije que era un trato Cristóbal. No vas a ser despedido por esto. A mí me hará una advertencia. Pero si te ven a ti este papel, puedes estar en la calle y lo peor de esta situación; muerto.
⎯¡Podría matarme!
⎯Si confirmo mis dudas, si. Podría matarte.
⎯¿Qué dudas?
⎯La duda sobre quien le dio la paliza a mi hermano. Que fue él quien lo hizo.
⎯Lo crees capaz de eso.
⎯No lo sé. Pero tengo una corazonada muy mala desde que le conozco y presiento que algo me dice que no confié en el.
⎯De acuerdo ⎯dice⎯. Quédate el papel. 
⎯Puedes irte Cristóbal.
Asiente.
Preocupada por lo que tiene en la mano, decide guardar ese papel en un sitio donde nadie pueda verlo y decirle a Marcos que ella lo tiene. 

Amor de Dolor y TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora