Artista/ Musa

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Corrían por toda la casa, jugando y gritando de un lado a otro sin importar que sus ropas se mancharan o que sus peinados se desaliñaran por qué por ese momento eran ellos dos sin importar nada más. Eran dos piezas de rompecabeza que encajaban perfectamente una a lado del otro, y cada momento era especial por lo que lo atesorarían con la vida.

-Te tengo. -le dijo cerca de su oído al atraparla, ciñéndose a su cintura.-y no te dejaré escapar.

Ella esbozó una sutil sonrisa que le llegó hasta los ojos agarrando las manos de Nathaniel que reposaban sobre su vientre.

-¿Y quien te dijo que quiero escapar?-mencionó vivaracha.-Este es el lugar donde quiero estar para toda la vida.

Nathaniel quitó un poco de la cabellera que le caía de lado a su chica para depositar en su mejilla un casto beso que la llenó de alegría.

-¿Aún si todo el tiempo estás con mucha pintura encima?-preguntó dudoso.-No queremos que tu ropa se dañe y que...

Ella se dio la vuelta para dejar que su dedo índice se colocara sobre los labios de este apuesto galán y dejando sobre estos un par de golpecitos que después reemplazó con sus labios en un dulce además de magnífico beso que los envolvía en una nube rosa en donde ellos eran los protagonistas.

-Incluso si tengo que sacrificar mis atuendos o mi bella cabellera. -sonrió colgada de su cuello.-Por que no hay nada mejor que pasar tiempo contigo, ser tu inspiración y ser tu modelo.

En el rostro de Nathaniel se dibujó una sonrisa pillada de gracia.

-Bueno~.-él alargó la última vocal con una sonrisa dulce que dejaba ver lo feliz que era con su chica.-No es que me dejaras mucha opción, tú te encargaste de correrme a las diez chicas que se presenta...auch.-se quejó interrumpiendo lo que estaba diciendo al sentir la mano de Chloé estamparse en su brazo.-¿Por qué fue eso?

Chloé hizo un mohín con los labios entrecerrando sus ojos y cruzaba sus brazos por debajo de sus pechos dándoles más realce incluso con esa blusa liviana que llevaba.

-No iba a permitir que esas zorras vinieran a seducir a mi hombre ni mucho menos dejarlas que te toquen a su gusto o que tu las tocaras por donde sea.-alzó la cabeza con orgullo pero después suspiró con pesar.-pero si tú quieres ir con ellas adelante, al final son mucho más bonitas y mejores que yo.

Se dio la vuelta dejando atrás a su novio quien se regañó mentalmente por saberse conocedor de haber metido las patas, incluso a pesar del tiempo transcurrido no podía dejar de sentirse inseguras y muy fea, sentía que en cualquier momento él se cansaría de andar con alguien como ella que había perdido su valor. Su rostro se llenó de lágrimas sin poder evitarlo mientras se quitaba los rastros de pintura con el alcohol que se encontraba en la mesa de la sala.

En tanto, Nathaniel se reprochaba por lo estúpido que había sonado aquel chiste y es que él más que nadie conocía el trasfondo de la historia de su novia por lo que, lo menos que deseaba era incomodarle. Con la zozobra en el pecho se arrimó a ella colocando sus brazos alrededor de su cuerpo aferrándose sin dejar siquiera una posibilidad de que se moviera.

-Nath, déjame.-gruñó ella removiéndose.-Vete con Lila o con Alix, estoy segura que ellas estarán encantadas de recibirte.-soltó con amargura.-a mí solo déjame en paz.

-Perdón. -suplicó abatido.-No hay ninguna chica que sea más importante para mí como lo eres tú.-Te amo y no hay nada...absolutamente nada que me guste más que estar contigo, eres mi vida entera.

Ella contuvo sus lágrimas agachando su cabeza con tal de que él no viera su fragilidad pero le fue imposible al Nathaniel girarla para encararla y tomar sus manos con dulzura.

-¿Incluso si antes fui de alguien más?-indicó con vergüenza.

-Eso no me importa en absoluto. -declaró con decisión.-Lo que hizo ese idiota contigo es algo que va a pagar con creces en la cárcel. -frunció las cejas intentando calmar el odio y la impotencia que lo carcomía por dentro. -Pero eso no te define como mujer...lo que sí, es tu forma de ser, de comportarte, de vivir la vida, de defender el París que tanto amamos con ayuda de pollen y de ser simplemente tú con alegría, tu sinceridad, tu optimismo, tu personalidad. -acarició su mentón un poco para después guiñarle un ojo.-Siendo la reina de mi corazón.

Chloé se encogió de hombros con un brillo especial en los ojos, no cabía duda que su vida había dado un gran cambio y que sin duda alguna Nathaniel era aquel billete de lotería que tuvo la suerte de encontrar pero sobre todo de ganar.

-Te amo.

-Y yo a ti te amo mucho más. -besó sus nudillos.-Y en cuanto me sea posible pondré en tu dedo el mejor y más hermoso anillo de compromiso.

Chloé mordió su labio a causa de la felicidad que la abordaba, se sentía tan dichosa de saberse amada que aún no podía creérselo por completo, que creía que todo era parte de un sueño del que pronto despertaría.

-¿Casarnos?-preguntó no saliendo de su asombro pero sin dejar a un lado su sonrisa en ningún momento. -¿De verdad?

-¡Por supuesto que sí!- acunó el rostro de la chica en sus manos para darle un pequeño beso.-Eres mi mayor tesoro, mi musa, mi mejor obra de arte y no me veo sin ti ni en un millón de años.-le aclaró suspirando cerca de su boca.-Eres mía, total y absolutamente, te amo como un completo loco mi amor, nada me haría feliz que verte todos los días de mi vida al despertar, que sea tu hermoso rostro sin una gota de maquillaje con tus hermosas pecas las que vea al despertar, tu hermoso cuerpo cerca del mío dándonos cariño, sintiendo la respiración del otro...Tal vez, en un futuro tener un par de hermosos niños corriendo por toda la casa ¿Aceptas?

Ya no aguantó más abalanzándose hacia él en un férreo abrazo llenando sus mejillas de besos hasta llegar a su boca en donde dejó un tórrido beso acariciando sus cabellos mientras él la sujetaba de la cintura haciendo que ella alzara los pies del suelo soltando risas entre lapsos a causa de la felicidad que la abordaba.

-Claro que acepto.-Dijo al separarse de él. -Quiero ser tu esposa y estar contigo por siempre.

-No puedo esperar el momento para poder llevarla al altar señora Kurtzberg. -mencionó feliz dejándola en el piso y tomando su paleta de colores para tomar uno al azar y pintarle la nariz con este a la chica que replicó entre risas.-Todos los colores le lucen pero en definitiva el color blanco es el que más ansío verle puesto.

La atmósfera se llenó de risas, de halagos, de sueños y de promesas pero sobre todo de mucho amor que hacía latir sus corazones con cada segundo que pasaba. Estaban completamente convencidos que donde estaban eran su lugar, no deseaban nada más y estaban totalmente enamorados sin desear nada más en la vida.

Ellos eran la obra perfecta que ningún autor pudo haber pintado jamás.

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Pssst psstt ¿Hay alguien aquí?, espero que sí 👀, aquí traigo la quinta parte de este pequeño fic que ya casi está llegando a su final 🙊 ¿Qué opinan?

Les quiero ♡.







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