Capítulo I

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Las personas que llegan a nuestras vidas lo hacen por una razón. Las conoces por accidente, en la escuela, una mirada en la calle, un tropezón en el metro, etc. 

 Yo te conocí a ti, te encontré de una manera muy extraña o muy común, según lo veas.El primer día de la prepa, al entrar a la primera clase y observar a todos en el salón, nadie llamó mi atención. 

Tomé asiento en la primera fila, casi enfrente del escritorio del profesor (como siempre ha sido mi costumbre), la clase comenzó y aproximadamente quince minutos después entraste tú, agitado. Una fina capa de sudor cubría tu frente, aún usabas brackets, le sonreíste con pena al profesor y preguntaste si podías pasar, el profesor te reprendió un poco, pero al final te dejó incluirte a la clase. 

No voy a mentir, lo primero que pensé de ti fue "que irresponsable, el primer día y llegó tarde". No te presté más atención hasta que llegó el momento de presentarnos, entonces, hablaste de tus intereses; dijiste que te gustaban los caballos y practicabas charrería, eso captó mi atención por completo, nunca había conocido a nadie que practicara ese deporte y los caballos me daban miedo. 

Al terminar la primera clase, unos cuantos grupos se formaron, tú, Alondra y yo fuimos los primeros en salir, yo sabía exactamente hacia dónde me dirigía porque mi prima ya me había enseñado los que serían mis salones con anterioridad, te acercaste a Alondra y le preguntaste si sabía dónde nos tocaba la siguiente clase, ella te contesto que si, pero que no sabía cómo llegar. Yo iba por delante de ustedes escuchando su conversación cuando entre los dos decidieron acercarse a mí para preguntarme si sabía dónde quedaba el edificio, les contesté que sí y comenzamos una conversación trivial. En ese momento tuve la oportunidad de observarte más de cerca y concluí que llamabas mi atención.

Nada más interesante como conocer a tus compañeros el primer día de clase, éramos un grupo pequeño y eso facilitaba el dialogo en general. 

Recuerdo que la siguiente clase fue química, una de mis materias favoritas, sin duda. Mi sed de aprendizaje y retroalimentación con los profesores llevó a que fácilmente me ubicaran y me nombraran jefa de grupo; mi actitud de líder hasta la fecha ha propiciado mis avances como persona. En esa asignatura no hubo más percances y simplemente las cosas sucedieron como debían suceder, para ese momento yo ya sabía de memoria los nombres de las diecisiete personas que me acompañarían esos dos semestres de preparatoria.

En la siguiente clase las cosas se complicaron bastante, pues nos encontramos con chicos desconocidos y el salón asignado no era lo suficientemente grande para todos. Entre los rostros deseconocidos de los sujetos de la otra sección, descubrí a uno en particular, un rostro muy simétrico y bastante serio; un chico con rulos y aura solitaria era el que había llamado mi atención. Más adelante descubriría que su nombre era igual que el primero tuyo, José, o como el se hacía llamar "Joe".

Las didácticas de los profesores para que nos conociéramos entre nosotros y que ellos tuvieran una percepción de nosotros como grupo no fueron distintas. La monotonía del asunto me tenía descuidada y pasé el resto de la dinámica dibujando ojos en la última parte de una libreta mientras escuchaba a un tipo de nombre Alexis hablar sobre sí mismo y lo maravilloso que era tocando la batería. Desde el primer momento en el que había abierto boca, egocentrismo y narcisismo habían surgido de ella, y cuando mencionó lo maravilloso que era que sus padres le hubieran regalado un carro a sus dieciséis años, yo dejé de prestarle atención.

Sin duda al terminar la clase yo salí corriendo del salón porque el único medio de transporte para llegar a casa saldría cinco minutos después y el salón quedaba a aproximadamente diez minutos a pie. 

Ese día descubrí la importancia de tener una buena condición física porque corrí sin parar hasta el estacionamiento de donde salía mi bus y apenas  logré alcanzarlo. Al asomarme por la ventanilla te ví caminando muy calmado por la acera y subirte a un carro de color plata y entonces pensé en lo afortunado que eras porque seguramente tus padres te recogían al salir.


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