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La familia Williams finalmente había llegado a Riverdale.

El señor Williams había comprado una casa en el lado norte del pueblo, justamente al lado de la residencia de su mejor amigo Fred Andrews. El señor Williams venía de visita cada verano cuando era un pequeño niño, y desde ese momento su amistad con Fred dió frutos, tanto así que llevan más de quince años de amistad.

- Niños, ¿por qué no van a recorrer el pueblo? según su padre hay una muy buena cafetería a unas cuadras de aquí, vayan a comer algo. - dice la señora Williams en un tono dulce.

- No digas excusas mamá, simplemente no quieres que estemos aquí mientras ustedes acomodan todas las cosas. - contesta Isabella colocando sus audífonos en sus orejas, dándole play a la primer canción de su lista de reproducción, "Bad Guy" de la famosa cantante del momento, Billie Eilish.

- Esta bien, me atrapaste... No deseo que mis siete hijos estén molestando en vez de ayudar a arreglar todas las cosas. - confiesa Karen, mientras que procedía a abrir una de las tantas cajas de cartón que habitaban por toda la sala.

Si, siete hijos...sin duda alguna eran una familia bastante numerosa. La casa siempre solía ser como un campo de guerra, peleas entre todos, bromas pesadas, golpearse entre ellos... Eran algo parecido a un grupo de animales salvajes.

- La cafetería se llama Pop's, ahí va mucha gente del pueblo...les ruego que se comporten como personas civilizadas, y que no actúen como aquí en la casa... Aprovechen y hagan amigos, pero nada de problemas. - el señor Williams aparece por la puerta de la cocina.

Los siete asintieron con su cabeza y salieron de la casa, con dirección a aquella cafetería de la cual sus padres hablaban.

Evangeline tenía su mirada perdida, estaba pensando en que mañana sería su primer día en la secundaria Riverdale High, para su suerte no iría sola, si no qué Isabella y Jackson también asistirían.

(...)

Finalmente habían llegado a aquella cafetería, un letrero con forma circular y luces led, resaltaban el nombre de la cafetería, al igual que la fachada.

"Abierto las 24 horas", eso fue lo primero que divisó Evangeline al estar frente a la puerta de cristal.

Abrió la puerta lentamente, escuchando el sonido de la pequeña campana dorada que había sobre esta, llamando la atención de varías personas que se encontraban dentro del local.

- Haber, animales. Vayan a esa mesa. - habla Isabella quitándose sus audífonos, para posteriormente guardarlos en uno de los bolsillos de sus jeans.

- ¿A quién les dices animales, feto mal desarrollado? - habla Jackson golpeando levemente el hombro de la contraria.

- Tócame de nuevo y dile adiós a tu huevos, Jackson - dice devolviéndole el golpe en la misma zona.

- Si no paran yo los golpearé a ambos, par de simios. - Evangeline aparece detrás de ellos, empujándolos hacia una de las mesas. - siéntense. - ordena y ambos obedecen al instante.

Evangeline estaba a punto de continuar hablando pero una voz desconocida no se lo permite. - ¡Hey, ustedes deben ser los nuevos del pueblo! Mi nombre es Pop, mucho gusto...oh, y bienvenidos a Riverdale.

- El gusto es nuestro, señor Pop y muchas gracias por la bienvenida. - habla el pequeño Jeremiah de tan sólo siete años de edad.

- Pero que ternura. - sonrió el señor de color. - y dígame, ¿qué se les antoja?. - pregunta acomodando aquel delantal blanco que cubría su camisa y parte de su pantalón.

- Siete malteadas de chocolate, porfavor. - hablo esta vez Evangeline con una de sus angelicales sonrisas.

- Llegan en un dos por tres. - suelta una pequeña carcajada y va hacia una barra, igualmente decorada con luces.

(...)

Los hermanos ya se encontraban degustado sus malteadas de chocolate, mientras que compartían palabras en conversaciones triviales.

Las miradas estaban sobre su mesa, y obviamente sobre ellos... En estos momentos eran la gente nueva de Riverdale...y con todo el caos que ocurría en ese lugar... Riverdale no esperaba nuevas personas.

- Creo que ya es hora de que regresemos a casa... Esto se esa volviendo demasiado incómodo. - habla Jackson levantándose del asiento, y sacando el dinero que su padre le había entregado para pagar las malteadas. - Eva, ve hasta ahí y dale el dinero.

Evangeline sin reproche alguno se levantó de su asiento y camino hacia la barra, dónde se encontraba aquel señor tan amable. - disculpe, señor Pop...aquí está la paga. - dice extendiéndole el dinero

- Tranquila, por ser su primera vez será grátis, no tienes nada que pagarme, pequeña. - el hombre mayor le regala una dulce sonrisa, para luego dirigirse a una de las tantas mesas.

- Me gusta este pueblo...- suelta una lave carcajada y sale de la cafetería, yendo detrás de sus hermanos.

(...)

La noche había caído en Riverdale...

Evangeline se encontraba apoyada en el marco de su ventanal, mirando con atención aquellos pequeños destellos blancos que decoraban el oscuro cielo.

La pequeña Evangeline siempre había tenido una pequeña adoración por las estrellas. Desde que era una pequeña niña, cada noche solía sentarse en la ventana, y dejar que su vista fluyera por todo el oscuro cielo.

– Es hora de que duerma, mañana es nuestro primer día en Riverdale High y debo descansar bien. – dice entre susurros, para luego lanzarse sobre la cama.

dulce chica: Sweet Pea.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora