Estoy ardiendo, no como lo hacen las personas al tener fiebre, o sexo, estoy envuelta en llamas, el fuego quema mi ropa, que se funde lentamente con mi piel, haciéndome enrollarme de dolor, gritar en mi agonía, pero nadie lo ve... Todos parecen ciegos ante tal suceso. Muero. Y vuelvo de mis cenizas.
El nuevo comienzo parece lo más reconfortante, pero no es así, sigo sufriendo, esta vez estoy siendo apuñalada, por la espalda, por los costados, por el frente, justo en mi cara. Las personas en las que confíe la entrada a mi cocina tomaron los cuchillos y los insertaron todos a diestra y siniestra, no hay nadie, todo se pone negro, muero de nuevo.Y vuelvo una vez más. Esta vez me enamoré, profundamente, de los ojos más bellos que había visto en todo el mundo, los de mis padres. Pero al parecer mi destino es el dolor, él se marchó, e hizo su vida lejos, lo arruinó una y otra vez, yendo y viniendo, ella que se quedó, siempre parecía ausente, podía ver el desprecio en su mirada y su forma de compararme con todo el mundo, no he podido ser capaz de ver una cosa buena en mi en esta vida, al igual que no lo pude ver en las anteriores. Corté mi garganta de lado a lado. Morí. Una última vez.
Si debo ser franca, prefiero esto al mundo de "los vivos", esos pequeños títeres corporativos, o escolares que simplemente ven letras y letras, cuya única razón de ser es memorizar tanto como puedan, lejos de aquellos que viven sus sueños frustrados a través de otros. Es aburrido a veces, pero lo prefiero, es más cálido el frío de la muerte, que la calidez humana de "la vida", para vivir hace falta morir un poco, tuve que morir bien para notarlo.
-27.02.19
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On My Own
PoetryEspacio especial para mis escritos como poesías, monólogos y narraciones cortas. Espero que lo disfruten mucho.