Capítulo 1

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Dian POV

Julio de 1998

Observó a la niña que lo miraba con ojos llorosos, no entendió las lágrimas de ella y mucho menos el desespero de sus manos golpeando su pechó, una mujer adulta de unos 27 años humanos se acerco a ellos corriendo, cogió a la pequeña en brazos y se aparto mirandolo con temor, la caída lo había dejado practicamente fuera de juego, pero hizo un esfuerzo tremendo por levantarse y tratar de hablar algo con aquéllas mujeres.

Con gran esfuerzo se levanto y las miró, sabía de su desnudez y sabía que en la Tierra la desnudez pública era mal vista, su padre se había encargado de aconsejarle varías cosas.

- Mi nombre es Dian - empezo, vio como la mujer apretaba mas a su hija o creía él que era su primogénita- solo necesitó un sitió donde estar...- murmuro cansado, no sabía ni que decir prácticamente.

La niña sonrio, de verdad era bella, unos rizos negros y perfectos acunaban su rostro y los ojos azules delataban un carácter amoroso y bondadoso, los Trits tenían la cualidad de mirar en el alma de los seres de los diferentes Sectores, y esa niña era algo especial.

-¡ Mama tienes que ayudarlo, el Pastor Roger dice que ahi que ayudar al progimo él esta pidiendo ayuda!-voceo la pequeña indignada.

-Lilly dejame hablar ami, ¿de acuerdo?- dijo su madre callando las quejas de la pequeña.

-Señor, entienda mi preocupación, yo no lo conozco no s...- acaye las palabras de la mujer.

- Mi señora no tengo nada con que lastimarlas a usted o a su bella niña, si esa fuera mi intención ya la habría llevado a cabo, tan solo necesito ayuda y un techó.

Por alguna razon aquella humana confió en mí, se hizo a un lado y me invito a entrar a su casa, no había notado el frio y la llovizna hasta ahora, no me molestaba pues era mas que Inmortal pero no se sentía comodo, la casa era de madera pintada de blanco cuando entré sentí una sensacion de alivió de calor mi padre me había hablado de esa sensación, la casa era acojedora, un vestíbulo pequeño con una percha para colgar unos cachos de tela que segun pense serían trajes o algo parecido y enfrente de mi unas escaleras que daban a una segunda planta, la mujer estaba enfrente de mi intentando mirarme a la cara y la pequeña le cogía la mano sonriente, pues su madre había accedido a sus peticiones.

- Le buscare algo de ropa de mi difunto maridó, tiene usted prácticamente su misma complexión física, le ira perfecta- la mujer corrió por las escaleras dejando a una pequeña femina mirandome con ojos curiosos, le devolvi la mirada y ella me saco la lengua, me pareció un gestó tierno, gracioso y algo mas, que palabra usaria mi padre, ¿bello?, si esa era.

- Mi mamá me ah hecho caso, por que yo se que tú eres un Angel, te vi caer del cielo, ¿Sabes? - canturreo ella con esa pequeñisima gran voz que le resultaba como las campaniñas que colgaban en Traya cuando había alguna celebración, él sonrió...

- ¿Y que son los Angeles?- le pregunto a la pequeña con curiosidad.

Ella hizo una mueca de vagancia.

- ¡Buaaaah! No me hagas hecharte esos sermones que hecha el Reverendo Roger, que me lío, son bonitos y viven en el cielo, y tu eres bonito y has venido a ayudarnos, a mamá y ami- ella lo miro con gracia, justo en ese instante bajaba la madre de la pequeña con la mano llena de prendas.

-Lilly no molestes al señor- murmuro la mujer- mi nombre es Carry Jhons y ella es mi pequeña Lilian.

Término la mujer, Lilly lo miro con una sonrisa, Carry lo examinaba de arriba a abajo y su cara se tornaba en un tono rojo, cada vez mas fuerte, está le tendió las prendas y unos pantalones cortos también que no supo para que serían, ella vio la duda en su mirada.

- Esto -tomo los mini pantalones - va debajo de esto- dijo cojiendo los pantalones largos. Los humanos tenían unas vestimentas peculiares a decir verdad, los pantalones eran negros y la parte de arriba era una especie de tela que estiraba, creía que seria la famosa camiseta que le mencionó su padre con cuello de pico, se lo puso todo ante la mirada de las mujeres.

- Mamá, Ángel esta descalzo- murmuro Lilly

-No me incomoda la desnudez de mis píes -dijo él

-Hablas como si fueras un alienígena -río Lilly

Él pensó en que habría hecho la tierra para ser destruida pues si todas las personas eran como esas dos desconocidas, los Trits estaban realmente equivocados, decían que ellos no podían amar, pero sintió el pecho encojido desde que las vio.

Se sento donde Carry le dijo, una pequeña estancia a la derecha de las escaleras con algunos aparatos que según ella era la cocina, ella había subido a acostar a Lilly la pequeña no paraba de mirarlo, sonreirle y preguntarle cosas.

Vio a Carry bajar las escaleras y acercarse a él, tomo una silla y se sento enfrente, la mesa era de un material marron, como un Arbol, asi que los humanos no eran tan diferentes a los Trits pues usaban su entorno para sobrevivir, ella lo miro con duda, con temor, lo entendía, él era un extraño al que había dejado entrar en su casa por las quejas de su pequeña hija que creía que había descubierto a un Ángel.

-¿Necesitas preguntarme algo? - dijo Dian.

Ella hizo un jesto de asentimiento...

- Mi hija hasta el momento, no fantasea con gente callendo del cielo, hablas como si fueras de otro sitió, ¿Que eres?- finalizó.

Y él se lo conto todo, quebranto la primera regla de su padre, confiar su secreto pero supo que si quería cumplir su proposito tenía que hablar, ella lo escucho antenta, aveces ponia caritas, no entendia como Lilian tenia el pelo negro si su madre era rubia, pero si vio los ojos de la niña en su mamá, su cara era delgada y tenia unos labios llenos y dientes perfectos, y una pequeña nariz que de arrugaba con su historia, sabía que era de locos, ella dos o tres veces se colocaba su bata blanca como si tuviera frío, él le conto hasta de su madre, de la vida de los Trits, del planeta, todo, lo dijo todo y por alguns extraña razon que no comprendió muy bien, pues su padre le había dicho que los humanos eran muy escépticos, ella lo creeyo todo.

- Si necesitas donde estar, puedes quedarte aquí, estamos solas en la granja y una mano fuerte vendría bien- murmuro ella con la cabeza agachada, aque grado de desesperación había llegado aquella mujer, que necesitaba ayuda de un desconocido ser de otro planeta como él.

- Mi padre me dijo que ustedes los humanos son desconfiado, ¿Porque tú confias en mí? - dijo él.

Ella lo miro y sonrió

- No te hablo tu padre de que algunos humanos tenemos ojo para calar a las personas, tú eres tan transparente que cualquiera confiaria en ti- él no entendió, pero supo que era bueno que ella viera algo en él, había pensado que llegaría a un Mundo catastrófico, pero por ellas, el Sector 98 de verdad tenía un oportunidad.

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