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❝ Me de apodos... ❞
Silas Karlise
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Tuvo que esperar todo el día a que hubiera un momento a solas para acercarse a él
Y aprovechó la hora de la cena, era el momento justo del día cuando todos en BC descanzaban de largo e intenso día de entrenamiento
Así que mientras todos los demás se iban a descanzar. Ella fué la ultima en quedarse vagando por los grandes pasillos del gimnasio
Buscándolo
Lo conocía lo suficiente como para saber que aún a altas horas de la noche, él no se detendría hasta sentir que su entrenamiento fué suficiente. Además de que esperó todo el día un momento a solas para poder acercarse a él
Ya que cualquier muestra de afecto que pudiera darle, no sería bien recibida si ambos estaban en público
Ella detuvo sus pasos frente al umbral de las puertas, finalmente lo había encontrado
Los fuertes sonidos de la arena resonaban en las paredes del oscuro lugar. Ella llevó una mano a su pecho, mirando como el chico jalaba fuertemente del cordón de su lanzador
Sonrió y finalmente decidió acercarse
-No sé por qué prescentía que iba a encontrarte aquí.-
Silas se detuvo y su bey cayó en seco a la arena. Se giró sobre su hombro y la vió acercarse con las manos a la espalda
Este sonrió de lado y se agachó a recoger su bey de la arena
-Ya te habías tardado...-Respondió él
La contraria arrugó la nariz
Silas guardó su bey en el bolsillo de su pantalón y se acercó a ella
Esta extendió los brazos con una sonrisa y él la atrapó en sus brazos
Silas rió y la abrazó, ella cerró los ojos y se dejó sostener por aquellos fornidos brazos
-Bella Toppolinna...-Masculló el mayor, posando su mentón en la coronilla de su pequeña
-Silas...-
-¿Mmm?.-
-Tu hablas italiano, ¿Cierto?.-
El nombrado se sorprendió ante la pregunta
-¿Por qué?, ¿Quieres que te enseñe?.-Fanfarroneó
-Si.-
El Karlise levantó una ceja y se separó para mirar a su novia con curiosidad
