Tiredness and sweaters?

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Magnus Bane es conocido no solo por su grandes dones con la magia, su increíble belleza o el amor insano a los brillos, sino también por su manera tan particular de vestir, siempre vistiendo a la moda y de una manera hermosa a simple vista.

Incluso Alec debía admitir que aún no lograba entender cómo alguien tan encantador, en todos los sentidos cabe aclarar, podría haberse fijado en el, que es todo lo contrario a lo que es Magnus en realidad.

Aun siendo tan diferentes asombrosamente encajaban a la perfección y amaban todo del otro, excepto la ropa.

Realmente Alec no le veía problema a su ropa pero Magnus estaba empeñado en decirle que no realzaba su belleza o que no era lo suficientemente buena, o lo que sea que le venía a la mente a Magnus solo para que dejara de usar esa ropa.

Así que nadie podía culparlo, nadie, ni sus hermanos ni cuñados ni incluso su madre, cuando después de una reunión agotadora con la clave y de llegar a rastras a su casa se cruza con Magnus en uno de sus suéters.

Alec no podría creer lo que estaba viendo, ni en sus más locos sueños -que realmente algunos eran imaginables-, había imaginado que Magnus tendría uno de sus suéters puestos.

Alec no pudo evitar mirar a sus hermanos para cerciorar que realmente estaban viendo los mismo que el y que no era el cansancio lo que le estaba jugando una mala pasada, pero al ver el asombro de su hermana y madre...

¿Que en que momento su madre vino a su casa? Ni Alec estaba seguro de ello, pero al ver el asombro dibujado en su cara significaba que no, de hecho, no estaba alucinando con una extraña fantasía.

Dejando de ver a sus invitados, que cabe aclarar que se invitaron solos porque Alec no recuerda haberles dicho que vinieran, volvió su mirada a su pareja que tenía el ceño fruncido aún cuando sus ojos estaban luchando para mantenerse abiertos.

Alec dio una mirada rápida a su pareja de arriba a abajo; Magnus solo llevaba su suéter gris y tenía las piernas desnudas, podía ver rastros de maquillaje corrido en sus ojos y las bolsas negras debajo de ellos, su cabello despeinado en todas direcciones.

Alec se mordió el labio para no suspirar como colegiada enamorada, no debía de causarle regocijo ver a su pareja cansada después de todas las reuniones con el laberinto que tuvo y los trabajos mágicos que lo mantuvieron agotado todo este tiempo, aún así Alec sentía una sensación cálida en su pecho al fin y al cabo hace semanas que no lo pudo ver.

Magnus miro a todos en general, desde sus hermanos y madre hasta sus cuñados «¿Que rayos hacen ellos aquí?» pensó Alec al ver al vampiro y a la enana; hasta que la mirada cansada de Magnus se detuvo en el.

No dijo nada, tal vez demasiado cansado para procesar el como lucia y que debía de saludar, solo se los quedó viendo en silencio como ellos a él.

— No griten... Intento dormir... — fue lo único que salió de la boca de Magnus, de forma lenta y pastosa, mientras pestañeaba repetidas veces y se frotaba de forma adorable, según Alec, los ojos.

Y el pelinegro se dijo que lo tenía que saludar o decirle que se encargaría de ello para luego echar a patadas a los invitados no-invitados, pero envés de hacer algo como aquello solo pudo balbucear — Suéter... Lindo... — o algo por el estilo, realmente no escucho ni lo que dijo.

Magnus frunció el ceño en su dirección, como si hablara en otro idioma, antes de asentir y acercarse de forma lenta solo para ponerse de puntillas y darle un pico para murmurar un "Bienvenido a casa cariño, te espero en la habitación" de forma lenta y desorganizada.

Alec asintió torpemente mientras veía como su novio volvía a la habitación arrastrando los pies perezosamente y cuando por fin Magnus desapareció de su rango de visón y escucho la puerta de la habitación cerrase con un "click" dirigió su mirada a los que estaban en su sala.

— Yo... Deberían irse... Nos lo estoy echando ni nada pero... Deberían irse... — dijo con torpeza mientras se rascaba la nuca, ansioso de ir con su pareja.

Su madre se rió quedito, aún estupefacta por la apariencia del brujo, pero hizo caso y arrastró a sus hermanos con ellos, sus cuñados llendo en silencio detrás de las quejas de sus parejas.

Apenas se fueron él se fue desvistiendo mientras camina a la habitación, aún sin creérselo entro a la habitación que compartían y suspiro al ver su pareja cubierto hasta arriba de mantas, con agilidad que solo puede tener un cazador de sombras se sumergió en las sábanas sin hacer mucho lío y atrajo el cuerpo que estaba hecho un bollito.

Apenas su cuerpo toco el del brujo este se dio la vuelta y se acurruco en su pecho, frotando su cabeza con este y haciendo un ruidito feliz — Yo también te extrañe bannie... — murmuró Alec contra el cabello de su novio, hundiendo su nariz en este y suspirando contento cuando el olor a sándalo lleno sus pulmones.

Magnus simplemente se acurruco aún más contra el y murmuró — Calentito... No te vuelvas a ir por tanto tiempo... Osito... — Alec sonrió y pensó a la mañana siguiente tal vez fastidiar un poco a Mags por usar uno de sus suéters o simplemente follar un poco, Magnus se veía estúpidamente bien en su suéter

Y Alec no recuerda mucho más después de eso, solo que ese día durmió demasiado bien.

...

A la mañana siguiente cuando Alec se despertó Magnus estaba encima de el, aún se notaba cansado pero se había arreglado y parecía ser más Magnus.

— Buenos días dormilón... — ronroneo Mags contra su boca, dando besos lentos.

— Buenos... — balbuceo, tratando de seguir el paso de los besos de su amante.

— Puede ser que un pajarito me haya contado que ciertamente te prende verme con tu ropa... — dijo seductoramente mientras besaba la mandíbula del cazador y este solo se sonrojaba apartando la mirada, moviendo su cadera al copas que lo hacía su pareja.

— O que ciertamente me querías follar a la mañana... Me lo contó el pajarito por su puesto... — continúo, riéndose sin aliento. Alexander gimió lastimeramente cubriendo sus ojos con su antebrazo, los movimientos de caderas no parando en ningún momento — ¿Y adivina que? Yo también tengo ganas de que me folles... Así que muéstrame cuánta resistencia tiene un cazador de sombras... — musitó contra la coraza de su oreja.

Alec odiaba cuando hablaba dormido, siempre se delataba sin siquiera darse cuenta, aunque realmente no estaba molesto, en realidad agradecía a su subconsciente; y cuando Alexander miro mejor a Magnus se dio cuenta que ahora llevaba una vieja remera suya en lugar del suéter. Alec gimió y tomo las caderas de su pareja, estrellando sus labios para iniciar lo que sería una mañana calurosa.














Aquí otro "episodio", si se lo puede llamar así claro, espero sinceramente que les guste y por favor si ven errores ¡Avisenme!

One-shot «Malec»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora