Capítulo 10 | Una pregunta decisiva.

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"En el medio de la confusión mi mente decidió dejarse ir al igual que mi cuerpo, a la vez que delicadamente iba cayendo en un sueño profundo y sereno donde la pesadilla sólo estaba por comenzar"

Ciel

No sé cuántas horas han pasado, ni que fue de mí en el transcurso a mi departamento. Sólo sé que llegué allí y que hoy no iba a ser un buen día, para nada y, eso podía sentirlo sin abrir los ojos aún.

—¿Crees que esté bien?—oí murmurar a alguien a quien no pude reconocer.

La voz de aquella persona a pesar de que no fue fuerte hizo eco en mi cabeza y retumbó en ella, mareándome con una rapidez inmensa.

—Bueno, respira así que sí, está vivo—respondió otra voz repitiendo la misma sensación.

—Me refiero a que luce como un muerto y no ha vomitado en ningún momento—.

—El vómito que se gastó al lado mío fue suficiente, créeme—.

Me quejé al sentir aquella incomodidad y trate de acomodarme entre las sábanas, mas solo logré aumentar significativamente mi mareo y náuseas. Ahora todo daba vueltas incluso si mis ojos están cerrados y siento como si estuviese en una montaña rusa y no pudiese bajar de ella.

—¡Eh Ciel! ¡No te muevas!—.

Intenté estabilizar mi mundo que iba en círculos, sin embargo, no logré más que rodar hacia algún lado de la cama y caer de ella al frio y duro suelo.

—¡Oh no!—.

—Ahora si se murió—.

—¡No digas esas cosas y mejor ayúdame!—.

¿Ain?

Oí unos pasos apresurados y otros más relajados detrás de los primeros. Luego sentí un par de manos sujetándome la cabeza.

—Ciel—.

Abrí mis ojos con pesadez y dolor para encontrarme con mis dos mejores amigos observándome. Traté de hablar, pero mi voz no salió y sólo logré toser consecutivas veces, mientras que los primeros signos de malestar comenzaban a aparecer por mi cuerpo. Partiendo por el inminente y potente dolor de cabeza que me estaba dando desde antes de "despertar", siguiéndole el ardor en mi espalda y, para rematar el asunto, mis extremidades están temblorosas e inútiles, junto con mi voz y garganta. Si soy honesto parece que ponerse de pie va a ser un gran problema.

—No me lo creo—dijo Add a la vez que se cruzaba de brazos. —Estás vivo—.

Ain frunció el ceño y se giró para golpearlo en el hombro, a lo que el otro sólo rió.

—¡¿Por qué siempre haces los comentarios menos afortunados en los peores momentos?!—exclamó molesto el peligris.

—Calma, es mejor tomárselo así—. Se agachó hasta quedar relativamente cerca de mi campo de visión. —Sólo fue una borrachera y ya, Ciel no es un bebé y no pasó nada grave, no hizo ningún destrozo y sus órganos seguramente están en perfecto estado aunque parezca que está en la mierda—.

—¡Pero! ¡No se puede ni levantar!—.

—Dolor muscular seguramente—Nuevamente le restó importancia y se acercó más. —Muévete mamá Ain, voy a levantar al muerto—.Escuché al aludido quejarse y suspirar con resignación antes de que con una delicadeza muy impropia de Add, fui levantado del suelo y acostado en mi cama otra vez.

—Ve por un vaso de agua, yo lo acomodo—.

Escuché la puerta cerrarse con cuidado y las sábanas envolvieron mi cuerpo que para este momento ya se encontraba más que frío.

F A N T A S Y  {Ciel×Elesis}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora