Double Trouble Couple

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MoonByul

Había algo raro en esa chica, Byul lo sentía en sus orejas y en su colita. La híbrido de corgi no entendía que era ese escalofrío que recorría su espalda y erizaba su pelo, cada que la chica gato se acercaba correteando y pasando su cola esponjada por sus piernas.

Esa mañana no fue la excepción. Debía pasar por la panadería que atendían los padres de la pequeña YongSun, sus padres creyendo que era una buena oportunidad para que las dos niñas de 12 y 9 años, se hicieran amigas. Cada que la mandaban a ese lugar, era un intento fallido.

ByulYi era una niña que amaba su espacio, no le gustaba que los niños se pegaron a su cuerpo a jugar con ella o que le dieran abrazos, siendo precisamente lo que hacía que no le agradara del todo YongSun. La menor era escandalosa, se reía por todo y se colgaba de ella cada que llegaba al local. Simplemente desagradable.

La niña de cabellos rubios camino a pasos lentos hasta el lugar, permitiéndose oler el delicioso aroma a pan recién hecho y nata montada, los señores Kim hacían el mejor pan del mundo mundial, a su parecer.

-Buenos días, pequeñita -El señor Kim era muy amable con ella y siempre le regalaba un panqué con nuez, diciéndole lo rápido que crecía.

-Buenos días, señor Kim -Su voz sonó tranquila, casi siendo imperceptible como estaba sorprendida por no ser recibida por los gritos de la pequeña Yong.

-¿Buscas a YongSun? -La voz divertida del hombre la distrajo de seguir mirando para todos lados y por entre los estantes, el señor estaba empaquetando el pan que sus padres siempre pedían. Quiso negarse, decir que realmente no le importaba, pero no alcanzó-. Salió al parque, me sorprende que no la vieras. Espero regrese antes de que comience a llover, le tiene pánico a las tormentas.

Espero pacientemente hasta que todo estuvo empaquetado y pago, tomando entre sus manos el delicioso panqué que disfrutaba de cambio a casa. Agradeció y caminó de regreso.

ByulYi estaba en su mundo, tarareando la canción de su programa favorito y comiendo alegremente, cuando sintió las primeras gotas de la lluvia que no sabía, empeoraría. Fue cuestión de minutos para que todo se volviera una lluvia fuerte, ella quedándose resguardada bajo los techos de casas y escaparates de tiendas. Pudo continuar, caminar a casa sin problema alguno, de no ser porque pasó junto al parque y pudo ver una pequeña figura pegada a un tronco.

-YongSun...

La niña estaba asustada y empapada, temblaba y sus bracitos se aferraban con fuerza. Le tiene pánico a las tormentas. ByulYi quería correr a su casa, meterse a su cama y olvidar que vió a la chica, pero de nuevo sintió esa cosa rara, esa punzada en el pecho y el cosquilleo en el estómago, esas cosas que sentía cuando la niña de cabello castaño se colgaba de su cuello al entrar a la panadería.

No, debía irse y dejarla ahí, ese no era su problema y desde luego no le importaba lo que pasará con esa niña. Era molesta y le causaba sensaciones raras, cosas que a ByulYi le dejaban pensando noches enteras. Afirmó los dedos en la bolsa de tela que cubría la de papel, y avanzó un par de pasos cuando su corazón se detuvo.

-¡ByulYi! -La voz de YongSun se escuchaba rota, pero se las había arreglado para gritarle por ayuda. La rubia se giró y vio a la chica con los ojitos abiertos hacia ella.

Se debatió unos segundos antes de echar a correr hacia ella, con la bolsa de pan casi rozando el suelo. Al llegar, la castaña se afirmó a su cintura, colocando su carita contra su pecho y rozando su nariz repetidas veces. Estaba helada.

-Tranquila, YongSun, todo está bien -Solo al terminar de pronunciar esas palabras, un gran trueno retumbó en el cielo y sus manos fueron a dar a la espalda de la menor. Estaba abrazando a YongSun, a la niña que le caía mal, la escandalosa que quería evitar siempre.

Con cuidado, las llevó a ambas hasta el pequeño kiosko que había al centro del parque, siendo una tarea difícil con la bolsa de pan colgada a su muñeca y YongSun aferrada a su cuerpo. Ambas se sentaron de rodillas, sus cuerpos pegados y el frío aire haciéndolas temblar por sus ropas mojadas.

-¿YongSun...?

La menor se veía claramente mal, la lluvia la estaba asustando demasiado y los truenos la hacían pegar pequeños brincos. Nuestros padres no tardan en venir a buscarnos. Byul estaba segura que llegarían en cualquier momento, pero sentía la necesidad de mantener bien a la chica hasta entonces.

Colocó ambas manos en las orejas peludas y las acunó, haciendo lo mismo con las humanas, después. La pequeña gatita levantó la cara, sus ojos de pestañas mojadas viéndose enormes por las lágrimas que tenían.

-ByulYi...¿Somos amigas?...

El corazón de la rubia se detuvo, sus orejitas contrayéndose hacia atrás mientras pensaba qué decir. En ese momento, todos esos sentimientos de odio hacia la menor, le parecían tan estúpidos, tan bobos, que solo pudo asentir.

-Sí, YongSunie, somos amigas.

Vio con ojos bien abiertos como la castaña cerraba los suyos con cierta y se ponía de puntitas, chocando sus labios con los suyos en un beso casto, sus manitas aún aferradas a la tela de su ropa. Se separó unos segundos después, con la carita roja y una sonrisa boba en los labios.

-¡YongSun! ¡Byul!

Su padre y el señor Kim corrían hacia ellas, protegidos por un paraguas y con trajes impermeables. La menor se separó de ella, frotando sus ojitos con sus puños y tendiendo los brazos a su padre.

Ambas fueron subidas al coche del señor Kim, quien llevó a ella y su padre a casa.

-Byulie -Escuchó antes de bajarse, girándose hacia donde la pequeña castaña estaba envuelta en una toalla-, ¿Somos amigas?

El corazón de ByulYi se llenó de calidez, sin saber porque se acercó a la menor y le dió un abrazo rápido antes de asentir y bajar corriendo del auto, sus mejillas ardiendo como si nunca hubiera estado en la lluvia y el viento helado.

Esa noche, entre sabanas y chocolate caliente, le contó a su mamá lo que sentía, las punzadas en el pecho y el cosquilleo en el estómago. Su madre soltó una carcajada y la abrazó, diciéndole que era normal y que por supuesto, la pequeña Yong no era mala porque causará esas cosas en ella.

-Mi pequeña MoonByul está enamorada.

-¡Mamá! ¡¿Qué cosas dices?! -Con fuerza, trató de separarse del abrazo apretado de su madre, echándose a reír cuando está dejó caer su peso sobre ella y la atrapó sobre la cama.

Sí, quizá había algo de cierto en eso, quizá aparte de esos sentimientos raros, también estaba esa cosa cálida que se extendía de su corazón a sus mejillas. Y eso era un doble problema, más no uno que estuviera dispuesta a resolver. Se quedaría con su pequeño problema de cabellos castaños y mejillas regordetas, de orejas peluditas y colita esponjada.

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Gracias por leer. Mucha suerte a las personitas que entraron a la escuela en estas fechas.

MoonSun (A, B, C del MoonSun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora