—Jimin...La gruesa voz del pálido hacía cosquillas en la oreja del mayor, con la canción de «All for one» de HSM2 de fondo, Yoongi se encontraba sentado a horcajadas sobre el regazo de Jimin, en el sofá del departamento del mayor, con las respiraciones pesadas, las pupilas dilatadas, las manos traviesas y los cuerpos calientes.
—Yoongi...
Sus labios estaban hinchados pues minutos atrás habían empezado a devorarse a besos y es que ni uno de los dos estaba consiente como fue que pasaron de estar burlándose de Troy y Gabriella para luego cada uno tomar un bando, defenderlos a muerte y después besarse con furia.
Bueno, quizá todo esto debería ser contado desde el momento en el que empezó a suceder.
Habían pasado 2 semanas desde que Jimin y Yoongi se vieron por última vez, ambos habían estado sumamente ocupados con sus respectivas actividades y aunque constantemente se mandaban mensajes y se llamaban inventando alguna excusa; aunque simplemente alguno de los dos quisiera escuchar la voz del otro; tanto el mayor como el menor tenían ese sentimiento de vacío en su pecho, el de no tenerse cerca.
Jimin había tenido un incontable papelo, juntas, audiencias, llamadas telefónicas y formas que llenar, a causa de la captura del asesino serial, todavía cuando paso un par de días en el hospital hasta que las heridas de bala lo dejaran caminar con un poco más de normalidad, no dejó de trabajar en ningún momento.
Todo se complicó desde el momento en que los de alto rango se enteraron que el asesino era un infiltrado en la agencia, y todos y cada uno de los policías y agentes, tuvieron que pasar por rigurosos exámenes y tediosas interrogaciones.
Los días de Jimin habían sido exageradamente largos y exhaustos, pero, de un momento a otro, las llamadas por las noches del menor se había vuelto habitual, y era el momento más importante del día para el agente.— Hola... — El mayor había contestado su teléfono apenas lo sintió vibrar, sin la necesidad de revisar quién le estaba llamando, pues él sabía perfectamente quien era — Estoy llegando a mi departamento...— el pelirrubio sacaba las llaves de su bolsillo, cuidadosamente poniendo el teléfono celular entre el cuello y la oreja, sosteniendo su maletín con una mano y abriendo su departamento con la otra.
— Hoy llegaste temprano — La ronca y suave voz del menor estremecía a Jimin siempre que la escuchaba por la bocina; algo dentro de su mente le pedía a gritos tenerlo cerca de él. — ¿cómo están tus heridas de guerra?
— Ya han pasado semanas Yoongi... estoy bien — Pero si estuvieras aquí estaría mejor; el susurro dentro de la mente del mayor hizo que sus mejillas se sonrojaran inevitablemente, sacudiendo la cabeza ligeramente mientras dejaba su maletín y llaves arriba de la mesa del comedor y se dirigía hacia la cocina a servirse un vaso de agua, aprovechando para sostener mejor el teléfono. — Y si, llegué temprano hoy, creo que pronto podré tener algunos días libres, ¿tu día?
De pronto escucho un sonido como si el celular hubiese sido dejado en algún sitio, alcanzando a escuchar unos suaves murmullos de fondo.
El pelirrubio estaba acostumbrado a que eso sucediera en el transcurso de sus conversaciones, al fin de cuentas, Yoongi siempre llamaba a Jimin desde el turno nocturno de su trabajo en una librería.
Cuando Jimin le pregunto al menor como fue que encontró una librería que abriese hasta las 2 de la mañana, el pelinegro solo rió un poco y contestó: «Taehyung la encontró y me recomendó, es una librería esotérica ».
Jimin hubiese querido golpear al par de jóvenes, pero respiró profundo y entendió lo importante que era para Yoongi trabajar por su cuenta, para así pagar sus deudas y cosas propias. Tranquilizandose mentalmente, diciendo que al menos en ese trabajo no tendría que llevar pedidos a algún extraño lugar de la ciudad, y que tan siquiera quedaba a tan solo un par de cuadras del apartamento del menor.
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Delivery Boy! [JimSu/Yoonmin]
HumorMin Yoongi odiaba su trabajo de medio tiempo como repartidor de pizzas; incluso si fuese lo único que le ha impedido morir de hambre en su travesía universitaria, él realmente odiaba ciertas cosas en concreto. [...] La vida de Min era lo más monóton...