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No conocí a Hoseok de ninguna manera especial. No choqué contra él en ninguna cafetería, no lo conocí en un parque y mucho menos en una tarde lluviosa.
Era un hermoso día en el que yo iba a trabajar como de costumbre, nada más. Ser bailarina es lo que a mí me gusta y estoy conforme con ello.
Él me alegraba cada uno de mis días, haciendo que yo ya fuera más positiva y alegre de lo que era.
Era raro que no me levantara con una sonrisa cada día, estaba cumpliendo mi sueño de por fin vivir alejada de mi pasado.
Ni si quiera quiero que sientan pena por mí o me pregunten por ello, solo me cabe decir que estoy bien, mejor que nunca.
Sin embargo... Para llegar hasta ahí tuve que pasar demasiadas cosas.

🌼

Sentía que me iba a estallar el pecho, no podía aguantar más dolor. No iba a conseguir nada si seguía así, y desde luego las cosas no iban a cambiar. Las lágrimas no me dejaban ver y apenas podía respirar. Empecé a tomar pastillas sin pensarlo, cansada de tanta agonía. Al poco tiempo, no me podía estar quieta y sudaba demasiado. Vomité más de una vez, pero yo seguía tomándolas.

Unas horas después, lo que para mi habían sido meses, desperté en una camilla del hospital. No me molesté ni en abrir los ojos.

-Consumió aproximadamente unas 106 pastillas, no se ni como sobrevivió. Igualmente le hicimos un lavado de estómago, pero la mayor parte ya estaba en la sangre.

Eso ocurrió hace hace unos seis años, cuando yo apenas había cumplido los diecisiete.
Ahora, con mis veintitrés años, no me podía reconocer. Por fin era feliz y era el tipo de persona que quería ser.
Es cierto que estaba cansada de esquivar la mirada de algunas personas, y no precisamente las vivas, pero estaba acostumbrada. Eso es un detalle de la historia con el que me gustaría que te quedaras. Podía verlos, pero no lo aceptaba.

Solo hacía falta vernos a Hoseok y a mi para saber que estábamos enamorados. Las sonrisas que me regalaba y las miradas que yo le dedicaba eran más que suficientes para hacernos saber lo que sentía y pensaba el otro.

🌼

-Atteneri, ahora tú eres mi vida- Susurró mirándome a los ojos, todavía con aquel brillo en sus ojos.

-Hoseok, sabes que te amo- Respondí antes de que mi propio brillo se apagara.

Hoseok, tú eres mi vida entera.