Estabas en tu casa, yo estaba en mi casa. Pero aún así sentía que estabas a mi lado. Y no sabes que bien se sentía.
Sentía tus gritos desde mi casa. Te oías desesperado, le gritabas a la pantalla de tu televisor. Qué loco, yo también lo hacía.
Se acercaban las cuatro de la tarde, era la hora del partido de fútbol. ¿Recuerdas que jugó nuestro equipo preferido? Sentimos que estábamos en la cancha, gritando fuerte y agitando nuestras manos. O eso fué lo que me escribiste. Pero, eso me dá lo mismo, no me importaba si estabas agitando tus manos, o estabas sentado en el sillón de tu casa. Lo único que le daba importancia en aquel momento era que estuvieras hablando conmigo.
Miraba las dos pantallas a la misma vez, Ed, me volvías loca. El móvil y la tv, el móvil, y la tv otra vez.
-¡GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL!-
Te noté muy feliz. Nuestro equipo había anotado un gol. Se me escapó una risa, y te respondí lo mismo. Miré la pantalla, el jugador que había anotado el gol era mi favorito. Y cada vez que lo veo te recuerdo a tí. Una cosa más a mi lista, ya no sólo me recuerdas a mi aroma preferido, a mi color preferido, a mi comida favorita, si no que también me recuerdas a mi jugador favorito.
Se escuchaba más alboroto en el estadio. Lo sentía como si estubiéramos allí, tú y yo. Escuchaba que le gritabas a los jugadores de fútbol, te veías enojado. O al menos eso imaginaba.
Cuando nos habíamos dado cuenta, ya había acabado el segundo tiempo. Y nuestro equipo había perdido.
Podía sentirte gritarle a los jugadores, por tercera vez, les gritabas que no servían para nada. ¿Y sabes, Ed? Tú tampoco lo sirves.
Pero la maldita verdad, es que te quise demasiado.
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Sólo quería decirte que te amo.
RomanceY tan sólo Ed, esta es una pequeña caja de nuestros recuerdos. Llena de coloridos mensajes, entre llantos y desesperaciones. Pero más que nada, en esta pequeña carta, sólo quería decirte que te amo.