Jadee al sentir como sus dedos se movían con inquietud en mí interior, tratando de prepararme lo más rápido posible.
— Alexander... — me queje, sintiendo mis ojos acuosos.
El solo murmuró algo inentendible a mis oídos y beso superficialmente mí pecho.
Me removí inquieto y maldecí por lo bajo al sentir como algo pinchaba mí espalda baja pero no pude evitar sonreír al escuchar la risita de Alec.
— Quédate quieto... Si te sigues moviendo así te clavarás todo lo que haya en la cocina — musitó mientras apartaba el tenedor con el cual me había pinchado.
Lo mire y me mordí el labio, viendo desde mí posición como acariciaba una de mis piernas y las separaba para dejar besos en mis mulos internos, su otra mano aún metida en mí interior.
Cuando nuestros ojos se cruzaron le di la mirada y la sonrisa más sensual que pude antes de decir — Lo único que quiero clavarme es tu polla —
Al ver cómo se sonrojaba hasta el cuello me reí quedito antes de quejarme cuando los dedos se doblaron en el ángulo adecuado para tocar ese manojo de nervios. Me desplome en la mesada y me sujete a lo que pude mientras Alec tocaba una y otra vez ese punto.
— No digas eso... ¡Es vergonzoso! — escuché vagamente y sonreí con la boca abierta, jadeando y sintiendo como el orgasmo se acercaba cada vez más.
No me digne a responder, no es como si pudiera tampoco, el pelinegro estaba haciendo un estupendo trabajo allá bajo, moviendo sus dedos de esa forma que me enloquecía y me hacían decir cualquier cosa absurda.
— Alec... Alexander para... Me voy a correr si sigues así... — suplique como pude, sintiendo su sonrisa pegada a mí vientre.
— ¿Solo con mis dedos? — pregunto burlón y por un momento odie corromper al ángel que me abrió las puertas al paraíso.
Ese odio no duro mucho cuando volvió a mover sus dedos y dio una larga pasada con su lengua por todo mí miembro.
— ¡Mierda!... Si, joder... Solo con eso... — lloriquee al tiempo que los bombeos concordaron con el movimiento de mis caderas.
Lo escuché tararear y sentí como retiraba sus dedos para reemplazarlo con la punta de su polla.
— Otro día tendríamos que probar eso... Hacerte venir solo con mis dedos... — jadeo contra mí pecho mientras se empujaba dentro mio.
Cerré los ojos y apreté sus hombros, sintiendo como el tomaba mis caderas y lentamente la iba acercando a la suya, sus jadeos chocando contra mí pecho y cuello.
Cuando terminó de entrar gemimos al unison viéndonos a los ojos, se acercó lentamente hacia mí rostro hasta que nuestros jadeos chocaron con la boca del otro.
Trate de mover mí cadera pero su agarre fue firme en ellas, me queje como pude y acerque su rostro lo más que pude — Vamos cariño... No me tortures... Yo no lo hago — dije prácticamente en su boca, únicamente deteniéndome para corresponder sus besos.
Luego de decir aquellas palabras el vaivén comenzó ocasionando que soltaramos los más desgarradores gemidos en la boca del otro, lo único que se escuchaba en la cocina eran nuestros gemidos, el golpeteo de su caderas contra mis muslos y el sonido del chapoteo al salir y entrar.
Me aferre a el con brazos y piernas, mis piernas rodeando su cadera ancladas del tal manera que no podría separarme de él, mí polla friccionandose entre ambos vientres consiguiendo un placer magnífico, gemi más alto cuando sus movimientos se hicieron más duros, presionando en todos los lugares indicados. Mis uñas formaron medialunas en sus hombros de tanto clavarlas allí.
Lo escuché jadear contra mí cuello, su boca suelta contra mí pulso, como si no pudiera darle forma de beso, chupetón o mordida, simplemente la descansaba ahí mientras me penetraba con ímpetu, me queje cuando en una de esas embestidas mí cabeza choco con la tostadora y gemi cuando el me alejo de ella dándome de esa forma desenfrenada que sabe que me encanta.
— ¡Alec! Por favor... — solloce, lo sentí alejarse solo para desenredar mis piernas de su cadera y colocarlas en sus hombros, dándome solo como el sabe.
Jadee y me curve, agradeciendo a cualquier dios existente por poner en mí camino al Nefelim, recibíendo la nueva ronda de estocadas directamente a mí próstata.
— Eres... Ah... Eres tan hermoso Magnus... Joder... Si te vieras... — balbuceo entre gemidos, dándome esa mirada tan profunda y anhelante que genero ese conocido cosquilleo en mí vientre.
— Te amo... Te amo tanto sayang... — gemi y lo atraje más cerca hasta que nuestros labios chocaron, su boca comiendo mis gemidos al igual que la mía los suyos.
Me tense y despegue mí boca de la suya para gemir alto su nombre, llegando por fin al famoso clímax.
— Mierda Magnus... Estoy tan cerca... Joder... Eres tan bueno para mí Mags... — gimoteo, sus labios pegados a mí mejilla, ojos cerrados y ceño fruncido — Tan bueno... —
Sentí como golpeteaba con más fuerza, de manera errática, haciendo que mí orgasmo se prolongue más y dejando en claro lo cerca que estaba.
Jale su cabello y lo bese de manera sucia para luego separarme verlo con ojos desenfocados — Vamos... Córrete... Llename Alec... — dije contra su boca, el jadeo extasiado mientras acelerando aún más sus movimientos.
Pero todo se detuvo cuando escuchamos algo caerse a nuestra espaldas, lo que genero que nos alejarnos solo para ver a un asqueado Jace en la puerta de la cocina.
— ¿Jace? ¿Desde hace cuánto está ahí?— pregunto torpemente Alec mientras trataba de taparnos lo mejor posible, mientras tanto yo solo disfrutaba de la cara de perturbación de mí cuñado.
— Yo... ¡Eso es asqueroso Alec! ¡¿En la cocina, en serio?! — grito cubriendose los ojos con las manos al mismo tiempo que se daba la vuelta para salir por la puerta de la cocina, chocando con torpeza contra el marco de esta.
Alec solo se quedó congelado sin ni siquiera moverse y más rojo que un tomate. Reí por lo bajo al escuchar farfullar un "No vuelvo a traerte el papeleo nunca mas Alec" de Jace antes de escuchar un portazo.
— Bien... ¿En donde quedamos? — pregunté con inocencia mientras movía las caderas de tal manera que la polla de Alec, que se había hablando por el susto, volvió a reaccionar y endurecer dentro de mí, sonreí ampliamente al escuchar el gemido de Alec.
— En n-ada... — tartamudeo antes de salir de mí, jadee ante eso y pude ver cómo los ojos de Alec se dilatan casi en su totalidad, no dejando nada del celeste claro pero, aún así, hablo — Debo llamar a Jace y pedirle disculpas... Yo... Esto lo podemos continuar más tarde... — aseguro y fruncí los labios, aún podía ver la polla dura contra el vientre de Alec.
— O puedes llamarlo mientras te doy una buena mamada y me llenas la garganta — dije de forma seductora mientras me bajaba de la mesada con piernas temblorosas.
Con un chasquido de dedos el celular apareció en mis manos y se lo ofrecí mientras lo empujaba contra la mesa, dejándome caer de rodillas trague todo su miembro. Di largas pasadas con mí lengua y acaricie sus piernas con suavidad, sintiendo como el acariciaba mí cabello y lo jalaba algunas veces.
Los gemidos en la cocina es sin dudas lo más delicioso que puede haber.
¡Fin! ¿Que les pareció un poco de sexo sin sentido ni historia? Por cierto si ven algún error por favor díganme