¿Puedes verme?

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***Dakota***

-¡DAKOTA!- el grito de Isaack me detuvo en seco.

El olor a sangre se hizo mas fuerte y el rapido latir del corazón de Isaack se fue debilitando.

Después de un momento ya no pude escuchar el corazón de Isaack. Yo seguía plantada en medio del pasillo, no podía moverme. Mi único pensamiento era…

Isaack habia muerto.

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***Isaack***

18 horas antes…

Estaba confundido, el cansancio me hacia querer cerrar los ojos y volver dormir pero no podía. Era un poco más de las tres de la mañana y yo estaba despierto ¿Por qué? La cama se hundió a mi lado y de inmediato supe lo que estaba pasando. Pesadilla. La habitación estaba más o menos a oscuras, la única luz que había era la de la luna que se colaba a través de las cortinas, aunque iluminaba un poco la habitación, no la necesitaba para saber quién era.  

Ella había tenido una pesadilla.

Ella estaba temblando y el sudor cubría todo su rostro y la parte frontal de su enorme camisa negra. Se acostó junto a mí y solo me abrazo. Mi corazón hizo esa extraña cosa de detenerse y luego continuar con el doble de velocidad. Dios, espero que no lo note. 

-¿Estás bien?- Mi voz salió algo ronca por lo que me aclare la garganta.

-Si- Fue su única respuesta. Su cuerpo estaba frío y seguía temblando- ¿Necesito estar mal para venir y hacerte compañía?- El  sarcasmo, tan característico en ella, presente hasta cuando está muerta de miedo.

Mi instinto de protección se activo en ese momento, no  quería verla mal. Ella era demasiado fuerte como para venirse abajo por una simple pesadilla.  

-Admítelo- Dije fingiendo arrogancia- Estas tan loca por mis huesos que no puedes resistirte a meterte en mi cama para abusar de mi- fingí un suspiro de pesar y estire mis manos y piernas en una posición totalmente sumisa- Esta bien. Comienza ya esta horrible tortura, tu monstruo. Solo te pido que no seas tan ruda conmigo esta vez. No quiero tener que explicar porque tengo tantos moretones en mi bello y hermoso rostro. Seré bueno, lo prometo.

Un segundo o dos pasaron antes de que una sonrisa destellara en su rostro, una verdadera sonrisa. Esa de las que solo yo puedo lograr. Mi pecho se hincho de orgullo en ese momento.

-Creo que esta fue una mala idea- dijo- en esta cama no cabemos los tres.

-¿Los tres?- dije alzando una ceja y dándole mi mejor mirada de mi-no-entender.

-Sí, no podemos dormir los tres en esta cama- dijo como si fuera lo más obvio del mundo- No hay suficiente espacio. Tu, tu ego y yo no cabeos en la misma cama- Había dejado de temblar, pero el miedo seguía muy visible en sus ojos- Así que decide quién se queda- Actué como si pensara seriamente en ello. Luego me encogí de hombros y  me di la vuelta, dándole la espalda.

-Ya conoces la salida- le dije sin mirarla. La escuche murmurar algo como “idiota” antes de que se levantara de la cama y se dirigiera a la salida.

Kissed By DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora