Hey! Niñito!

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El príncipe Kenma, heredero al trono del reino de la región Taiyo, miraba aburrido por la ventana del carruaje la avenida Murasaki, la más ajetreada de la ciudad central.

La avenida estaba compuesta principalmente por mercaderes, prestamistas, banqueros, casas de bailarines y bares. Su chofer Morisuke tuvo la gran idea de pasar por allí, insistiendo que el próximo rey de la nación debía conocer sus dominios hasta el último rincón, como si fuera la palma de su mano.

No es que odiara su reino o algo por el estilo, pero prefería mil veces quedarse en casa a jugar ajedrez con su mayordomo a tener que salir y exponerse a la molesta luz del sol, quizás por eso le llamaban un gato paliducho. Su piel era blanca y suave, sus cabellos rubios atraían mucho a los demás, y por su postura encorvada y sus expresiones molestas, es normalmente comparado con un gato, siendo esta raza en específica apodada "Kenma-Cat" por todo el reino.

Morisuke por otro lado se había entretenido mirando a un chiquillo que salía corriendo de un bar, parecía que había robado algo. 

Pero lo que más le llamó la atención, fueron su pelo grisáceo y sus ojos esmeralda. Sus facciones eran demasiado bellas para pertenecer a un simple ladrón, que probablemente venía de una familia pobre.

Al pasar corriendo, el joven en cuestión tropezó con una de las ruedas del carruaje, causando que se saliera de su lugar, he hiciera que el carruaje se tambaleara e inclinara hacia la derecha.

-¡Eeh!, ¡Chiquillo!, ¡Ven a arreglar tu desastre!-.gritó Yaku, pero el culpable simplemente siguió corriendo mientras gritaba.

-¡Lo siento!, ¡Perdón!

Morisuke se dio por vencido y miró a su alrededor en busca de alguien que podría ayudarles. Finalmente sus ojos se encontraron con los de un chico bajito, de ojos y cabellos naranja, que miraban con curiosidad la rueda zafada.

-¡Hey! ¡Niñito!, ¿Sabes como arreglar esa rueda?

El pequeño dio un saltito y con una sonrisa respondió.

-¡Si, mi señor!, ¡Se lo arreglo en un momento!

Sin más, se puso manos  a la obra, revisando la rueda y atornillándola con pura fuerza bruta.

Kenma miraba atento desde la ventana, tratando de no caerse del carruaje, puesto que al estar inclinado la puerta se podría abrir por accidente, y justo abajo había un charco de lodo, ew.

Desafortunadamente, el mundo le odia, así que la puerta se abrió y cayó de cara.

Pero como a veces el mundo le tiene un poco de lástima, el joven cabello mandarina, le sujetó a tiempo, cargándolo a modo de princesa hasta una banca del bar de enfrente.

-Ah...Muchas gracias, querido súbdito-agradeció Kenma, inseguro de usar un lenguaje muy formal.

-¿Súbdito? ¿Por qué me llama- ¡Ah! ¡Su majestad! ¡Lo lamento, no me di cuenta que era usted!

Se arrodillo en el suelo y se inclinó a modo de saludo.

-Ah, no hay necesidad de eso, muchas gracias por su ayuda, joven. ¿Puedo saber su nombre?

-¡Si, soy Hinata Shoyo! ¡Es un honor, mi señor!-.en un instante se paró del suelo y le obsequió una de sus más sinceras sonrisas al joven príncipe.

"Ah, será...¿Será esto a lo que le llaman flechazo?"

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Al volver al castillo, en las gigantes puertas doradas, el mayordomo de palacio, esperaba al joven señorito.

-Buenas tardes, su majestad, ¿Cómo estuvo su día?-.preguntó Sugawara, inclinándose al mismo tiempo que recibía el abrigo de Kozume.

-Bien bien, supongo-.respondió Kenma, con su usual indiferencia.

Al escoltarlo a la sala de estar, donde el tablero de ajedrez estaba ya puesto, listo para una nueva y emocionante partida, Sugawara se percató de que su amo se encontraba más ido de lo normal, dejando salir uno que otro suspiro, y una pequeña sonrisa.

-Su majestad, si no le molesta que pregunte, ¿Se encuentra bien? Lo veo un poco en las nubes, con todo respeto.

-Koshi, ¿Sabes si hay algún puesto libre entre los sirvientes?

-Ah, pues si, hay un cupo en el asistente personal del prínicipe, ¿por qué el repentino interés?

-Hay un chico, Hinata Shoyo, quiero que lo busquen y lo contraten para ello, traigan a su familia también, vivirán en la casilla número 10.

Sugawara, un poco sorprendido por la órden tan específica, se puso a trabajar y mandó a dos de sus mayordomos más confiables a buscar al chiquillo ese.

-Narita, Ennoshita, vayan a buscar el joven Hinata Shoyo, al parecer vive en ciudad central, llévenlo con su familia a la casilla 10, ¡Vamos vamos!.

Y entonces, Kenma subió a su habitación, donde se encontró con su hermana menor Yachi, jugando con su mejor amiga Kiyoko, heredera de un reino vecino.

-¿Qué hacen en mi habitación?-.irritado, se animó a echarlas inmediatamente.

-¡Hay un gato en la mia, y sabes que me dan alergia!-.respondió la joven princesa, moviendo su peluche en el aire.

A regañadientes, Kenma fue a buscar dicho gato, dispuesto a tener un momento de paz en SU habitación.

Al llegar, se encontró con Kuroo, sobre la cama en una pose seductora.

-Nya-

Cerró la puerta de inmediato y se dirigió corriendo al jardín, para refugiarse en los brazos de su jardinero favorito, Akaashi.

Al verlo aproximarse tan agitado, Akaashi le tomó de la mano y lo llevo a la casilla 5, donde vivía con su búho mascota, Boku-chan.

-¿Qué ocurre, Kenma?-.El chico se escondió en su pecho de inmediato, Akaashi empezó a acariciar su cabellera lentamente para que se calmara.

-Ese degenerado se coló al cuarto de mi hermana.

-¿Kuroo-san?

Kenma asintió.

-Ah, ya veo, será mejor que se quede aquí en ese caso, llamare a Konoha para que lo distraiga con pinturas de gatos.

-Gracias, Akaashi.

-De nada, Kenma.

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siempre he querido escribir algo tipo de reinos con haikyuu, puedo morir feliz.

ojalá les guste esta idea, tengo pensado seguir escribiendo el fanfic de vacaciones de los niños, pero voy a pausar la de mafia, no me da para crímenes, quiero fluff ahre.

-bayy!!


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⏰ Última actualización: Sep 17, 2019 ⏰

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