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Les habían dado 20 minutos y no iba a desperdiciarlos por nada en el mundo.

Cuando la policía se llevó a Jackson y a los demás, salió de allí tan rápido como pudo acompañado de su abogada y sus amigos detrás suyo.

Pero en vez de meterse a la habitación que les habían asignado fue hacia la parte trasera del lugar, tratando de buscar un lugar donde respirar aire fresco. Necesitaba un poco de eso para poder sobrellevar la última parte.

Sabía que tenía que volver a contar su martirio, volver a abrir esa herida que había tratado de cerrar con todo su esfuerzo.

Sus pensamientos estaban siendo tan abrumadores que no pudo escuchar que alguien se acercaba y evitar aquel encuentro.

—Jimin, no puedo creer que pagaras así el amor que te tengo ¿Haciéndote la víctima?

Demonios, ¿Su suerte no podía ser peor?

Se volteo encontrando a un Jackson claramente enojado y agradeció que seguían en un lugar público, sabía que este no le haría nada ¿O sí?

¿Aun crees que Jackson no es capaz de todo? Idiota.

—Jackson, tu no deberías estar aquí—se maldijo cuando su voz titubeo, tenía que ser fuerte, pero ¿Cómo?

—Sí, no estaría aquí con esta estúpida ropa si no hubiese sido por ti, maldita cerda malagradecida

—Jackson, deja de decirme así no tienes derecho...

— ¿No tengo derecho de qué? —susurro este acercándose tanto a su cuerpo que estaba seguro de que él podía escuchar como su corazón latía con más fuerza. —Tú me perteneces, ¿Oíste? Me perteneces, eres mío y a lo mío yo le hago lo que quiera—su mano tomo su cuello con tanta rapidez que no pudo evitarlo, poniendo el hecho de que estaba totalmente petrificado. —Si yo quiero puedo romperte el cuello o ver cómo te asfixias porque eres mío, eres un asqueroso objeto desechable—empezó a apretar su cuello siendo suave al inicio, mientras su rostro se acercaba al suyo. Trato de empujarlo, pero tenía miedo, solo quería estar en aquellos brazos fuertes que prometían sostenerlo a cuesta de todo.

¿Por qué no estás aquí? Te necesito.

El miedo de que su pesadilla nunca acabara se extendió por todo su cuerpo, haciéndolo temblar como un animalito con frío.

Sus lágrimas no tardaron aparecer causando el gruñido de molestia de Jackson.

—Por todo estas llorando, ¿Eres una niña o qué? Pensé que sería fácil, pero entonces me encantaste tanto que no pude entregarte—su mano dejo de apretar su cuello y acaricio su cuello, tan repulsivo y asqueroso que solo recordaba aquellos tortuosos momentos que parecían jamás desaparecer de su mente. —No me acerque a ti por tu linda y falsa sonrisa, tenía que matarte e iba a ser tan fácil pero entonces tu tan inocente me dejaste entrar en tu vida y fue aún más fácil tener tu corazón, me costó tener tu cuerpo y cuando lo tuve me volví adicto, pero tu llegaste a creer que eras libres de elegir—las caricias se convirtieron en dedos apretando su ya maltratado cuello, definitivamente las marcas quedarían allí. —Tu tiraste a la basura el favor que te hice de no matarte, mate a varias personas por no deshacerme de ti y con todo eso se te ocurrió ponerle más atención a tus estudios y a tu estúpido baile, como si lo hicieras bien eres la persona más ridícula que he conocido

—Jackson... no puedo respirar... —este apretó el agarre como si hubiese pedido eso y Jimin tratando de liberarse empezó a rasguñar su brazo y a patalear.

Quería luchar, con todas las fuerzas que aun tuviese.

—Así mismo—susurro con una sonrisa triunfante en su rostro. —Retuércete como la rata escurridiza que eres, cuando este juicio acabe y gane te arrepentirás de lo que me hiciste—este se acercó a su oído aun sin dejar de apretar su cuello, su respiración cada vez era peor. —Voy a ganar, porque el juzgado es una bola de imbéciles que compre ¿Creíste que ibas a ganar? No Jimin, te lo dije me perteneces y jamás te libraras de mi