Capítulo VII

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COMO UNA FORTALEZA SIN GUARNICIÓN

"Una mente sin recuerdos es como una fortaleza sin guarnición"

Napoleón I

          Muchas veces los que pierden la memoria empiezan a desconfiar de todo y todos, puesto que no saben quién es amigo o enemigo, se ponen a la defensiva y tratan de procesar toda la nueva información que les llega por sí solos, tratando de protegerse. Sin embargo, ocurría algo curioso en el caso de Sora: el confiaba en todos y en ningún momento se mostró hostil ni distante de los demás, por el contrario, sonreía y era sumamente amable con sus compañeros.

          «Sora es un encanto» pensaba Kairi mientras lo veía intentando resolver un problema de física. Estaba más calmada luego de zarandear, empujar, pellizcar y sermonear a Riku hasta el cansancio.

          El castaño ahora era la persona más dulce y radiante; hablaba tranquila y suavemente, se mostró relajado cuando el profesor Marluxia dijo que habría un examen sorpresa de inglés y aunque no estaba obligado a presentarlo, lo realizó de igual forma. Escuchó atentamente y con gran interés las pequeñas clases que le daba su tutora en los tiempos libres, elogiando repetidas veces su excelente forma de enseñar, su elocuencia al hablar y si ¿Por qué no? Su belleza. Habló con cada uno de sus compañeros (excepto Vanitas), respondiendo lo mejor que pudo sus dudas sobre el incidente, incluso dio su mejor esfuerzo para recordar a todos y prometió pasar tiempo con cada uno para conocerlos mejor (incluso con Vanitas). No se molestó ni se le vio triste por nada en todo el día.

—Tal vez no sea tan serio como antes... Pero es tan tierno —susurró Kairi, estaba esperando que Sora terminara el ejercicio que le había puesto.

—¿Dijiste algo? —preguntó el chico levantando la vista de la hoja y mirando a su amiga con una sonrisa.

          Kairi se ruborizó, no se dio cuenta que dijo lo que pensó. Sora se divirtió con la reacción, parecía una fresa cuando se coloraba. Ella estaba perdida en los ojos del castaño y solo negó torpemente haber dicho algo. Si antes Sora le parecía encantador, ahora era irresistible.

          Estuvo con él en todo momento; evitando que se perdiera las clases por alguna distracción, que se metiera en situaciones complicadas con Vanitas, y evitando que hiciera una guerra de comida en su ''primer'' día (¿Quién haría eso?). Por más que le hubiese gustado mostrarle la escuela y el área central, las clases ese día (y el siguiente) eran super importantes, además Sora debía volver a ser el mejor estudiante de la escuela, esa era su misión.

          Estaban en la biblioteca, en una mesa ligeramente separada de las demás, faltaba poco para el inicio del último periodo y mientras ellos se entretenían en ecuaciones y ejes de coordenadas, una rubia de ojos azules, llamada Naminé, hervía de rabia observando la escena (al parecer no fue suficiente con regañar, fastidiar, sacudir y fulminar con la mirada al albino).

          La celosa rubia no culpaba a su lindo, tierno y adorable Sora, todo era culpa de esa presumida, nerd, entrometida y sabelotodo pelirroja, ah, pero no se iba a rendir tan fácil, ya había planeado algo para estar a solas con su Cariño.

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          La memoria no sirve únicamente para recordar letras de canciones, o nombres de cantantes y lugares famosos, o saberse todos los Pokémon que existen. La memoria ayuda a guardar experiencias y sucesos significativos que puedan servir en el futuro. Gracias a ella es que se puede saber que el fuego quema, qué hacer cuando alguien intenta aprovecharse de la situación, que el tipo planta le gana al tipo agua, que la velocidad es igual a la derivada de la distancia entre... A perdón eso no.

Amnesia || Kingdom Hearts ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora