Sentada en este estúpido comedor me hayo, teniendo que aguantar en silencio los ruidos que hace mi padre al sorber su sopa. Mi madre me mira alegre, es una escena digna de un anuncio de comida, todos felices, o, por lo menos, fingiendo estarlo. No es un misterio para nadie que la relación de mis padres no es que sea precisamente buena, al principio se amaban y se juraron amor eterno...¿Qué ridiculez, no? Pero con los años acabaron en el estado de letargo en el que su relación se ve sumida ahora. Vivo en medio de una gran ciudad, donde los zumbidos de los vehículos abundan. A veces, me resulta insufrible, pero otras fantaseo con mi escapada perfecta de esa casa, en un coche lujoso como los que veo por la calle, pero obviamente sé que eso nunca sucederá. A mis padres no les importo, lo han demostrado en múltiples ocasiones, son tan estrictos solo quieren que esté calladita y no moleste. Dirigen mi vida, me dicen lo que debo hacer y decir y lo que no, mis gustos, aficiones...lo que quiero hacer en la vida, incluso me dicen que debo pensar...Pero eso jamás podrán controlarlo, aquí en mi mente estoy segura. En esta casa en la que me siento amordazada, mi mente es es único sitio donde puedo ser yo, es lo que me mantiene cuerda...
Oh...mi nombre es Kaira, no me gustaría decir mi apellido, no es relevante de todas formas.
En casa no nos falta de nada, excepto lo único que quiero, libertad de expresión...-¡Samantha!- oigo una voz familiar que intenta despertarme, es de mi hermano de veinte años, tres más que yo, Chris.
-¿Se puede saber qué quieres?- Le dije con firmeza.
-Se ha ido la luz- respondió
-¿Cómo? ¿Has comprobado los fusibles?-
-Claro que sí estúpida, es que no hemos pagado la factura de la luz- soltó
-Pero tío, si mandaron cartas de aviso...¿Por qué no la has pagado?- Como si no supiera la respuesta a eso, pensé
-No tenemos un duro, ya lo sabes, todo esto es por tu culpa, ya tienes edad para trabajar y te empeñas en estudiar cuando en casa no tenemos ni para comer, eres una egoísta, y encima suspendes, si por lo menos sacaras buenas notas, lo pasaría por alto, pero como miembro de esta familia tu deber es traer dinero-
Otra vez lo mismo de siempre, aunque lo que dice mi hermano es cierto, no es que el dinero nos sobre precisamente, pero vamos tirando. En casa no nos llega de ningún lado, mi padre trabaja fuera todo el día en curros que no le duran ni un mes,y en los que no gana nada. Y nunca conocí a mi madre. Lo único que nos llega es por mi hermano que se mata a trabajar en un supermercado. Vivimos en una ciudad, en el piso que mi abuela nos dejó en herencia, es antiguo, pero tiene su encanto.
-La guitarra- soltó, interrumpiendo mis pensamientos.
-¿Perdona?- dije casi impulsivamente.
- Uy, tengo que decirlo más claro... ¡VENDE TU GUITARRA!- gritó
-No, yo la guitarra no la vendo, es lo único que me hace feliz-
-Pues a no ser que sepas como pagar la factura de la luz, no vuelves a comer en esta casa.- contestó tranquilo.
-Eres un gilipo--- El sonido de la torta que me dio en el cachete de mi mejilla pálida, resonó por todo el piso. Se me salían las lágrimas, pero, no podía dejar que me viera así. No era la primera vez que me pegaba, y sabía de sobra, que tampoco sería la última.
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Lo que la envidia nos hizo
Teen FictionKaira...ella es todo lo que sus estrictos padres esperan que sea...pero está harta de ser la niña buena y tener que cumplir las expectativas de todos. En su decimosexto cumpleaños, conoce a otra chica, Sam. Dos historias entrelazadas de dos chicas q...