// 9. Johnny Bravo //

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La que atendía la caja me dio una la bolsa de dulces, al salir del local mire a Liam recostado en la pared

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La que atendía la caja me dio una la bolsa de dulces, al salir del local mire a Liam recostado en la pared.

Me acerqué a él  y pase mi mano ante sus ojos, él parpadeo confundido y se reincorporo.

—¿cansado?—pregunte.

—no.

—bueno... yo tampoco, debimos quedarnos a terminar la película, de igual manera faltaba poco.

— la película fue mala idea.

—¿eso crees?

—¿tú no?— estaba confundida, ahora su rostro lucia afligido.

—¿te pasa algo?—pregunte un tanto preocupada.

—no, solo hay que irnos... Este lugar no me agrada.

Asentí con la cabeza y camine a su lado mientras salíamos del centro comercial, estaba por decirle si quería ir a jugar al arcade, pero con su humor era mejor quedarme callada.

Caminábamos en silencio, el camino se había vuelto más largo y aunque lo era, antes habíamos conversado animadamente y no sentí el trayecto tan largo.

Su mirada estaba al frente y sus manos en el bolsillo de su cazadora, faltaba una cuadra para llegar a mi casa, me detuve y cuando vio que lo hizo él me imito.

—¿pasa algo?—preguntó alzando una ceja.

—no, nada, solo quería decirte que desde aquí puedo ir a mi casa sola, no es necesario que me lleves—dije con una sonrisa.

—no, te iré a dejar.

— no es necesario...

Sus pies se inclinaban hacia adelante y hacia atrás.

— esta bien...—dijo rendido.

— vale, te veo mañana— dije dándole una última sonrisa y caminando hacia mi casa.

Al llegar abrí la puerta, las luces de la sala y de la cocina ya estaban encendidas, Damián ya estaba en casa.

—¿Meg?—escuche su voz desde la cocina.

—si, soy yo—dije caminando, al llegar lo observe cocinar.

—¿en donde estuviste?—preguntó volteándose para verme.

—lo mismo pregunto...

— es algo que no importa—contesto volviendo a ver lo que cocinaba.

—lo mismo digo—conteste sentándome en una silla delante del desayunador, saque los paquetes de gomita de la bolsa y los deje en un tazón pequeño.

—¿cenaras?

—nop—conteste levantándome  y dejando las gomitas para él.

Subí las escaleras y grite:

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