Carta de despedida

21 1 0
                                    

   Recostada observo cómo se hace un agujero en el techo. Tus latidos repercuten en mi cama. Los siento mientras miro hacia arriba. Por un breve instante giró mi cabeza preguntándome si mi cuerpo va a rozar el tuyo otra vez y no me sorprende la respuesta. No hay nada a mi lado, solamente almohadas y sábanas en las que los dos solíamos estar, mientras vos me abrazabas, me contemplabas, me besabas.
  Esos tiempos eran de oro, aunque nosotros no lo sabíamos, no teníamos ni idea. Es triste saber que eso no va a volver a pasar, que de ahora en adelante estamos solos, sin la mutua compañía, estamos solos recordando al otro. Pensando si se acuerda los momentos vividos, pensando si llora por las noches o se lamenta en compañía de una canción, pensando si sigue haciendo arte, o si está sin ideas, o simplemente vacío.
  Todas las noches te pienso y sé que vos no lo hacés, tengo la certeza de que si te vuelvo a ver el mundo se va a caer a pedazos y yo voy a caer con él. Trato de fingir que nada de esto me importa, que nada me afecta; pero lo real es que sigo lamentando nuestra pérdida. El hecho de cómo nos perdimos mutuamente, de no saber si vamos a volver a hablar, si nuestras manos se van a volver a cruzar, si nuestras miradas se van a volver a encontrar.
  No sé qué va a pasar pero sé que te voy a extrañar por mucho tiempo. Siempre me dijiste que nada te importaba, siempre me dijiste qué debemos ser libres, pero no sé si quiero ser libre si no vas a estar para presenciarlo.

Breves Relatos - Tatiana DiederleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora