Bliden estaba parado, estático como una foto, al igual que la Monalisa; con la mirada fija puesta en Samuel, aquella estatua estaba atónita con la escena que había visto ante sí.
Bliden de verdad sentía que aún podía ver al corazón latiendo fuera del tórax, tratando de mantener su cuerpo de origen con vida con todas sus fuerzas, sin tener la capacidad de darse cuenta que ahora se encontraba en un suelo de concreto, sin arterias que lo conecten a ningún lado. Cesando su latido de manera lenta y agonizante.
Bliden tenía en cuenta que este evento era imposible viéndolo en el sentido biológico. Pero era capaz de creer cualquier cosa al conocer a un sujeto como Samuel.
Los sonidos de disparos y explosiones ocurriendo de todos los lados se volvieron nubes en una imagen con un solo peso visual. El único peso visual, en este caso, era la inocente, y hasta cierto punto tierna, sonrisa de Samuel.
-Camarada -Dijo Samuel, interrumpiendo el shock de Bliden-, ¿te habrás olvidado de tu rifle haya abajo? Deberías agarrar uno de estos... quizá el de esta mujer. ¡Me encantan estos rifles a larga distancia y con estas lujosas miras telescópicas!
Bliden no se había dado cuenta que el soldado ruso que había sido despojado de su corazón, era en realidad una mujer. Una de las muchas mujeres francotiradoras que participaron en el ejército soviético. Lo cual, al ser una época distinta, lo impresionó, y lo llenó de tristeza a una pobre mujer ser asesinada de un modo tan desagradable.
-No gracias -Respondió Bliden. -, soy terrible con los francotiradores, tengo preferencia hacia las ametralladora o un subfusil.
-Ah estás de suerte, ¡aquí hay una de las gigantes! jaja, tiene un cargador redondo, ¡qué peculiar!
Bliden no sabía que ametralladora era aquella, ya que era parte del armamento soviético, no del alemán. Pero basándome en como es descrita, puedo asumir que era una Degtyerev DP 27 la cual era muy común en el campo de batalla ruso.
Bliden aceptó el arma, y entendió como utilizarla en un par de minutos. Contó los cargadores y buscó suministros dentro de los cuerpos. Ninguno tenía ninguna especie de alimento. En ese momento Bliden se dijo para sí mismo "¡Qué se podía esperar de unos comunistas!".
-Podríamos comernos el corazón -Dijo Samuel, después de notar que Bliden estaba buscando comida. -, sé muy bien como prepararlos para que queden deliciosos.
-NEIN.... digo, no gracias. (no pude resistirme en colocarlo en Alemán)
Bliden, por mucha suerte, ya había terminado de guardar los cartuchos de la ametralladora en su bolso de mano personal cuando un grupo de soviéticos empezó a disparar en su posición.
-¡AL SUELO CAMARADA -Gritó Samuel al instante-, TENEMOS ENEMIGOS DEL FüHER DISTURBANDO NUESTRA LABOR!
La situación parecía, para Bliden, perdida cuando notó que una granada fue lanzada, y cayó justo al centro del techo. Pero fue entonces cuando Samuel se lanzó hacía la granada dando una voltereta de carnero en el suelo y agarró el explosivo con la mano apenas rompió su forma de canica, y lo lanzó devuelta al pararse nuevamente del suelo. Todo en un plazo de dos segundos.
La granada explotó en el aire, ya que había pasado mucho tiempo desde que el seguro había retirado. Pero al parecer las metrallas liberadas por la explosión lograron herir a alguien, ya que se logró escuchar un grito de dolor desde abajo.
-¡Nuestra posición está comprometida! -Gritó Bliden a Samuel. -¡Debemos movernos a una nueva y más ventajosa para disparar devuelta!
Samuel concordó con la filosofía de Bliden, pero antes de irse, tomó el corazón sucio del cuelo y lo llevó en su mano hasta abajo. Bliden entre tanta acción no quiso ni preguntarle por qué.
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Sam el Grande
Historical Fiction#AVISO# #Esta historia contiene una gran cantidad de escenas violentas que podrían poner incómodo a cualquier persona que sea muy sensible al gore. También, esta historia se narra desde la perspectiva de soldados Nazis. Si el tema del nazismo te ofe...