Segunda carta: No es un cuento de hadas

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Querida Darla: tengo tantas cosas que contarte que no sé por dónde comenzar. Los recuerdos de los momentos que vivimos no se me van de la mente. Esto me está matando, no puedo vivir sin ti, eres esencial como el agua para los helechos. Quisiera poder escribirte todo lo que pasa por mi cabeza en este preciso instante pero no creo que quieras. Mi familia me dice que debo odiarte por lo que me hiciste, pero el odio no llega, sólo siento dolor, como si me hubieras clavado un puñal justo en el corazón. Oh Darla… amor… ¿cómo pudiste hacerlo?, o mejor dicho, ¿cómo pudiste no hacerlo? ¿Cómo pudiste no decirme? Si tan solo hubiera sabido que tu final estaría tan cerca, habría tomado el primer vuelo y tú no hubieras pasado por tu último tiempo sola, solo si me lo hubieras dicho… pero claro, sé que lo último que quisieras es que te haya visto en el estado en que estabas, sé que no querías que nadie te viera tan débil. Repito, deberías habérmelo dicho, quería estar a tu lado, quería sostener tu mano, esa misma mano que algún día me tocó por primera vez, esa misma mano que ahora está dentro de un cajón, tan pálida, tan suave, tan fría…

¿Sabes lo anonadado que estoy? Verte en esa caja de madera… En otra situación ese cajón hubiera sido alagado por su hermosura, tan bien tallado, tan perfecto… pero contigo dentro, me hace querer destrozarlo y sacarte de allí, con solo mirarte, a ti, a tu cuerpo, todo tan bello, en ese estado, tan pálida… tan vulnerable… se me destroza el corazón. Siempre fuiste tan fuerte. Oh, Darla… si tan solo hubieras sido fuerte en esos momentos… ¿Qué estoy diciendo? Claro que lo fuiste. Soy un imbécil por pensar lo contrario, soy un completo imbécil por no haber estado en tus últimos momentos, en tus últimos respiros... ¿Y ahora, qué se supone que haga? Eras mi vida, la razón de mi existencia, tú me diste la razón de vivir, sin ti no hubiera salido adelante, me sacaste de mi soledad, hiciste que mi vida vacía tuviera un sentido. ¿Por qué la vida es tan injusta? Bueno, es obvio, es la vida real, esto no es un cuento de hadas con finales felices, esto es la puta realidad, en donde el maldito cáncer mata a las personas más dulces e inocentes del condenado mundo. Si, Darla, eso eres tú, corrijo eras... ¡DIOS! Si tan solo te tendría de vuelta, sólo por un simple instante, gran parte de mi dolor se iría. Quiero poder mirarte una última vez, tocarte, abrazarte, besarte, amarte... Oh Darla, me haces tanta falta, no sabes por lo que estoy pasando, mis ojos parecen dos mares de aguas cristalinas, que aparentemente nunca secarán, las lágrimas caen en esta simple hoja borroneando todo a su paso, lo cual no importa, la única persona que quiero que lea esta estúpida carta ya no está. Oh Darla… te llevaste mi alma, mi vida, todo mi mundo contigo, y no podré seguir si no estás aquí. Prometo reunirme pronto, prometo que estaremos juntos en poco tiempo, sólo espérame...

Tuyo siempre, Marco.

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⏰ Última actualización: Oct 24, 2014 ⏰

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