El Sol se apaga

34 1 1
                                    

Lorena, es una sacerdotisa, nunca ha destacado por nada muy especifico pero su mejor cualidad era su devoción incuestionable hacia todo aquello provenía en nombre de Dios.

Ojos caramelo marrón, claros como el día pero cautivos como la noche, nariz aguileña que destacaba aun mas sus claros ojos.

No siempre ha sido la mas elocuente pero cuando habla hace sentir indefensa a la persona mas brava.

Con una actitud funesta, pero compasiva, hacía las misas con un ritmo que no podría igualar ni el mismísimo Michael Jackson.

—¿Por qué te abates, alma mía, y {por qué} te turbas dentro de mí? Espera en Dios, pues he de alabarle otra vez {por} la salvación de su presencia. 

Por lo general solo sentía alivio tras sus plegarias a Dios, pero esa vez fue distinto, y como si de la primera palabra de un hijo se tratara, ese versículo quedo grabado en su mente hasta que se fue a dormir.

Mientras dormía, su mente solo podía dar vueltas a ese versículo constantemente, una vez despertó es como si no hubiera dormido en toda la noche, ese día quería a la iglesia como cualquier otro, pero tal fatiga era imposible de ignorar, así que decidió dormir un poco, mas...

—¿Por qué te abates, alma mía?  - Pregunto de forma intrínseca e incesante mientras solo podía divisar la oscuridad en su sueño, y así siguió durmiendo durante todo el día ignorando el hecho de que no había realizado sus plegarias como siempre hacia.

Estaba todo oscuro, Lorena se preguntaba cuantas horas e incluso días podría haber estado durmiendo de forma consciente no sabia si era de noche o de día, acabó llegando a pensar que se había puesto enferma o algo por el estilo, pero no no sentía ninguna fatiga simplemente menos ganas de moverse, pero como no quería faltar a su devoción encendió la lampara que tenia en la cómoda, cogió su biblia y se puso a orar estirada, sabía que eso estaba prohibido por la santa iglesia, pero ignoró esa norma. 

Leyó la biblia hasta el amanecer y con el alzamiento de un sol brillante decidió acompañarle y levantarse de su cama, no sabia cuanto tiempo había pasado ahí en su habitación, pero en ningún momento en el cual se encontraba ahí sintió frío, calor, hambre, sed, ganas de miccionar o defecar, simplemente su necesidad era el descanso.

Abrió con brío la ventana con el mismo sentimiento de libertad, de un ex-presidiario tras cumplir su condena.

Contemplo el rocío de las hojas de su jardín, vio a los niños ir con inapetente emoción hacía la escuela como solía hacer ella de pequeña, inconscientemente estaba disfrutando de aquella imagen tan pura, los pajáros cantaban al son de las nubes circulando por el cielo de forma incesante. 

Tras observar por un instante al cielo y dirigir ligeramente su mirada hacia el sol, un parpadeo fue suficiente para que aquella benemerita escena fuera alterada por una situación caótica y lugubre.

Lorena era asustadiza pero nunca sintió terror ni ante aquella escena su corazón podía verse espantado.

Las nubes blancas como una hoja de papel comenzaron a oler a azufre, se tornaron rojizas e inspiraban una angustia vacía, los pajaros en realidad eran cuervos que acababan de devorar los restos de los cadaveres infantes, empalados en picas como si de banderas se trataran, la vida se veía consumida y al fondo, donde hace unos segundos un cálido y ardiente Sol permitia vislumbrar la belleza de la vida, se hallaba una fria oscuridad, que habia perdido su brillo, y su forma.

Lorena no sabía como reaccionar ante esa situación así que se limito a cantar versiculos para que esa pesadilla viviente no contaminara su mente.

—Y dijo el Señor: Raeré los hombres que he creado de sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el animal y hasta el ave de los cielos; porque me arrepiento de haberlos hecho.

???—¡Jajaja! —Ríe una voz sin eco pero que rezuma en toda la pesadilla.

???—¡Sigue, sigue!, Que aqui poca gente sabe esos cuentos.

Lorena aterrada en su interior responde:

—E-eso no son cuentos son las Santas escrituras que nos ha dejado el cielo para vivir una vida pura y libre de pecado.

???—¡Me caes bien! — Responde la voz sin eco.

De repente la pequeña biblia de bolsillo de Lorena comienza a gorgotear sangre, como si se estuviera derramando lentamente una copa de vino.

Lorena—¡No se quien o que eres pero explicame que esta sucediendo por favor! —Dijo Lorena exasperada buscando respuesta ante inenarrable escena.

???— ¡Te lo diré si me cuentas otro de esos que me ha hecho mucha gracia!

—Y olió el SEÑOR olor de reposo; y dijo el SEÑOR en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su niñez; ni volveré más a herir toda cosa viva, como he hecho.

*El Silencio reinó*

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Sep 01, 2019 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Jesucristo Vs Satán Capitulo 1Where stories live. Discover now