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Miéntele, no le digas lo que hiciste ayer
Cuando me viniste a ver
Miéntele, no le digas nunca como fue
Tú sabes como es él
Seria capaz de hasta matarte por saber


Namjoon se encontraba sobre la amplia cama con sabanas de seda. No sentía frío a pesar de estar desnudo entre ellas porque con solo pensar en el cuerpo de su amante sentía todo el calor necesario para estar ahí, recostado pacientemente mientras el rubio dejaba dormido a su esposo en la cama matrimonial como un niño.

Sintió tres toques leves en la puerta y sonrió al ver como entraba el hermoso joven por ella.
Jimin se recargó en el trozo de madera suspirando en una mezcla de excitación y miedo.

El pelinegro lo vio y sonrió al ver los ojos llenos de lujuria de su acompañante, aquella pasión que le hacia hervir la sangre.

Invitó al rubio a acercarse a la cama mientras él se acomodaba sentado en la esquina de esta.

Jimin caminó lentamente hacia el lugar quitándose de paso el pijama que cubría sus hermosas curvas, dejando ver su piel que brillaba con el encanto de la luna junto a sus pezones erectos en anticipación.
Su ropa interior de encaje negro con bordes elegantes rozaba sus muslos y le daba un toque sensual. A pesar de que la parte delantera de la prenda era discreta no se podía decir lo mismo de la trasera en donde se apretaba exquisitamente el trasero redondo y de ensueño del rubio.

Jimin quedó frente a Namjoon y le sonrió coqueto, apoyando sus manos en los muslos del moreno e inclinándose sugerente cerca del rostro del mayor para que este vea su culo.

-¿Qué es esto?.-sonrió Namjoon acariciando la mejilla rechonchita del rubio.

Jimin apoyó su rostro en el tacto del pelinegro girándolo para dejar un beso en la palma de la mano. Luego comenzó a acariciar los muslos del mayor subiendo una de sus manos por su cintura hasta llegar a la nuca para acercarlo de golpe y besarlo fuerte.

Namjoon movió sus manos hasta la espalda del menor separándose del beso para acariciar su espalda baja mientras daba pequeños mordiscos en los muslos tentadores de Jimin, el cual acariciaba el pelo del mayor dejando que este le marcara por donde quisiera.

Namjoon hizo un poco de fuerza para tirar al rubio sobre la cama dejándolo a su disposición.

Jimin sentía como la boca del pelinegro dejaba rastros de calor y mordidas por sus piernas y eso lo hacia respirar más desenfrenado, hasta que un pequeño gemido escapó de sus labios al sentir como Namjoon dejaba besos en su miembro erecto por encima de la ropa.

Lamió el lugar humedeciendo la tela hasta que esta se volvió más fina, mientras el rubio sentía la presión de su pene incrementar con la humedad que dejaba el mayor en aquel lugar.

Jimin lamió sus dedos para luego acariciar sus pezones estimulándose más, perdiéndose en la lujuria y el pecado de engañar a su esposo con su amigo y lo mejor de todo, es que nunca llegaba el arrepentimiento sino el deseo de repetirlo una y otra vez.

Namjoon continuó dejando besos desde la pelvis, subiendo hacia el abdomen y pecho de Jimin llegando a su cuello, mientras el menor acariciaba con sus largas piernas todo lo que podía tocar del duro y caliente cuerpo sobre él.

-Namjoon...- susurró mientras atacó los labios del pelinegro con besos húmedos y demandantes.- Te deseo demasiado.-
Ambos se miraron rozando sus narices.

Miéntele (Nammin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora