III
Kim SeokJin, durante todo el tiempo que logró ser solo amigo de NamJoon, se había dado cuenta de muchas cosas.
La primera era la más obvia. Esa indicando que era un maldito genio, razón por la cual ostentaba el primer lugar no solo en su clase, sino que también de toda la escuela. La segunda se relacionaba con sus mejores amigos, JunHo y ChanSung, quienes eran como sus hermanos y a los que quería demasiado. La tercera era que, a pesar de tener a sus dos padres junto a él, NamJoon amaba mucho más a su hermano pequeño, SooBin, porque la relación con aquellos era tensa y extraña. La cuarta era su sueño más profundo, y que solo sus dos amigos y él conocían, ese anhelo de convertirse, algún día, en un rapero famoso.
Pero cuando se volvieron novios, SeokJin comprendió que no solo era un genio por ser más intelectualmente inteligente que el resto, sino que se esforzaba día con día en ser un buen estudiante y lograr mantener la beca que le habían dado en su escuela y que por el trabajo de su padre no podría pagar ni en un millón de años. El hecho de que JunHo y ChanSung fueran sus mejores amigos se debía a que ellos le habían salvado "la vida" el primer día que entró en la muy prestigiosa escuela llena de niños ricos a la cual asistía y que gracias a ellos logró sobrevivir el primer año. La relación con sus padres no solo era extraña y tensa, sino que todos los problemas los causaba su madre, quien tenía una personalidad borderline –término que le había explicado con calma NamJoon una tranquila tarde de verano mientras jugaban FIFA y se besaban– y que pasaba de la felicidad más grande a la tristeza y odio más profundo, razón que llevaba a sus padres a discutir mucho, incluso frente a su pequeño hermano SooBin, de quien él se sentía especialmente responsable. Jin recordaba que un día, mientras caminaban de la mano de vuelta de la escuela, NamJoon estaba un poco triste porque su madre se había enfadado con él nuevamente, amenazándolo con que cuando llegara a casa la vería suicidándose.
SeokJin había quedado horrorizado ante aquello y, sin saber muy bien qué hacer, le dijo que podía ir a dormir a su casa si lo necesitaba. NamJoon se negó, alegando que tenía que quedarse con su hermano, pero Jin respondió comentándole que SooBin también podía ir con ellos. La sonrisa de alivio y felicidad que se asomó en el rostro preocupado de ese joven de dieciséis años fue todo lo que Jin necesito, así que afianzando el agarre de sus manos le obligó a correr en dirección a su casa para ir por su hermano y ropa y quedarse con él todo el fin de semana.
Jin y NamJoon nunca habían sido tan felices como esos tres días y tres noches que pasaron juntos. Se conocieron mucho más, hablaron de sus sueños más profundos y sus miedos aterradores. Jugaron, rieron e incluso lloraron en los brazos del otro, acariciando sus cuerpos sin mayores intenciones porque todo lo que tenían entre ellos era una especie de amor delicado, puro, inocente. Y la última noche que pasaron juntos, mientras Jin le cantaba quedamente y se miraban a los ojos con anhelos sinceros, juraron estar juntos toda la vida mientras compartían pequeños y silenciosos besos para no despertar al pequeño niño que dormía entre ellos.
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Perfecto
RomanceJin se enamoró la primera vez intensamente. En la peor edad para hacerlo... cuando tenía 15 años conoció al que pensó sería el amor de su vida, pero nada es lo que parece y solo a sus treinta se dará cuenta de que las cosas pasan por algo y nada es...