[02] Tour con Warren Hamilton

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—Así que la nueva diseñadora, ¿eh? —preguntó Warren con interés.

Acarició su mentón con los dedos mientras se mantenía pensativo. Todo en ella había llamado su atención: desde las pecas de su rostro hasta los ojos verdes que le miraron de forma directa.

—Así es, asignaré a alguno de sus compañeros para que le enseñe la empresa o al menos su área de trabajo... —informó Jesse.

—No será necesario, yo me encargaré.

—¿Y qué es lo que te motiva a hacerlo? —Colocó los brazos sobre el escritorio y juntó las manos. Le observó con detenimiento durante unos instantes y frunció el ceño antes de hablar de nuevo—. No vayas a asustarla, ¿eh? Que te conozco... —le advirtió.

Warren sonrió.

—Además de ser socio fundador, mi especialidad es el diseño gráfico. ¿Por qué no podría un jefe mostrar sus funciones a una nueva trabajadora?

No estaba seguro de que eso convenciera a su hermano, le conocía bastante bien. Nunca había tenido secretos para él.

—Más te vale que sea así.

—Tranquilo, no haré nada que ella no quiera, mucho menos aquí en la empresa. —Le dedicó un guiño travieso, seguido de media sonrisa, antes de levantarse y salir del despacho.




Con gran entusiasmo, irrumpió en la librería-cafetería donde trabajaba su mejor amiga Anne. Apenas había clientes, por lo que Helen no tuvo que sentirse avergonzada por su manera de entrar en el lugar. Anne sonrió al verla tan contenta y salió del mostrador para recibirla como correspondía: con dos besos.

—¡He conseguido el puesto! —exclamó la pelirroja.

—¡Lo sabía! —Anne saltó de alegría, lo que animó a Helen a hacer lo mismo.

Anne Gallagher era de piel morena y pelo entre castaño, que conjuntaba a la perfección con sus ojos marrones; su labio superior era un poco más pequeño que el inferior, algo que, sabía, enloquecía a algunos hombres. Su uniforme de trabajo habitual era un top negro sin mangas que dejaba su ombligo a la vista, unos pantalones largos y unas deportivas del mismo color. Los días en los que hacía mucho calor, llevaba también una coleta alta; pero en días como aquel, que corría cierta brisa, solía tener el pelo suelo en unas ondas que embellecían su rostro.

Las dos se sentaron en una mesa cercana al mostrador, de forma que si ella tuviera que atender a alguien, no tardara demasiado en llegar.

—¿Quieres un café? —ofreció Anne.

Helen asintió y la otra chica se levantó para prepararlo. Regresó instantes después y depositó en la mesa dos tazas: una para su amiga y otra para ella.

—¿Cuándo empiezas a trabajar? ¿Mañana? —curioseó.

—No, me han dicho que el lunes así que tendré que repasar algunas cosas antes... Menos mal que no he dejado muy de lado el diseño durante todo este tiempo, sino la llevaría clara.

—Habrías continuado con trabajos parecidos a los que has tenido anteriormente —le aseguró Anne—. Mírame a mí, estudié Relaciones Públicas y estoy trabajando en una librería. Menos mal que me gustan los libros, pero no tanto lo de ser camarera...

—¿Estás buscando trabajo de lo tuyo? —cuestionó.

—Como si fuera tan fácil... Tú lo tienes mejor, eres diseñadora y de las buenas además... Pero de lo mío hay mucha gente y pocas empresas publican ofertas de trabajo relacionadas con ese puesto.

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⏰ Última actualización: Aug 26, 2022 ⏰

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La inexperta sumisa (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora