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La mañana viene acompañada de una preciosa luminancia que ofrece el sol, que a mi pared blanca, la torna de un color anaranjado, ilumina cada rincón de mi cuarto, me pone muy de buenas para empezar con mi exhaustivo horario de clases.

Me levanto de mi cama, y lo primero que hago es desnudarme, pararme frente al espejo, y observar mi cuerpo, lo hago cada mañana, y por ello, para mi es algo normal, algo bello, nadie más que yo lo ve, nadie más que yo lo puede tocar, y eso me hace sentir especial como una obra de arte, que solo puede ser observada por si misma.

Después, me baño y me visto para ir a la escuela, hago un jugó de naranja y lo cargo en mano hasta que salgo de casa y lo pongo en la canasta de mi bicicleta.

Así empiezan mis mañanas.

- Muy bien Mandy - dice el profesor acabada de responder su ecuación en cuestión de segundos.

Soy una verdadera genia en cuanto al estudio se trata.

Froto mis manos contra mis ojos, tengo sueño y quiero despejarme, pido permiso para salir al baño. En realidad me fugó hasta el patio trasero, donde el sol lo reina todo, cada rincón es iluminado por el.
Me recargo en la pared y dejó caer mi cuerpo lentamente, me hago bolita, y escondo mi rostro en mis rodillas, las cuales abrazó.
Pronto, empiezo a escuchar un balón estrellándose contra el suelo repetidas veces.
Me pregunto, quien será el autor de ese sonido, así que levanto mi cabeza, para encontrarme con el dichoso rey de los rumores, llegó el año pasado, es asiático, y es ignorado al igual que yo, lo que tenemos en común, son nuestras excelentes calificaciones. Lo conozco, ya que el va en mi club, el club de música, el toca el piano, y yo la guitarra. También va conmigo en clases de Química.

Lo observo bien, una camisa gris de manga corta, shorts de mezclilla que le llegan arriba de la rodilla, Vans blancos con calcetas azul cielo con pequeñas nubes dibujadas en ellas.
Me levanto y el parece sorprenderse, ya que da un saltito, luego me ignora y sigue encestando el balón.

- Puedo? - señalo el balón, el solo alza los hombros y me lo lanza.

No soy una profesional, pero tampoco apesto, así que a la primera encestó, el aplaude y yo solo sonrió.
- Te fugaste? - pregunto casi obvia.
Asiente y me mira directamente a los ojos.
Los míos son... Normales, por así decirlo, los de él son color café oscuro.
El sol lo ilumina de una manera perfecta, su piel pálida luce apetecible y la manera en que se mueve simplemente me deja atónita.
Soy demasiado joven y estúpida como para controlar mis hormonales sentimientos.

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⏰ Última actualización: Dec 26, 2019 ⏰

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