𝒑𝒓𝒊𝒎𝒆𝒓𝒐 𝒅𝒆 𝒔𝒆𝒑𝒕𝒊𝒆𝒎𝒃𝒓𝒆

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Hoy estuviste muy cansado, por lo que no pudimos jugar jenga, cosa que realmente deseaba para poder ver la resplandeciente sonrisa que se forma y refleja en tu perfecto rostro cuando derribo la torre de madera "accidentalmente".

Llegaste un poco más tarde de lo normal a casa, un poco serio, solo me dirigiste una mirada, asentiste con tu cabeza en vez de saludarme con tus dulces palabras, como acostumbrabas, y te dirigiste a tu habitación.

Luego de un par de horas saliste a la sala y te dirigiste hasta donde yo me encontraba, el sofá. Te sentaste al lado mío y posaste tus codos sobre tus rodillas mientras mirabas tu pies.

"Los vecinos piensa que somos algo más." Dijiste apenado, sin desviar tu mirada de tus negras pantuflas.

¿Aquello te molestaba? Porque a mí no, es más, que las otras personas pensaran aquello hacía sentirme en las nubes.

Pero ya veo que solo me ves como un amigo más, o tal vez ni eso, solo un compañero de departamento.

"Debería mudarme para terminar con ellos." dijiste esta vez mirándome a los ojos. "No mereces que creen falsos testimonios sobre algún tipo de relación amorosa entre nosotros."

Te miré con los ojos muy abiertos mientras me acomodaba en el sofá, ya que, estar con los pies hacia arriba y mi cabeza colocada donde debería estar sentado mi trasero no era la mejor postura.

"N-no creo que sea necesario, Jeno." tartamudie alejando de mi mente las ganas de lloriquear porque mi amor platónico se alejaría de mí.

Quedaste en aquella pose como si trataras de pensar todo con delicadeza y yo solo te observaba.

Te veías tan lindo estando serio. Hasta mordías tus puños y luego te quejabas por el dolor que tú mismo te ocasionabas.

" Si te mudas yo no te volveré a hablar."mentí con los brazos cruzados. Era más que obvio que ni estando en otro país yo dejaría de hablarte.

Me miraste sorprendido y sostuviste mi rostro entre tus manos, como si de una cuna se tratase, y te acercaste lentamente a mi rostro para plantar un suave y delicado beso sobre mi frente.

"¿Quieres ayudarme a cocinar?"

Asentí eufóricamente y al instante una sonrisa se formó en tu rostro, haciendo que tus brillosos y hermosos ojos se achicaran al mismo tiempo, un gesto muy propio de ti, un gesto de los muchos que me enamoraban.

Me atrapaste de las piernas y me cargaste en tus hombros para llevarme hasta la cocina.

"El expreso Jaeno va a llegar a la estación." Dijiste para luego hacer un ruido idéntico al de un tren y luego me bajaste cuidadosamente de tus formados hombros y me miraste fijamente por un par de segundos.

Si tan solo hubiese dicho mis sentimientos en ese instante, ¿ahora mismo podría estar acurrucado junto a ti en tu cama? ¿Estaríamos mimándonos como hacen las parejas en las películas? ¿O simplemente me hubieses rechazado y te hubieses mudado al instante?

No lo sabré hasta tener valor de hacerlo y ver los resultados por mi mismo, pero siempre te amaré como lo hago ahora.

letters to J; nominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora