Capítulo cuatro
En ese preciso momento, les juro que casi muero de vergüenza. No sabía que hacer, que decir. Sólo agaché la cabeza, y traté de salir de ese lugar. Y no había lugar a dudas, él se había dado cuenta, no podría haber ocultado absolutamente nada.
En eso le empezó a hablar a Rafael, pensé que se iban a dar de trancazos, o algo así, pero no.
Luego de que ellos se saludaron, Jorge le entregó unas llaves, ahí quedé aun más sorprendida, y junto a ese acto, le dijo:- Rafael, estas son las llaves del departamento, y la otra del estacionamiento. Ya sabes cuál será tu habitación. Espero que estés muy cómodo. Ah, y no lo olvides, puedes usar...
En ese preciso momento me clavó la mirada, y en sus ojos sólo podía ver decepción.
... Todo lo qué quieras de ahí, absolutamente todo, y llevar a quién tú quieras, también.
Ahora me tengo que ir, nos vemos al rato. -Y se despidieron de un apretón de manos.
Rafael me miró, y me dijo:- Él es Jorge, la persona de la que te hablé, que me iba a rentar una habitación en su departamento. Había olvidado su nombre, por eso no te lo dije hace un rato. - Dijo, mientras sonreía cómo diciendo: ¡Qué memoria la mía!.
Luego de eso, Rafael comenzó a insistir en que nos fuéramos hasta su apartamento, le dije que no, e inmediatamente le dije que me iría.
Intenté ubicar a Daniela, pero se me hizo imposible. No estaba en el café, ni tampoco contestaba mis llamadas, ni menos respondía en WhatsApp. Así que me fui sola a casa, Jorge quiso llevarme, pero tampoco accedí.
Llevaba un buen rato en mi departamento, y de improviso entra Daniela, venía con una sonrisa de oreja a oreja. Ni siquiera le pregunté porqué venía así. Además era obvio, había hecho lo que más le gustaba hacer; "Coger".
Le pregunté con quién había estado, y no quiso responder a mi pregunta, sólo me dijo que había estado con el hombre de "Sus sueños" y que lo había pasado de maravilla.
Luego me preguntó por Rafael, le conté absolutamente todo, incluso de aquel encuentro a la salida del baño con Jorge.- Es lo mejor qué pudo pasar. Vos en tu vida, necesitás un hombre cómo Rafael. - Dijo.-
~ ¿Y desde cuándo tan preocupada por encontrarme un hombre? ~ Le Pregunté.-
- ¡Desde qué noté cómo lo mirabas, boluda!. -
Luego de eso nos fuimos a dormir, pero había algo que no me calzaba en la actitud de Daniela. En fin, creo que será mejor dejarlo en manos del destino, el se encargará, el sabrá que hacer.
No hablamos más de tocadas, ni recitales de poesía, y aunque yo le pedí a ella que me acompañara, simplemente no me respondía. Así que no me quedó otra opción que empezar a ir sola a ver a Rafael, y por un lado mejor, teníamos más privacidad. Pasó un par de semanas, Rafa me insistió varias veces para que fuéramos a su apartamento, indudablemente siempre me negué. Hasta cierto día en que me dijo que Jorge iba a celebrar su cumpleaños, y que nos había invitado a ambos, además iba a presentar formalmente a su novia.
Le quise contar todo esto a Daniela, que por cierto, cada vez nos veíamos menos,
pero jamás hallé oportunidad de hacerlo. y cuando le preguntaba al respecto, y en qué andaba metida, se hacía la loca.
Mi relación con Rafael iba cada vez mejor. Y sí, a veces me acordaba de Jorge, aunque ya estaba acostumbrada a la idea de que lo nuestro no pudo ser, quizá fue el destino, o quién sabe. A decir verdad una vez intenté comunicarme con él, pero su única respuesta fue un audio con par de gemidos de mujer. Desde ahí no lo molesté más y lo bloqueé de WhatsApp.
Creo que luego de haberme visto con Rafael, indudablemente me mandó a la chingada, ahí ya había perdido toda oportunidad con él. Y si, también soy feliz con Rafael, es casi el hombre perfecto, pero yo quería a Jorge en mi vida. En fin, Daniela ayudó con su empeño a que me quedara con él, y generalmente sus intuiciones son las más acertadas.
Llegó el día del cumpleaños de Jorge, sí, tenía ganas de verlo, de saber cómo está, y obviamente me comía la curiosidad por saber quién es su nueva novia. Aunque quizá sentiría celos de ella al verla, pero ya está, el pasado, debe quedarse ahí.
Rafael pasó por mí, quise invitar a Daniela, pero estaba desde hace unos cuantos días inubicable, no alcancé ni a contarle que iría al cumple de Jorge.
Por fin llegamos, al principio me costó entrar, sentía cosas muy extrañas, pero por fin pude hacerlo, había muchos invitados, el apartamento estaba lleno de gente, y vaya que era grande.
Hasta que por fin lo divisé, Rafael sin saber que habíamos tenido algo, insistió en que lo fuéramos a saludar, saqué fuerzas de no sé donde, y por fin fui.
Ahí estaba él, junto a su novia, ambos dándome la espalda. Rafael le habló, Jorge dio media vuelta, la chica que lo acompañaba no se percató que estábamos ahí. Se dieron un apretón de manos, me miró fijamente, se acercó y me saludó de un beso en la cara, y mientras giraba a su novia para que la viéramos, dijo:- Les presento a Daniela, mi novia. -
En ese instante, todo fue silencio. Daniela quedó sorprendida, jamás pensó qué se encontraría conmigo ahí. Y al parecer tampoco sabía que Rafael vivía en el mimo apartamento con Jorge (Eso lo supe años más tarde).
Inmediatamente me fui del lugar. Y nunca más volví a saber de ellos.Años más tarde me encontré con Rafael, ya sabía todo, y él me confirmó que no supo lo de Jorge y Daniela, ni menos lo de Jorge y yo, hasta aproximadamente un mes después del cumpleaños. Me contó que intentó encontrarme, pero yo me había ido de la ciudad. También recalcó que eso había quedado en el pasado, y que quizá podríamos iniciar todo desde cero.
Fin.
Autor: David Véliz Laroze. (D.R.G.)
Libro: "Versos ardientes"
© Derechos reservados, 2019.