Parte Uno : Por sorteo

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Jamás pensé que me haría su amiga, una de sus mejores amigas de hecho, aunque quisiera ser más que eso. A veces pienso que quizás no sea la persona que él imagina, al menos lo intentaré. Lo intentaré, ese es el problema. Nunca me tuve demasiada confianza en mi para darle enfrentar mis sentimientos, ni mucho menos para decírselo. Soy muy tímida y una tonta. Que no sabe aprovechar las oportunidades.

Recuerdo el día que lo conocí como si fuera ayer. La lluvia caía con intensidad sobre la ciudad. El diluvio había inundado todas las calles de tierra y era casi imposible de transitar. Era peligroso y podía correr con la mala suerte de embarrarme, ensuciar mi ropa y para colmo, preocupar a mi padre y a mi primo Neji. Caminé apresurada sabiendo lo arriesgado que era. Mi reloj marcaba las siete y media de la tarde y la tormenta parecía que no cesaría por un buen tiempo. Ese no era el mayor problema, pues el frío me torturaba, mis piernas estaban congeladas por completo y mi cuerpo entero tiritaba. El tercer cuatrimestre estaba a la vuelta de la esquina. De solo recordarlo, sentí que los nervios se acumularon en mi estómago. 

Al caminar varias calles por ese sendero de barro y en plena oscuridad, sentí que alguien e estaba siguiendo, era como si me hubiese vuelto paranoica. No entendí por qué me sentí así, mi corazón se aceleró de golpe y pude notar la presencia de alguien detrás de mi. No tardé en darme cuenta que era más de una persona y que las voces eran masculinas, no quise voltear a comprobar sus rostros, sentí que el miedo se apoderó de mí y cerré los ojos por reflejo; como si de esa forma pudiera protegerme de la inminente amenaza. No abrí los ojos hasta que ocurrió lo demás.

Escuché dos voces, una grave y la otra, de alguna manera, me generaba confianza. El sujeto que tenía la voz más gruesa me acorraló contra la pared más cercana y me susurró al oído que quería mi dinero. Por supuesto me negué y como no quise darle lo que quería, sus manos rozaron mi uniforme y amenazó con desprender mi bufanda y luego atravesar la tela. Quería tocarme. Cerré los ojos, fruncí mis labios con temor, quería que alguien viniera a ayudarme. Nadie aparecería. Lo sabía. O eso creí...

—Déjala en paz.

Su voz hizo que abriera mis ojos de golpe y al chocar con su figura, mi corazón se aceleró, su voz aterciopelada me generó confianza de inmediato. Sus cabellos rubios alborotados me parecieron excéntricos. Y sus ojos azules me cautivaron.

—¿EEh? —volteó el sujeto con expresión de fastidio.

Entonces pude ver que el muchacho que me había intentando tocar, tenía un aspecto vulgar y una gorra de color verde, su piel era morena y tenía barba, aparentaba ser muchísimo mayor que yo.

—¿Tu quién demonios eres?—masculló entre dientes.

—Uzumaki Naruto—replicó orgulloso—Y no dejaré que le pongas un solo dedo encima ¿oíste?

—¿Ah? ¿Uzumaki Naruto? —repuso con sorna—. ¡Qué nombre más patético!¿Y qué pretendes hacerme niñato?

—Por ahora nada, pero si se te ocurre hacerle algo, te patearé el trasero una y otra vez.

—Eres hombre muerto imbécil.

El sujeto se acercó en dos zancadas al rubio, lo sujetó de su camperón azul y lo jaló con fuerza hacia él. No quería verlo. Por una extraña razón no quería ver cómo recibiría ese golpe. Cerré los ojos y cuando los abrí de nuevo el chico que me atacó estaba tendido en el suelo, todo moretoneado e inconsciente. Parpadeé confundida y algo en trance.

—¿Estás bien? —se acercó y me sonrió—. No te preocupes ese tipo no te volverá a molestar nunca más. Mi nombre es Uzumaki Naruto. Soy del colegio de Konoha—señaló la insignia del colegio, era el mismo instituto que el mío.

Una Navidad con Naruto (NaruHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora