Capítulo 7

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El cielo comenzó a teñirse de naranja, estaba atardeciendo, y no había nada como saber que dentro de nada se podrá cenar con los compañeros y hablar sobre los temas del día. En ese atardecer, todos estaban entrenando dentro del campamento puesto que el capitán Lovino dio claras órdenes de que nadie podía salir a Verona aquella tarde. Ludwig había construido, junto con varios ayudantes, un circuito para entrenar, lo usaría también con Feliciano. El circuito se componía con un total de 6 estaciones, 4 eran de encadenamiento de elementos gimnásticos y 2 eran de evaluación. Se deberá estar un total de 4 minutos en cada una de ellas, y una vez pasado este tiempo ocupar la siguiente estación en el sentido de las agujas del reloj. En las estaciones de encadenamiento se contará con cuatro colchonetas y se deberán realizar el enlace de los elementos indicados, en resumen, varias volteretas, andar con el cuerpo a tierra ect. Ese recorrido lo habían estado Ludwig y Feliciano haciendo prácticamente toda la tarde, así que ya no había más ganas de correr, pararon a tomar aire y demás. Feliciano acabó tumbado en el suelo, y Ludwig estaba de pie, pero a su lado.

—Ve~—dijo Feliciano—. Ludwig, estoy cansando~.

—Pues como yo—dijo el alemán pasando su brazo por su sudorosa frente. El italiano alzó la mirada a Ludwig y observaba con máxima atención cada gota de sudor que recorría el cuerpo de Ludwig. Le recorría la cara, el cuello, sus hombros y brazos al descubierto, su espalda. La camiseta negra sin mangas le marcaba el torso, pero no se dejaba transparentar. No pudo evitar el sonrojo, era bastante bello a los ojos. Ludwig lo miró y se extrañó al ver la mirada acosadora de Feliciano, pero no sintió nada raro como el otro.

—¿Acaso te pasa algo?

—¡¿Ve?, ¿a mí? Nada!—dijo bastante nervioso. El alemán decidió no darle mucha importancia. Feliciano alzó los brazos—Ludwig~, cógeme~—el tono de voz algo quejoso de Feliciano hizo que Ludwig sintiera que las mejillas le hacían cosquillas.

—No.

—Estoy muy cansado~

—Ya lo sé.

—Cógeme, por faaa~

—No voy a darte mimos—hubo un rato de silencio—. Lo digo en el modo más masculino posible.

—¿Masculino? Eso sonó a pervertido—acto seguido el joven empezó a reírse con mucha fuerza y el rubio muy sonrojado se tapó la cara para no avergonzarse más. Miró por un momento a Feliciano. Su cara lucía mejor cuando estaba contento. Sonrió levemente, se agachó y le tendió una mano para ayudarlo a levantarse. Para su sorpresa, Feliciano se echó encima suya lanzándolo al suelo debajo suya.

—¡Feliciano, ¿qué haces?!—dijo Ludwig bastante sonrojado y viendo que el otro estaba encima mirándolo muy pícaro.

—Ve~, vi que me ibas a coger así que me tiré encima para que te costase menos cogerme—puso una sonrisa gatuna. Ludwig quiso quitárselo de encima para darle una lección, así que en un acto bastante rápido, cambió las posiciones. Se colocó encima de él y le cogió las manos sin dejarle posibilidad alguna de escapar. Estaba sumido a él.

—Ah, así no puedes ir a la guerra, no sabes aplacar y te dejas coger fácilmente—dijo Ludwig apretando las manos. Feliciano lo miraba fijamente, perdiéndose en ese mar infinito. Ludwig miró atentamente a los labios de Feliciano, que estaban húmedos y rosados, daban ganas de devorarlos. Y así, inconscientemente, Ludwig se fue acercando a la boca de Feliciano, no sabía porqué lo hacía pero estaba apunto de besarlo. Pero de repente aparecieron sus compañeros Geert, Fred y Nangelo junto con el capitán y le cortaron el momento.

What the Capriola?!—exclamó Lovino. Ludwig se pegó un susto y se apartó.

—¡N-no es lo que parece—dijo Ludwig en su defensa—. Yo...lo que pasó fue...le estaba enseñando a como aplacar al enemigo!—el resto levantó una ceja en señal de que no eran tan estúpidos como para creerse eso.

During the war (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora