Mi vista yacía inmersa en la hermosura de aquel pueblo fantasmal que a los niños le sonríe y a los ancianos murmura.
Ese gran pequeño pueblo tan rico de conocimiento y de magia...pero no magia espiritual ni mucho menos natural. Los jóvenes no proclaman ni realizan ridículos rituales en lenguas extranjeras, ni los niños llenan las canchas alboroteando a las alondras despistadas; esta magia se encuentra en cada una de sus sonrisas huecas y vacías.
¡Que sera de ti, si algún habitante posara su mirada en ti! Sus ojos astutos, calculadores, fríos e inexpresivos miran siempre al horizonte con un brillo oscuro y retorcido.
Sus casas poseen una sangrienta estrella que por las noches sirve para espantar a los espectros y almas en penas.
Ellos tienden a vivir como personas normales. Cuidan de los infantes, trabajan, estudian. lo hacen con tal decoro que incluso gente de afuera los tiende a confundir con personas normales
Y así lo fueran de no ser porque perdieron algo muy valioso para ellos. Si pudieran ser felices, pero es una felicidad con un gran precio que ellos estuvieron dispuestos a pagar
En algún momento de la historia cometieron un delito tan atroz, un delito que no puede ser plasmado en unas simples hojas de papel, desde ese momento perdieron la poca humanidad que les quedaba. Al encerrar a un pequeño niño ajeno de cualquier pecado, sufriendo las consecuencias de otros que deberían estar en su lugar.
Más este niño al tomar conciencia escapo de las cadenas que lo ataban a su terrible destino. El decidió huir. Huir lejos de allí
¿Donde fue? Nadie lo sabe. tal vez solo tal vez se halla ido por el mismo camino de la gente que se alejo de Omelas. Las personas que no podían resistir la carga del pecado que en parte todo el pueblo tenía.
Los ancianos mayores en su niñez al conocer en carne propia al niño de cenizos cabellos y acaramelados ojos, se sentaban en cómodas sillas de cuero cada fin de semana a contarle a los menores las hazañas de sus antepasados y el terrible suceso de la fuga del niño sin nombre, identidad, ni libertad.
Toda la pequeña sociedad que tenían se desmorono al ser el niño quien sostenía los cimientos de una sociedad perversa corrompida por las malas costumbres y enseñanzas
Como cualquier población tiene sus reglas, mas no tiene leyes. Ni gobernador, pues estos simplemente se mantienen en calma ante cualquier situación. Es como si una fuerza espiritual los dominara, antes de que ellos mismos fueran conscientes de ello.
Pasadas las seis de la tarde donde el sol se oculta en el horizonte. Todos los habitantes abandonan sus labores y emprenden la carrera hacía sus hogares temerosos de romper el toque de queda que mantiene en paz a los malos espíritus que pasean por las principales calles y los rebuscados callejones sin salida.
Los niños y los jóvenes adultos le ruegan a los santos piedad por sus pecaminosos actos. Para así, poder dormir tranquilos sin pensar en el futuro, olvidando el pasado y viviendo cada segundo de su inestable presente.
Una vez al mes les es permitido abandonar sus invisibles cuerdas para vivir como nunca lo han hecho en su vida, sus ojos recobran vida y el resplandor de su sonrisa es inocente y puro.
¡Es día de fiesta! proclaman las mujeres con pomposos vestidos y elegantes peinados, paseándose por la pista en busca de algún hombre con el cual bailar y tal vez cortejar.
Los hombres con gigantescas hombreras y de gran musculatura brindan al poder ser libres una vez mas
Los jóvenes y niños se reúnen en la gran plaza y prueban todas las chucherías al son de flautas y cigarras.
Ese día poco les importa el toque de queda pues los fantasmas se alejan a algún bosque cercano a realizar sus propias celebraciones.
Los niños comienzan a hablar en lenguaje extraño ebrios de tantas golosinas y azúcar
Pero al comenzar el alba de un nuevo día, todo vuelve a la normalidad...a la monótona y aburrida vida que llevan.
Si llegas a ir a aquel pueblo mira siempre para abajo o para el horizonte, nunca hagas contacto visual con ningún habitante. por que de lo contrario, se darán cuenta con suma sencillez que un forastero a entrado en sus dominios
Nunca nadie ha regresado, pero los mismo habitantes si han salido. Nadie sabe lo que les pasa a la gente forastera que pisa sus dominios sin consentimiento previo. Y cuando intentas preguntarles. Ellos simplemente se voltean y responden lo mismo: "Lo que paso en Omelas, se queda en Omelas" para luego seguir su caminar
El mejor lugar de ese pueblo, no es mas ni menos que el mercado, puesto que este posee todas las frutas habidas y por haber. Desde las mas raras hasta las que no deberían ser saboreadas por el gusto humano. Este lugar siempre ha estado rodeado de flores rojas de todo tipo pero siempre rojas.
Nunca nadie se ha atrevido a arrancar ni la más mínima flor que yacía en ese lugar. Simplemente las cuidan con una devoción perturbante. Da la sensación de que en cualquier momento caerán rendidos al descuidarse espantosamente solo por cuidar de aquel jardín encantado.
Después de todo ya no tienen aquella felicidad de la que dependían para poder substituir. Ya que nadie sabe lo que le paso al niño que se alejo de las Omelas.
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_Lo que le paso a los habitantes de las Omelas_
Короткий рассказTodo el mundo conoce "los que se alejan de las Omelas" ¿Pero? ¿Que pasaría si el niño logra escapar? ¿Que sería de los habitantes de las Omelas? Historia completamente mía, no se aceptan adaptaciones