Hoy nació el más hermoso.

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Hay que decir que, cuentan las leyendas que una reina una vez dio a luz a un joven príncipe, como cualquier bebé no era especial, además de pertenecer a la nobleza no poseía ninguna gracia, pero su piel era blanca, tan blanca como el hielo, tal vez como la misma nieve, algo que durante su época era signo de belleza, tantas mujeres envidiarian la piel del bebé varón, ya que muchas solían abrirse pequeñas cortadas para perder sangre, así de ese modo verse más blancas y ser más codiciadas, sin embargo gran don para ese niño haber nacido con tal blancura, seria mucho más útil si hubiera sido una mujer; podríamos decir que era albino, pero este no sufría ningún daño por el sol, es más, en cuanto creció lo que más amaba era pasar junto a su madre en los campos del reino cuando el sol daba su máximo calor.
El niño tímido creció, nunca tuvo muchos amigos realmente, casi todas las personas que conocía eran servidumbre, gente que reaccionaba a sus ordenes, mas aun conoció al príncipe vecino, hijo de los reyes aliados a sus padres, sin saber que ellos habían acordado unir a los hijos prójimos de ambos en sagrado matrimonio.
Un acuerdo que se fue por el caño en cuanto descubrieron en el parto que el bebé nació varón. Pero inevitablemente una amistad nació entre ambos niños, siendo Leo, dos años mayor que él menor.
David fue el nombre dado al bebé que una vez crecido mostró una cabellera negra, tan negra que hacia contraste con su blanca piel, con ojos azules, cejas gruesas, unos labios carnosos de color rojo, y unas pecas que cubrían su rostro y le daban un toque tierno a la apariencia del niño. Su pelo no era lacio ni chino, era de un rizado crespo de apenas unos notables enredos, pero lo que más resaltaba del niño era su cara de rasgos femeninos y mirada inocente, era androgino, pero su belleza radicaba más en su interior, una pureza que era visible con cada sonrisa que le daba a la vida a pesar de ser un niño solitario.
Leo intento acercarse a él, solían pasar las tardes en la camara del menor, Leo era un chico de rasgos más varoniles y duros, pero delicados, con una sonrisa encantadora llena de confianza y amabilidad, algo que ayudo a David a abrirse más ante aquel príncipe.
Al cumplir los 11 años David encontró en su amigo Leo, alfo más que solo amistad, sin saberlo y sin que nadie se lo dijera, el pequeño David se había enamorado de su mejor amigo, no sabia ni como paso, solo, paso. Las confusiones eran muchas, jamás pensó en un futuro con alguien, ya fuera una hermosa princesa o Leo, no había pensado en eso antes. Poco a poco el secreto se volvía cada vez más secreto, algo personal, algo que solo él sabía, algo que no tenía el valor de contar, pero que le consumía el alma cada vez que estaba cerca del mayor.
Así era el amor, él lo sabia, savia que era amor, y sabía que no podía contar con nadie, era algo que debía guardarse a si mismo por alguna extraña razón, que ni siquiera él comprendía del todo. Llego un otoño y la Reina enfermo, termino siendo tan fatal que la pobre mujer termino muriendo, el Rey en su duelo dejo el reino desprotegido, pero un hechicero llego a las puertas con una profecía, decía que el pequeño David nació con el don de dar a luz a hijos propios si consumaba su relación con otro hombre, pues era un doncel, un varón con la capacidad de parir que solo aprecia cada 100 años, de ahí el viejo trato enterrado y olvidado por los reyes había vuelto en pie. Lo importante era que los reinos tuvieran una unión de sangre, creyeron que al ser ambos varones no podría haber tal unión, pero ahora que descubrían que uno de los dos podía tener hijos, el hecho de que siguiera siendo un hombre dejo de ser importante; de ese modo el Rey tuvo apoyo de los otros Reyes para proteger el reino en lo que lidiaba con su dolor.
Por su parte todo fue rápido para David, no creyo que de un día para otro no volvería a ver a su querida madre, pero dado que no le daban mucha información, permaneció en la ignorancia, y eso fue de ayuda pues continuo siendo el mismo dulce niño.
Años después, otra mujer llego a la vida del viejo Rey, una baronesa había ganado el corazón del Rey, sin embargo, días después de la boda, por una enfermedad el Rey murio, dejando al pobre de David huérfano. Esa muerte David si la lloro, ya era más grande y conciente de que era la muerte, y si bien un día razono que su madre habla muerto, fue algo que comprendio y no le afecto gracias al tiempo, pero perder a su padre fue un duro golpe para él, y su nueva mamá no era muy agradable con él, tal vez el mundo le tenía odio, pero no dejo de sonreír, aun tenía a Leo a su lado y él pensaba que eso no iba a cambiar nunca, Leo lo protegía de los abusos de su madrastra cada que podía, aun si esta amenazaba con romper la alianza con sus padres (lo cual no le convenía) e iniciar una guerra. David durante todos esos años no cambio sus sentimientos por Leo, al contrario, se hacían más fuertes cada que se sentía más seguro en los brazos del príncipe azul, y sin saberlo sus sentimientos ocultos eran correspondidos.
Si tan solo los hubiera revelado antes...

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⏰ Última actualización: Sep 24, 2019 ⏰

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