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❝ Me calle con un beso... ❞
WakiyaMurasaki
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-Hoji, ¿Puedes decirle a la señorita terca que deje de llevarme la contraria?. Parece que no entiende si se lo digo yo.-
-¿Puedes callarte y dejar de actuar como un marica?. ¡Te digo que si me hubieses escuchado desde un principio nada de esto habría pasado!.-
-¿Disculpa nena?, ¿Escucharte yo a ti?. Tu eres la que no menos debía opinar.-
-Pues entonces, ¿Por qué mierda me involucras a mi?. Porque hasta donde yo sé, una persona normal toma el carril contrario, pero nooo, el señorito tenía que ir a la vía pública.-
-¡Ibamos a chocar!, ¿¡Qué querías que hiciera!?.-
-¡Todo menos lanzarte en plena autopista idiota!.-
El Konda los miraba en silencio desde el asiento de atrás. Preguntándose cómo acabó metido en esa problemática situación
-¡Si no lo hubiera hecho estariamos ingresando a sala de urgencias!.-Masculló él, golpeando el volante con frustración
-¡O en el carril contrario sanos y salvos donde lo único que estaría herido sería tu orgullo!.-Insistió ella, cruzada de brazos
-¡Argh!, ¡Metete en la cabeza que no lo hice porque me dijiste que no lo hiciera!.-
-¿Ah no?, entonces explícame detalladamente. ¿¡Por qué coño te lanzas a una autopista llena de autos con posible riesgo de salir los tres volando!?.-
-Es un auto, no un maldito avión. Tonta.-
-Pues entonces la próxima vez choca contra un camión blindado y rómpete el parachoques a ver si no sales volando.-
-A volar te voy a enseñar si sigues insistiendo.-
-¿Disculpa?.-
Hoji suspiró con frustración. Lo menos que esperaba después de un susto terrible como el que estaban a punto de pasar era que esos dos se pusieran a pelear
Por tercera vez en el día
-¡Así es!. Me tienes harto, toda la mañana has estado llevándome la contraria...-
-Pues perdona por no querer morir nos con tu pequeña estupi-... ¡Cuidado!!.-
El rubio reaccionó al instante y giró con brusquedad el volante
Haciendo que el auto se moviera violentamente sobre la vía. Mientras se escuchaban las bocinas de los demás autos
Y el moreno se encomendaba a Dios todo poderoso mientras sus manos se aferraban con una fuerza sobre humana al asiento para no salir volando por la ventana
