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—Te estás haciendo daño, maldito bastardo, ¡ya estoy cansado de esta mierda!, ¿Crees que nunca me daría cuenta del cuaderno de dibujo? No quiero verte llorar una vez más por un corazón roto —gritando, Renjun siguió conduciendo su automóvil, ignorando todo lo que Jaemin le estaba diciendo; a fin de cuentas, no le creía—. Ajá, finjamos que te creo por un momento y toda esta mierda de ayudar en algo que no te corresponde no es para estar más tiempo con el florista.
—Te digo que lo tengo todo bajo control. ¡Injun deja de gritarme! Estoy grande, sé lo que hago —replicó Jaemin desde la otra línea—. En serio, Jeno es diferente...
—Maldita sea... Jaemin, por favor, para, ¿quieres? No quiero que salgas lastimado ¡Lo conoces desde hace dos semanas, Jaem! ¡No puedes decir que es diferente a los demás!
—Renjun por favor...
—No Jaemin, por favor nada.
Terminando la llamada, Renjun siguió su camino hasta la dichosa floristería donde sabía que Jaemin no estaba, aquel día tenía un compromiso importante con su padre y por mucho que luchó para quedar exento de este, no pudo porque él mismo había hablado con el padre de su mejor amigo para que no se le ocurriera dejarlo libre de responsabilidades ese día.
Renjun estaba cansado de ver a su mejor amigo llorando por una nueva ruptura y no es que Jaemin fuera de los que se iban con el primero que se le cruzara por el frente; pero esas cuatro personas que se le acercaron a él con «buenas intenciones» lo habían terminado destrozando, uno más que otro; pero su corazón tenía demasiadas heridas, y él como su mejor amigo no estaba dispuesto a que volviera a llorar, mucho menos por un tipo que le regalaba flores y chocolates cuando ese siempre había sido el sueño de Jaemin.
—Ese cabrón se las verá conmigo —susurró al bajarse del auto, entrando directamente a la tienda de flores con un objetivo en mente: alejar a ese tipo de su pequeño e iluso Jaemin.
—¡Hola! ¿En qué puedo ayudarle? —preguntó un moreno que parecía irradiar luz como un sol.
—¿Eres Jeno?
—¿Yo? ¡No! Jeno está detrás encargándose de un arreglo, soy Donghyuck. ¿Puedo atenderte yo o necesitas hablar con él?
—Me gustaría hablar con Jeno, es sobre Jaemin.
—¡Oh! Entiendo, entiendo; ya lo llamo. No le ha pasado nada a JaeJae, ¿cierto?
Negando, Renjun permitió que el chico se fuera buscar al tipo que tenía a Jaemin babeando como un tonto; porque el amor es tonto y cruel, o por lo menos así había sido con Jaemin.
No tuvo que esperar mucho tiempo para que un chico alto y pelinegro saliera por una puerta lateral de la tienda, seguido del mismo chico moreno que ahora no sonreía, sino que se veía curioso y preocupado.
—Así que tú eres Jeno —dijo, frunciendo el ceño—. Tenemos que hablar sobre Jaemin.
—¿Le pasó algo a Nana?
La preocupación en la voz del chico le hizo ladear la cabeza- Jeno no sabía quién era él; Jaemin solía ponerlo como un ogro ante las personas que le gustaban, pero ahí estaba el florista mirándolo impaciente y con una pizca de desesperación en su lenguaje corporal.
—¿Pasó algo malo? Por favor dime si le pasó algo —volvió a preguntar y Renjun maldijo porque sentía que por primera vez su mejor amigo tenía la puta razón en algo. Jeno no era igual a los demás.
—No le pasó nada, tranquilo. Él está en una reunión con su padre, pero lo que quiero hablar contigo tiene que ser en privado, si no es mucha molestia —murmuró, tratando de no ser un maldito borde al hablar. Renjun podía enojarse con Jaemin y decirle hasta del mal que se iba a morir todos los días, pero amaba a ese idiota, era demasiado puro y solo deseaba su bien—. Es sobre tus intenciones con él.
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El chico de las flores
FanfictionJeno conoce de la belleza de las flores, pero nunca imaginó que una pudiera tener vida y se llamara Na Jaemin. 🥇 NCTZEN AWARDS 2021 ⚠ Prohibida la adaptación.