el fantasma de la ópera ── straykids

est-ce le fantôme?

Aquella noche, los señores hyunsuk y sooman, los directores renunciantes de la ópera, daban la última función de gala con motivo de su retiro. aquella misma noche el camarín de hyunjin, una de las primeras figuras del cuerpo de baile, fue bruscamente invadido por media docena de bailarinas y algunos bailarines que se precipitaron con gran confusión: algunos, lanzando carcajadas excesivas y poco naturales; otros, dando gritos de terror. hyunjin vio con mal humor que aquellas aturdidas se le echaran encima, así que se volvió hacia sus compañeras y les enrostró el barullo que estaban haciendo. fue el pequeño yang jeongin quien dio la razón del alboroto en dos palabras, pronunciadas con una voz trémula y sofocada con la angustia:
    — ¡el fantasma!

El camarín de hyunjin era muy elegante. un tocador, un diván, un espejo de tres cuerpos y unos armarios formaban el modelaje necesario. aquel camarín les parecía un palacio a las chicas del cuerpo de baile, alojadas en cuartos comunes, en donde se pasaban el tiempo cantando y peleando con los peluqueros y las camareras.
Hwang era muy supersticioso. al escuchar hablar del fantasma a el pequeño jeong, se estremeció y dijo: 
   — ¡chiquilino tonto!

Y como en realidad era el primero en creer en los fantasmas en general y en el de la ópera en particular, quiso que le informaran enseguida:

   — ¿ustedes lo han visto?— preguntó.
   — ¡como lo estoy viendo a usted ahora, hyung! — replicó con un hilo de voz el pequeño yang, que, sin fuerzas en las piernas, se dejó caer sobre el diván.

Y enseguida el pequeño seungmin -el segundo bailarín preferido de hyunjin, tan diminuto como jeongin- agregó:
   — si era él..., ¡pues es muy feo!
   — ¡oh, sí! — dijeron en coro los bailarines y bailarinas que aun estaban con su escándalo, poniéndose a hablar todos a la vez.

El fantasma se les había aparecido vestido de frac, si que pudieran saber de dónde había salido. su aparición fue tan súbita que se hubiera podido creer que había brotado de la pared.

  — ¡bah! — dijo uno de los muchachos, changbin, que había conservado un poco de sangre fría—, ustedes ven al fantasma en todas partes.

Y era cierto. desde hacía algunos meses, no se hablaba de otra cosa en la ópera mas que de aquel fantasma vestido de frac que se paseaba por todo el edificio, que no le dirigía la palabra a nadie y que se evaporaba en cuanto se lo veía. no hacía ruido al caminar, como conviene a un verdadero fantasma. cuando no se dejaba ver, señalaba su presencia por medio de acontecimientos funestos, de los que la superstición lo hacía responsable. si había un accidente, si uno de los bailarines del cuerpo de baile le hacía una travesura a alguna compañera... ¡todo era culpa del fantasma de la ópera!

Según decían las bailarinas, el fantasma vestía de frac, pero debajo de esta vestimenta, su cuerpo era un esqueleto. y su cabeza, por supuesto, una calavera. ¿era serio todo esto? la versión del esqueleto había nacido de la descripción del fantasma que hizo choi young-jae, jefe de maquinistas, quien de verdad lo había visto. tropezó con el misterioso personaje en la pequeña escalera que bajaba, cerca de las candilejas, directamente a la tramoya¹. tuvo tiempo de verlo un segundo, porque el fantasma huyó rápidamente y he aquí lo que young-jae dijo de él a todo aquel que quiso oírlo:
   — es extraordinariamente flaco, y el frac le flota como sobre un esqueleto. sus ojos están tan hundidos que no se distinguen las pupilas. no se le ven más que dos grandes agujeros negros, como en los cráneos de los muertos. su piel, que está estirada sobre los huesos como un parche de tambor, no es blanca, sino de un beige sucio; su nariz es prominente y sus labios igual, y ese perfil es lo mas desagradable de ver. componen su cabellera ásperos pelos rubios como la arena, con un corte intentando decorar esa extraña cara dificultosa de embellecer.