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La semana había comenzado duro.
Las cuentas matemáticas, el rendir académicamente con el corto tiempo que tenían y además, llevar su negocio de cada año, las tenía vueltas locas.
-Hwalion- llamó la mayor a la morena que no dejaba dormitar en la clase de álgebra, despertando en pequeños intervalos y preocupando más a su amiga- Hey...
Hwasa hizo su último esfuerzo para recibir la botella de agua que le estaba siendo otorgada, y bebió un gran sorbo con la esperanza de por fin despertar.
No había dormido más que 3 horas y muy bien lo sabía la mayor, quien la acogió en su casa desde la tarde para comenzar el decorativo de su negocio.
Al menos ya habían terminado de diseñar, imprimir y recortar las tarjetas que irían con alguna frase romántica junto a las rosas.
Pero sus cabezas aún gritaban que faltaban las cintas, las mismas rosas y el escribir aquellas frases que sus clientes pedían.
-¿Crees que hoy podamos ocuparnos de las cintas?- preguntó en murmuros Hwasa y la mayor la tranquilizó suavemente con caricias en su pelo.
-Claro que sí, tu tranquila que todo nos saldrá bien- dijo y la menor asintió más confiada.
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Wheein miraba de soslayo como su amiga se encargaba de separar las tarjetas en distintas cajitas según el grado de clase, mientras que ella iba finalizando con las cintas de las rosas.
-¿Estás bien?- preguntó de pronto sorprendiendo a la menor, y al ver su cara de confusión, explicó- Es que llevas mucho rato moviéndote de un lado a otro, como si te incómoda algo...
-Bueno, si, es el sostén- confesó, y sonrió al ver el pequeño sonrojo de su amiga.
-Puedes... puedes quitártelo, no hay problema- dijo tratando de sonar normal, pero es que no le parecía nada normal entre ambas desde esa vez...
Hwasa dudó un poco, pero su picardía terminó ganando en su dilema mental y de un ágil movimiento, se desabrochó y sacó el sostén negro, dejando por encima la polera blanca de su uniforme.
Siguieron ordenando las cosas con un poco de música de fondo, aunque muy baja para que la madre de la mayor no despertara.
-¿Crees que debimos comprar otros colores de rosas?- preguntó la morena, sorprendiendo en el acto como su amiga le estaba mirando sus tetas.
-Eh no, nono, ya pensaremos algo para la semana de la amistad- hablo tartamudeando y a Hwasa le pareció lo más tierno que había visto y escuchado en todo el mundo.
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Los suspiros, besos, abrazos y rechazos se escuchaban y veían por doquier.
Las Mrs Cupidos, como se les conocía a las amigas genio, reían mientras repartían y replagaban de amor el Instituto.
Wheein entregó la última rosa que tenía en su canasto y sonrió feliz, ya había acabado por fin con esta locura.
Caminó a paso rápido hacia el salón donde debía estar su mejor amiga, esperando encontrarla ya lista para irse a su cafetería favorita a celebrar.
Pero cuando creyó que verla haría mejor su día, se equivocó completamente.
Hwasa y Kwon Hyuk Woo, más conocido como Loco, hablaban apartadamente y su amiga tenía una de las rosas que vendía, mientras la acariciaba tiernamente.
El chico dió un impulso de valor a los ojos de Wheein y la atrajo a su pecho, siendo el abrazo correspondido por la morena.
Sin poder moverse, vio como los dos hacían una bella pareja, ignorando las miradas indiscretas de los demás, manteniéndose abrazados mientras susurraban algo.
-¿Wheein?- preguntó Solar preocupada al verla llorar, haciendo un espectáculo y que la mayor saliera corriendo humillada.
Hwasa salió en su búsqueda, y como si fuera capaz de leerle la mente, fue directo a la azotea para ver a su amiga viendo el atardecer.
-¿Wiwi?- preguntó despacito y la nombrada sonrió un poco por el tierno apodo, pocas veces le decía así- ¿Por qué lloras?.
A la mayor de dio vergüenza mirarla, pero tuvo que hacerlo cuando sintió las manos de su amiga limpiar sus mejillas y moverle el rostro.
-Deberias estar con Loco- dijo omitiendo la pregunta planteada.
-Wheein... que estás di- el gesto de la mayor hizo que la morena entendiera todo- ¿crees que estamos juntos?.
Wheein asintió apenada, debería estar feliz por su amiga, por que al fin encontró un buen chico que la quisiera.
Pero no lo estaba.
El ardor en su corazón no la dejaba.
-Loco... él no se me ha declarado- dijo intentando de no sonar burlona, pero una risita se le escapó.
-¿Ah, no? ¿Y la rosa?- preguntó y Hwasa acortó la distancia.
-Es para ti... de mi para ti- dijo y rió nerviosa.
La mayor no dijo nada y eso hizo que la menor se lo tomara como un rechazo silencioso.
-Lo siento- dijo la morena con la intención de irse, pero Wheein lo impidió con sus manos, para luego reforzar el agarre con sus labios.
De apoco se fueron reconociendo, como aquella vez en la fiesta decimoctava de la mayor.
Pero en ese entonces, la amistad valía más que una declaración amorosa.
Fin