"Capítulo 1"

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"Sus huesos hoy serán polvo

Sus voces estarán perdidas

Sus caras olvidadas

Pues hace siglos que yacen bajo tierra.

Y solo queda el tiempo como testigo de sus aventuras, de sus amores, de sus caídas, de sus traiciones..."

Mi último libro. El viaje a través de bosques y montañas había sido largo. Y mi lectura rápida y feroz.

En el carruaje únicamente gozaba de la silenciosa compañía de mis hermanas. La cual carecía de entretenimiento alguno.

Los escasos cuchicheos sobre la corte eran siempre los mismos. Solo variaba su desgraciado protagonista.

En un mundo de normas y etiquetas, las malas lenguas podían cortar tanto como la hoja de una espada.

Pero a mi parecer, el aburrimiento, era aún más mortal.

Mis pies ansiaban la libertad que se ofrecía tras aquellas paredes. Tras esa ridícula e hipócrita sociedad.

Por ello, solo podía esperar a saborear los escasos momentos que se me ofrecían.

Los cuales, por suerte, no se hacían de rogar.

El traqueteo del carro cesó. Los caballos relincharon. Y yo aproveché para ponerme en pie.

-Sira.

Doretta, con sus cabellos como el oro, sus ojos tierra, y su piel de mármol, me advertía con reproche. "Eres una dama. No una campesina que corre entre los árboles"

Solo asentí, como tantas veces había hecho. Para luego, no hacerle caso. Y salir huyendo del carruaje.

"Niña curiosa e impertinente"

"Cria revoltosa, madura y comportate de una vez"

"Te quedarás sola, sin marido y despreciada por la sociedad"

Dudaba que hubiese insulto alguno que no se me adjudicase. Una joven que no actuaba correctamente. ¿Cómo no iba a estar mal vista?

Y sin embargo. No era la única.

En aquellos libros residían cientos de muchachas que escapaban de aquello que las oprimía. En tomos de historia, fantasía, religiones... siempre estaban ahí, gritando, mientras el mundo entero trataba de silenciarlas.

Fueron las voces de los sirvientes, guardas, y demás personas las que me sacaron de mis pensamientos. Y entre todos ellos, me puse a buscar a uno.

Su pelo albino destacaba entre la multitud. Ribio. Mi compañero de batallas. ¿Cómo describir nuestra relación? Mis padres llegaron a estar escandalizados, pensando que podía surgir un romance entre nosotros. Sin embargo, ambos sabíamos que eso jamás sucedería.

El joven no sabía que edad tenía. Y a mi no me importaba. El uno era el escudo del otro, y habíamos vivido, desde bien pequeños. Una férrea amistad. ¿Cómo permitir que meros sentimentalismos, cuchicheos, o años se interpusieran de por medio?

No estaba en mis planes permitir aquello.

-¿Otra vez escapándote de tus hermanas?

Aun media ensimismada, dejé escapar un suspiro.

-Desearía tanto ser un trovador.

-¿Y eso a que viene?

-¿No lo entiendes? Podría contar que tan dura es la vida de una guerrera custodiada por dos bestias sin corazón.

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⏰ Última actualización: Aug 27, 2019 ⏰

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